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las historias modifican sus estructuras narrativas y sus objetivos pragmáticos para cumplir unas precisas funciones. Nosotros dirigimos nuestra his...

las historias modifican sus estructuras narrativas y sus objetivos pragmáticos para cumplir unas precisas funciones. Nosotros dirigimos nuestra historia fundamentalmente a estudiantes de cursos iniciales. Por ello, queremos, desde el principio dejar claro qué funciones pretendemos que cumpla dentro del currículo formativo de los futuros psicólogos y psicólogas, donde se le reconoce un lugar relevante como materia troncal. El explicitar los usos creemos que ayuda a evitar que se cometan (ab)usos en su nombre, como, por ejemplo, deslegitimaciones (p.e. la lectura histórica que ciertos autores cognitivistas hacen de Watson o Piaget), ceremonialismos vacuos y mitificaciones [p.e. en Leipzig (1879) nace la Psicología con Wundt; Watson y Rayner inician la Modificación de Conducta con el caso “Alberto”). En síntesis, agrupamos las funciones de la historia en tres grandes categorías: • Función pedagógica (docente-formativa). Responden al objetivo genérico de la materia, ofrecer al estudiante un argumento histórico con el que diferenciarse de estudiantes de otras disciplinas, y con el que alcanzar un mínimo de uniformidad, si no de disciplina. Ofrece ayudas didácticas para que un estudiante sea capaz de perspectivizar e integrar los materiales (habitualmente dispersos) de la disciplina en que se está socializando. Pretende conducir a su público objetivo hacia la apropiación de una conciencia de la diversidad del proceder de la Psicología, capacitándole para integrar, desde una óptica genética, lo plural en una estructura general que coordine las variadas manifestaciones contemporáneas de la Psicología, y las dote de unidad y significado. No resulta fácil descubrir complementariedad en esa variedad tan característica del saber psicológico. Tampoco resulta fácil integrar el apresurado y esquemático conjunto de síntesis verticales internas (¿historias?) que recibe en la amplia oferta de materias que hoy ponen a su disposición los planes de estudios (mini historias justificadoras de la asignatura concreta). La historia contribuye, además, a la conformación de un carácter realmente científico. Proporciona antidogmatismo, mesura, humildad, tolerancia, espíritu crítico. Despreciar la historia no significa escapar a su influjo; uno puede verse distorsionado y dominado por presupuestos que le condicionan, sin tener conciencia de ello. Conocerla ayuda, por el contrario, a ser más libre. • Función heurística, tanto positiva como negativa. La historia, además de sugerir líneas, problemas y estrategias interesantes pero olvidadas o pasadas por alto, permite, al dar a conocer lo que se ha hecho, evitar repeticiones estúpidas o baldías, y reproducir errores. Constituye una fuente inagotable de posibilidades de acción. Cuando hablamos de Historia de la Psicología no sólo nos referimos a ella en cuanto materia de conocimiento en sí, generada por quienes historiamos, sino también en cuanto método. El estudiante debe (y puede) adquirir un cierto número de destrezas metodológicas (p.e. conocimiento y manejo de fuentes, análisis y comentario de fuentes) que le habiliten para dialogar con los textos, recursos o instrumentos de temática psicológica, de cualquier momento del tiempo, que puedan ser relevantes tanto historiográfica, como académica o profesionalmente. • Función legitimadora. La historia también se utiliza para justificar el valor, y no sólo la mera existencia, de la disciplina; así como el carácter propio de los conocimientos y las técnicas que ofrece, y ello hacia adentro y hacia afuera. Ejerce un papel demarcador (otorga identidad). El estudio del pasado desde el pasado (máxima historiográfica desde el punto de vista de la investigación), no tiene por qué estar reñido con la legítima necesidad de tornar inteligible el presente (máxima historiográfica desde el punto de vista de la docencia). Siempre atentos a la idea de que el progreso pudiera haber sido otro, el alumno debe asumir su presente tal como es. Pero, para ello, es preciso poner en relación lo que ha sido el pasado con lo que es el presente de la disciplina, ese presente en el que se halla instalado el estudiante. Contribuye, pues, a desarrollar una sana conciencia de contingencia temporal (y contextual). Genera, en definitiva, un presentismo responsable, respetuoso con el conjunto de posibilidades que han llevado a una concreción disciplinar determinada, y un justificacionismo no menos responsable, ya que continúa resultando necesario legitimar, hacia adentro y hacia afuera, la existencia de una disciplina como la Psicología, que oferta un amplio conjunto de conocimientos, productos y servicios. Ayuda, en definitiva, a configurar y mantener una cultura disciplinar y una identidad social: la de integrante de la comunidad disciplinar de la Psicología. 2.1. Psicología o ¿Psicologías? Un problema fundamental hoy día cuando uno se aproxima a cualquier Ciencia, es el de la división “del saber” y “del trabajo” en compartimentos estancos, con el consiguiente aislamiento y abandono a los recursos propios, que produce, en el mejor de los casos, un destacable empobrecimiento y provincialismo científico y cultural. El problema se agudiza como consecuencia del crecimiento acelerado de conocimientos más y más especializados, y de la adecuación de los curricula a una temprana especialización, como si la Psicología fuera cada vez menos un conjunto en cierta medida disjunto de conocimientos científico-técnicos, y más un racimo de ámbitos con poca o ninguna comunicación entre sí. Parece como si el paso de la “pequeña” a la “gran” Ciencia psicológica hubiera desembocado en el triunfo de lo concreto sobre lo general, de los específico sobre lo global, hubiera dirigido al científico exclusivamente hacia aquello que le es propio, con absoluto desprecio del resto, le hubiera empujado a conformarse con una visión lo más actual posible de su ámbito de especialización en detrimento de la necesaria visión de conjunto. “Si bien no cabe duda de que hoy existe una tendencia a la unificación (en las hipótesis explicativas de la Psicología) (...) sin embargo no deja de ser cierto que dicha unificación es un programa de cara al futuro, más que una realidad y que en múltiples sectores de nuestro dominio de estudio todavía se encuentra un amplio surtido de interpretaciones”, y la razón de esto está en “la diversidad de modelos posibles, ya que la vida mental tiene su origen en la vida orgánica, se desarrolla en la vida social y se manifiesta por medio de estructuras múltiples (lógica, psicolingüística, etc.); de ahí que exista una gran diversidad de modelos según dominen los ensayos reduccionistas de carácter organicista, fisicalista, sociológico, los intentos de alcanzar la especificidad psicológica en las transformaciones del instinto en dialéctica con el yo, en las manifestaciones del comportamiento, o en el desarrollo en general, el todo bajo formas más o menos concretas u orientadas hacia modelos abstractos.” (Piaget, 1973). Esta brutal súper especialización incluso lleva a perder el necesario contacto con el núcleo básico del conocimiento existente, y, cada vez en mayor proporción, ni siquiera se puede llegar a dominar totalmente el área del propio trabajo, lo que ha obligado, incluso por imperativo legal, a los científicos a escindirse en departamentos y áreas de conocimiento, sociedades, revistas, sistemas de promoción, congresos más y más específicos, que se ocupan de un limitado dominio, ignorando el resto. Tampoco ayuda en nada el hecho de que el psicólogo se mueve, frecuentemente, entre niveles muy dispares, que van desde la proximidad a la biología y la farmacología hasta la técnica de encuestas o marketing pasando por toda la gama de psicoterapias de las pulsiones inconscientes, todo lo cual añade confusión y ambigüedad a su figura. La situación de la Ciencia psicológica conlleva un grave peligro, el de su posible enajenamiento, el que se vuelva extraña a sí misma, que olvide el conjunto nuclear de cuestiones que dan sentido y justificación a su existencia, y las especiales características de su sujeto/objeto de estudio, un sujeto complejo epistemológicamente, con una indisoluble dimensión histórico-social, que impide un tratamiento del mismo idéntico al que las Ciencias radicalmente positivas realizan con el suyo. ha logrado una condición tan fragmentada y tan ramificada que hace imposible que dos personas cualesquiera lleguen a ponerse de acuerdo respecto de su ‘arquitectura’. Incluso si una arquitectura pudiera llegar a ser fidedignamente percibida, sería muy dudoso que todas sus subestructuras pudiesen ser consignadas en cualquier estudio único que tuviese una oportunidad de ser completo antes del comienzo del tercer siglo de la Psicología Cambiando la imagen, la Psicología contemporánea es totalmente similar a un desordenado rompecabezas que carece de ‘figura oculta’” (Koch y

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Historia de la psicologìa
538 pag.

Psicologia Universidad Nacional Autónoma De MéxicoUniversidad Nacional Autónoma De México

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