Logo Studenta

Los cambios climáticos y el nivel del mar durante el Pleistoceno, ejercieron una gran influencia sobre la existencia y distribución de los vertebra...

Los cambios climáticos y el nivel del mar durante el Pleistoceno, ejercieron una gran influencia sobre la existencia y distribución de los vertebrados en las Antillas, y durante la última glaciación predominaron las condiciones secas y áridas (Pregill and Olson, 1981), lo que pudiera explicar la extinción del cocodrilo cubano en Bahamas y Gran Caimán en ese periodo. La desaparición de cocodrilos y muchas otras especies de vertebrados de Gran Caiman durante los últimos 500 años, probablemente resultó de la combinación de la destrucción del hábitat por el hombre y la depredación (Morgan and Woods, 1986). 3.2. Distribución pasada en Cuba. El origen de los reptiles cubanos, las vías mediante las que arribaron al territorio y la forma en que ocuparon los hábitats disponibles constituyen cuestiones complejas y no del todo esclarecidas (Rodríguez, 1993). Evidencias de tipo fósil y sub-fósil dan testimonio de una distribución más amplia de C. rhombifer en Cuba durante el Pleistoceno y tiempos más recientes. En Cuba existen 37 yacimientos con restos de cocodrilos distribuidos en siete provincias, y es significativo que los restos fósiles de cocodrilos encontrados se asocian con tres mamíferos terrestres identificables: un perezoso megaloníchido (Imagocnus zazae), un roedor capromido isolobontino (Zazamys veronicae), y un primate platyrrínido (Paralouatta marianae; MacPhee et al., 2003). Restos subfósiles del Pleistoceno superior y del Holoceno inferior de C. rhombifer son conocidos al menos en cuatro áreas de la parte central de Cuba. La mayor colección de material fósil de C. rhombifer ha sido obtenida en los Baños de Ciego de Montero, al norte de la provincia Cienfuegos, a finales del siglo XIX, asociados con restos de desdentados como el gigante perezoso (Megalocnus), entre otros, y que muestran señales evidentes de marcas de mordidas que sugieren la depredación de esos extintos mamíferos por el cocodrilo cubano (Varona, 1984). Dada la falta aparente de depredadores de los grandes mamíferos, el cocodrilo cubano pudo haber sido un depredador importante de la megafauna del Pleistoceno en Cuba, y pudiera explicar en parte su naturaleza, casi terrestre. Los otros tres sitios donde han sido encontrados restos de cocodrilo cubano son los Casimbas de Las Llanadas, en la Sierra de Jatibonico, provincia Las Villas (actualmente provincia de Sancti Spirítus), las cuevas de Cueiba en la Sierra de Remedios (Varona, 1984) y, recientemente, en Sagua la Grande, al norte de la Provincia de Villaclara. La presencia de C. rhombifer a lo largo de la costa central del sur de Cuba, la Isla de Pinos y quizá en el Archipiélago de los Canarreos, sigue lógicamente la extensión conocida de hábitat terrestres durante el pleistoceno (Figura 1.1), pero su ocurrencia en Gran Caiman representa un misterio biogeográfico. 3.3. Distribución Actual Desde el siglo XIX la localidad geográfica de esta especie se sitúa en dos zonas bien definidas: la Ciénaga de Zapata, situada en la región occidental de Cuba, al sur de la provincia de Matanzas, y la Ciénaga de Lanier, Isla de de la Juventud, antigua Isla de Pinos (Gundlach, 1880; Barbour and Ramsdem, 1919; Varona, 1966). En la Ciénaga de Lanier, humedal natural de aproximadamente 100 km2 de extensión, la población silvestre original de cocodrilo cubano fue virtualmente extirpada durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX (Rodríguez, 2000). Se ha sugerido que una combinación de una intensa caza para la piel en la década del 20 del siglo XX, una intensa sequía, y un fuego intenso en 1926 puede haber reducido severamente la población e incluso haberla extinguido (Rodríguez et al., 2000). Los cocodrilos observados y capturados en la Ciénaga de Lanier y en el sur de la isla de Pinos han sido Crocodylus acutus (Garrido, 1980). Pero C. rhombifer en esta localidad donde se creía extinta fue redescubierta en 1977 (Varona, 1984). La población actual es el resultado de un programa de reintroducción iniciado en 1994, a través del cual se han liberado 600 ejemplares de diferentes categorías obtenidos en cautiverio, que actualmente ocupan una superficie menor de 100 Km² (Rodríguez et al., 1996), compartiendo este hábitat con otras dos especies de Crocodylia: el cocodrilo americano, que ocupa preferentemente las zonas de aguas salobres y saladas que se encuentran hacia los extremos oriental y occidental de la ciénaga, y la babilla, Caiman crocodilus, que está ampliamente distribuida y es abundante sobre todo en presas y micropresas de la parte norte de la isla, en toda las localidades de ciénaga de inundación periódica y en las lagunas naturales de la ciénaga de Lanier (Berovides et al., 2000). En los cayos de los Canarreos fue reportada la presencia del cocodrilo cubano por cazadores de cocodrilos entrevistados por Varona (1966), pero su presencia no ha sido verificada. 4. Identificación del cocodrilo cubano como especie La investigación científica aplicada al conocimiento del cocodrilo cubano se desarrolló hasta la primera mitad del siglo XX fundamentalmente en el terreno de la paleontología y la taxonomía, y es en esa etapa cuando se da la determinación de la especie por Cuvier (1807) y la identificación por Leidy (1868) de los restos fósiles descubiertos en Ciego Montero por Carlos de la Torre (Rodríguez et al., 2000). Varona (1987) reseña brevemente las referencias históricas sobre la especie en el período comprendido entre 1699 y 1985. Los reportes históricos de Dampier (1699) proveen pruebas discutibles de que el cocodrilo cubano fue visto por los europeos en las Islas Caimán, así como en Isla de Pinos (actualmente Isla de la Juventud), Cuba. Ha existido un persistente error en la literatura de las especies de cocodrilos que ocurren en Cuba en cuanto a su nombre. Según Humboldt (1826), la existencia de dos especies de cocodrilos en Cuba era conocida desde el siglo XVI, adjudicando como cierto lo relatado por Dampier (1699): “… en la Isla de Pinos y en los innumerables juncales de la costa de Cuba hay cocodrilos y caimanes al mismo tiempo…” Cocteau (Sagra, 1843) niega valor a esa referencia, exponiendo que fue precisamente Humboldt quien da a conocer al mundo científico la existencia de dos especies de cocodrilos para Cuba. La presencia de cocodrilos y caimanes fue reportada también por el Padre Antonio Perpiñá, en 1889, en un número de localidades en Cuba (Varona, 1987). Humbold (1826) da por hecho que dos especies de cocodrilos estaban presentes en Batabanó, región situada en la costa sur de la Habana, pero confundió el nombre común, nombrando erróneamente a C. rhombifer “caimán”; así mismo los confunde Cocteau en Sagra (1843), hasta que fue esclarecido por Gundlach en 1868 (Varona, 1987). Cuvier (1807) nombra la especie Crocodylus rhombifer basado en la descripción de un cráneo, sin conocer su procedencia, que aún era ignorada en 1825 (Cocteau en Sagra, 1843). En el año 1833, Cocteau envío al Museo Real de París desde Cuba un ejemplar de cocodrilo vivo, y colectó varios más para

Esta pregunta también está en el material:

Tesis_Ramos_Targarona
332 pag.

Ciências Victor HugoVictor Hugo

Todavía no tenemos respuestas

¿Sabes cómo responder a esa pregunta?

¡Crea una cuenta y ayuda a otros compartiendo tus conocimientos!


✏️ Responder

FlechasNegritoItálicoSubrayadaTachadoCitaCódigoLista numeradaLista con viñetasSuscritoSobreDisminuir la sangríaAumentar la sangríaColor de fuenteColor de fondoAlineaciónLimpiarInsertar el linkImagenFórmula

Para escribir su respuesta aquí, Ingresar o Crear una cuenta

User badge image

Otros materiales