Logo Passei Direto
Buscar
Material
páginas com resultados encontrados.
páginas com resultados encontrados.

Prévia do material em texto

Introducción 
 
“El hueco que la obra genial ha producido a nuestro alrededor es un buen lugar para 
encender nuestra pequeña luz. De allí la inspiración que irradian los genios, 
la inspiración universal que no sólo nos impulsa a la imitación”, dijo alguna vez 
el escritor alemán Franz Kafka, reconocido por obras literarias como El proceso, 
La metamorfosis y El castillo. 
Este es el efecto que muchos discursos han tenido a lo largo de la historia, y la razón 
por la cual son recurrentemente citados más allá del paso de los años. Se trata de 
obras geniales que lograron encender la pequeña luz que se encontraba dentro de 
personas o pueblos, inspirándolos a hacer cosas tan fascinantes como atroces, según 
el caso. 
 
En distintos momentos y circunstancias, ciertos discursos han propiciado guerras y 
restablecido la paz, han llevado a personas a ser capaces de vencer las barreras de sus 
propias limitaciones y a obtener resultados que ni ellos creían posibles, y han 
influenciado la evolución de naciones. 
 
Tal es así que la propia historia parece haberse construido a sí misma a través de estas 
oratorias. Sus acontecimientos más emblemáticos parecen puntuados por 
líderes que supieron hablar con la voz de pueblos, de un modo que parece trascender 
el plano terrenal. 
 
Estos discursos, en definitiva, son momentos históricos anclados en un contexto 
social, político y económico, y su narración es la narración de ese momento, traducida 
con los ojos de una persona que supo no solo comprenderlo y expresarlo, sino 
también elevarlo a la conciencia del conjunto y transportarlo a sus propias 
emociones. 
 
Así, este recorrido a través de los cincuenta de los discursos más inspiradores de los 
siglos XX y XXI pretenderá, al menos en parte, reconstruir algunos de los momentos 
históricos más emblemáticos que la humanidad ha vivido en estos más de cien años. 
 • 
 
 
 
 
 
 
 
 
Mahatma Gandhi (1916) 
 
“No hay salvación para India” 
 
Si de líderes que han sabido canalizar la voz de una época y encender las luces 
de pueblos se trata, una de las figuras indiscutibles es Mohandas Karamchand Gandhi 
(1869-1948), mejor conocido por el nombre honorífico Mahatma. Este abogado, 
pensador y político, reconocido como el “padre” de la India, fue el líder más 
importante que conoció esta nación y quien mejor supo expresar el 
espíritu independentista de su era. 
 
Muchos son los legados que Gandhi dejó tras sus 79 años de vida, entre los que se 
destacan su énfasis en la resistencia no violenta y la tenacidad de su lucha más allá de 
las numerosas ocasiones en que fue encarcelado, instancias que llegaron a sumar los 
2.338 días en total. 
 
El discurso que aquí se menciona es el que pronunció ante un grupo de 
jóvenes estudiantes en Benarés, con motivo de la inauguración de la Universidad 
Hindú el 4 de febrero de 1916. En él, Gandhi reflexiona sobre la necesidad de 
independizar la India del Reino Unido (de cuyo Estado fue colonia hasta 14 de agosto 
de 1947), y de recuperar su lengua y cultura nativas. 
 
“Quisiera decir que es motivo de profunda humillación y vergüenza para 
todos nosotros que esta tarde, bajo la sombra de esta gran escuela, en esta sagrada 
ciudad, esté obligado a dirigirme a mis compatriotas en una lengua que me es 
ajena (…) Nuestras lenguas son el reflejo de nosotros mismos…”, dijo en aquella 
jornada, al tiempo que expresó: “Al comparar los millones de pobres con estos nobles 
tan ricamente engalanados, me siento con ganas de decirles a estos nobles: ‘No hay 
salvación para la India, si no se quitan estas joyas y las dejan en fideicomiso a vuestros 
compatriotas de la India’”. 
 
 • 
 
 
Clarence Darrow (1926) 
 
“Yo creo en la ley del amor” 
 
Durante la década de 1920, la ciudad de Detroit, al igual que otras dentro de Esta- dos 
Unidos, estaba signada por una fuerte discriminación contra las personas de raza 
negra, que representaban solo el 4,11% de sus 993.678 habitantes. Por entonces, la 
organización de extrema derecha Ku Klux Klan (KKK) –que promovía la xenofobia, la 
supremacía de la raza blanca y la homofobia, y recurría con frecuencia al terrorismo, 
a la violencia y a otros actos intimidatorios– sumaba alrededor de 4.000.000 de 
miembros en este país, 22.000 de los cuales eran residentes de Detroit. 
 
El recibimiento que obtuvieron el médico Ossian Sweet y su familia cuando 
se mudaron a Garland 2905, un barrio “de blancos”, el 8 de septiembre de 1925, 
fue ilustrativo de este contexto. Esa misma noche, entre quinientas y ochocientas 
personas se reunieron alrededor de su nueva residencia, lanzando rocas contra ella. 
A las 20.25 del día siguiente, desde el interior de la casa (donde se refugiaban sus once 
habitantes) Sweet disparó un arma y una de sus balas mató a León Breiner, un 
manifestante. Este es el hecho que dio inicio a uno de los juicios más recordados de 
Estados Unidos, en el que Sweet fue acusado de asesinato en primer 
grado. El abogado y directivo de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, 
Clarence Darrow (1857-1938) fue su abogado defensor y pronunció un argumento 
de cierre (de siete horas de duración, el 11 de mayo de 1926) que inspiró a 
generaciones de abogados y llevó a que el jurado, tras horas de deliberación, declara 
a Sweet “no culpable”. Aquí los extractos más recordados de su discurso: 
 
“(…) No creo en la ley del odio. Podré no siempre ser fiel a mis ideales, pero creo en la 
ley del amor, y creo que no se puede hacer nada con odio. Me gustaría ver el momento 
en que el hombre ame a su prójimo, y se olvide de su color o de su credo. Nunca 
seremos civilizados hasta que ese momento arribe. 
 
“Sé que la raza negra tiene un largo camino por recorrer. Creo que la vida de la raza 
negra ha sido una vida de tragedia, de injusticia, de opresión. La ley lo ha hecho a él 
un igual, pero el hombre no. Y, después de todo, el último análisis es, ¿qué ha hecho el 
hombre? ¿Y no: qué ha hecho la ley? (…) 
 
“Señores, ¿cuál creen que es su deber en este caso? He visto, día tras días, estos tensos 
rostros negros que llenaron esta corte. Estos rostros negros que ahora están 
mirándolos a ustedes, doce blancos, sintiendo que las esperanzas y los temores de una raza 
están a su cuidado (...)” 
 
 • 
 
Franklin D. Roosevelt (1933) 
 
“Lo único que debemos temer es al temor mismo” 
 
Nacido el 30 de enero de 1882, el demócrata Franklin Delano Roosevelt fue el único 
presidente de Estados Unidos en ser electo cuatro veces consecutivas para este cargo 
(1932, 1936, 1940 y 1944), el que ejerció hasta el día de su muerte. Sucede que, a 
pesar de contraer polio 1921 –padecimiento que le produjo una pará- lisis parcial–, 
Roosevelt no abandonó la política sino hasta el 12 de abril de 1945, fecha en que 
falleció a causa de un derrame cerebral. 
 
El ilustre discurso “lo único que debemos temer es al temor mismo”, que pronunció 
el 4 de marzo de 1933 al asumir por primera vez la presidencia, poco después del 
colapso bancario nacional, es una demostración de su capacidad de liderazgo en 
momentos de crisis. 
 
“Esta gran nación resistirá como lo ha hecho hasta ahora, resurgirá y prosperará. Por 
tanto, ante todo, permítanme asegurarles mi firme convicción de que a lo único que 
debemos temer es al temor mismo, a un terror indescriptible, sin causa ni 
justificación, que paralice los arrestos necesarios para convertir el retro- ceso en 
progreso (…) 
 
“A cambio de la confianza en mí depositada, devolveré el coraje y la entrega 
que requieren estos tiempos. Es lo mínimo que puedo hacer (…) El pueblo de 
Esta- dos Unidos no ha fracasado. En su momento de necesidad nos ha transmitido 
el mandato de que desea una acción directa y enérgica. Ha exigido al 
gobierno disciplina y dirección.Me ha convertido en el actual instrumento de sus 
deseos. Lo acepto como si fuera un regalo. (…)” 
 
 • 
 
Dolores ‘La Pasionaria’ Ibarruri (1936) 
 
“No pasarán” 
 
“¡No pasarán!” es el lema insignia de la dirigente comunista española Dolores Ibarruri, 
conocida como ‘La Pasionaria’. Nacida en una familia minera conservadora el l9 de 
diciembre de 1895, ella se introdujo en la lucha obrera por influencia de Julián Ruiz 
Gaviña, un militante socialista con quien contrajo matrimonio en 1916. Junto a él 
participó de la huelga general revolucionaria de 1917, a partir de la cual 
fue adquiriendo notoriedad como oradora y articulista política, al tiempo que 
ascendió a lugares de influencia dentro del partido. 
 
Su frase insignia se enmarca dentro del llamamiento que pronunció en nombre 
del Partido Comunista el 19 de julio de 1936 en el Ministerio de Gobernación, luego 
de una sublevación militar contra el gobierno de la Segunda República Española, 
que había surgido de las elecciones de febrero de aquel año. A continuación, un 
ex- tracto del mismo: 
 
“Al grito de ¡el fascismo no pasará, no pasarán los verdugos de octubre! Los obreros 
y campesinos de distintas provincias de España se incorporan a la lucha contra los 
enemigos de la República alzados en armas. Los comunistas, socialistas y anarquistas, 
republicanos demócratas, soldados y fuerzas fieles a la República han infligido las 
primeras derrotas a los facciosos, que arrastran por el fango de la traición el honor 
militar de que tantas veces han alardeado. 
 
“Todo el país vibra de indignación ante esos desalmados que quieren hundir 
la España democrática y popular en un infierno de terror y de muerte. Pero 
¡no pasarán! (…) ¡Que nadie vacile! Todos dispuestos para la acción. Cada obrero, cada 
antifascista debe considerarse un soldado en armas.” 
 
 • 
 
 
Neville Chamberlain (1938) 
 
“Paz en nuestro siglo” 
 
El nombre de Arthur Neville Chamberlain (1869-1940), Primer Ministro del 
Reino Unido desde el 28 de mayo de 1937 hasta el 10 del mismo mes de 1940, no 
es siempre citado en los mejores términos. Lo que, es más, Winston Churchill, 
su sucesor en el cargo, supuestamente dijo de él: “¡Pobre Neville! Saldrá mal 
parado en la historia. Lo sé, pues seré yo quien la escriba”. 
 
La política de apaciguamiento en política exterior, con la cual esperaba salvaguardar 
la paz ofreciendo algunas concesiones a las ambiciones expansionistas de Adolf 
Hitler, fue una de sus acciones más recordadas. La misma derivó en el Pacto de 
Múnich, firmado el 30 de septiembre de 1938, en el que el Reino Unido y Francia 
aceptaron el desmembramiento de Checoslovaquia y la transferencia de la re- gión de 
los Sudetes a Alemania. 
 
“Mis buenos amigos, por segunda vez en nuestra historia, un Primer Ministro in- glés 
ha retornado desde Alemania trayendo paz con honor. Creo que es paz para nuestro 
tiempo. Vayan a casa y duerman tranquilos”, expresó Chamberlain al retor- nar ese 
día a Londres. 
 
Cuatro meses más tarde, Hitler invadía Checoslovaquia, mostrando el error de 
este acuerdo, y en 1939, tras la invasión a Polonia, el Reino Unido le declaraba la 
guerra. El dudoso accionar de Chamberlain durante la Segunda Guerra Mundial llevó 
a que su propio partido lo sustituyera por Churchill, a quien de todas 
maneras Chamberlain apoyó desde la presidencia del Consejo de Estado. 
 
 • 
 
 
Winston Churchill (1940) 
 
“Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” 
 
Primer Ministro del Reino Unido en dos períodos (1940-45 y 1951-55), 
Winston Leonard Spencer Churchill (1874-1965) es considerado uno de los grandes 
líderes en tiempos de guerra, reputación que devino de su accionar durante la 
Segunda Guerra Mundial. Notable estadista y orador, Churchill fue también oficial del 
ejército, historiador, escritor y artista, y es, hasta la fecha, el único Primer Ministro 
británico en haber sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura. 
 
A solo cuatro días de asumir el liderazgo de su país, el 13 de mayo de 1940, Churchill 
pronunció ante la Cámara de los Comunes uno de sus discursos más emblemáticos, 
aquel en que enunciaba las históricas palabras: “No tengo nada que ofrecer sino 
sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”. Con una fuerte retórica, fue tajante respecto de 
sus intenciones, marcando el rompimiento de la antes mencionada política de 
apaciguamiento del Tercer Reich. 
 
“Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos 
ante nosotros muchos, muchos, largos meses de combate y sufrimiento. Me 
preguntan: ¿Cuál es nuestra política? Se los diré: Hacer la guerra por mar, por tierra 
y por aire, con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda 
dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro 
y lamentable catálogo de crímenes humanos. Esta es nuestra política”, apuntó. 
 Y añadió: “Me preguntan: ¿Cuál es nuestra aspiración? Puedo responder con 
una palabra: Victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror, victoria 
por largo y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay 
supervivencia”. 
 
 • 
 
 
Charles de Gaulle (1940) 
 
“La resistencia francesa no debe apagarse” 
 
Pero el Reino Unido no era la única nación que en aquellos años declaraba la guerra 
contra el expansionismo del Tercer Reich. Lo mismo ocurrió en 1939 del otro lado del 
Canal de la Mancha, en Francia, aunque durante siete meses, ninguno 
de los dos países actuó (período que es conocido como drôle de guerre o guerra en b
roma). Esto culminó el 10 de mayo de 1940 cuando Alemania invadió Francia, Bélgica, 
los Países Bajos y Luxemburgo. 
 
Dos meses más tarde, tras varios intentos fallidos por parte del ejército francés 
de romper el cerco alemán y al ser inminente su rendición, el recién ascendido a 
gene- ral, Charles de Gaulle¹ se exilió en Londres, desde donde asumió el mando de l
a “Francia Libre” o “Francia Combatiente”, enunciando el llamamiento del 18 de junio 
de 1940. 
 
“(…) Es cierto que hemos sido y seguimos estando sumergidos por la fuerza mecánica 
terrestre y aérea al enemigo. (…) Pero ¿se ha dicho la última palabra? ¿Debe perderse 
la esperanza? ¿Es definitiva la derrota? ¡No! 
 
“Créanme a mí que hablo con conocimiento de causa y les digo que nada está 
perdido para Francia. Los mismos medios que nos han vencido pueden traer un día la 
victoria. ¡Porque Francia no está sola! (…) Yo, general De Gaulle, actual- mente en 
Londres, invito a los oficiales y soldados franceses que se encuentren o pasen a 
encontrase en territorio británico, con sus armas o sin ellas, invito a los ingenieros y 
a los obreros especialistas de las industrias de armamento que se encuentren o pasen 
a encontrarse en territorio británico, a ponerse en contacto conmigo. Ocurra lo que 
ocurra, la llama de la resistencia francesa no debe apagarse y no se apagará.” 
 
1. Nacido el 22 de noviembre de 1890, Charles de Gaulle fue un destacado 
militar, político y escritor francés, presidente de la República Francesa entre 
1958 y 1969, promotor de la reconciliación franco-alemana y una de las 
figuras influyentes en la historia del proceso de construcción de la Unión 
Europea. 
 • 
 
 
 
 
 
 
Charles Chaplin (1940) 
 
“Mientras el hombre exista, la libertad no perecerá” 
 
 El Gran Dictador (The Great Dictator, en inglés) es una de las películas más exi- tosa
s del actor, humorista, compositor, productor, director y escritor británico Charles 
Chaplin (1889-1977). Si bien, cuando fue estrenada, Estados Unidos (país en que fue 
realizada) aún no había ingresado en la Segunda Guerra, esta película–la primera con 
sonido de este cineasta reconocido por sus películas mudas– expresaba una fuerte 
condena al nazismo, fascismo, antisemitismo y dictaduras en general. 
 
En ella, Chaplin interpreta dos papeles, al dictador Adenoid Hynkel y a un 
barbero judío. Hacia el final del largometraje, el barbero –para huir de sus 
perseguidores y aprovechando su parecido físico– suplanta la identidad del primero 
y emite el siguiente discurso: 
 
“(…) Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a 
nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. 
 Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. 
Pensamos demasiado, sentimos muy poco. 
 
“Más que máquinas necesitamos humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y 
dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. (…) El odio pasará 
y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, 
y, así, mientras el hombre exista, la libertad no perecerá (…)” 
 
 • 
 
 
 
 
 
 
Franklin D. Roosevelt (1941) 
 
“Una fecha que vivirá en la infamia” 
 
En la mañana del 7 de diciembre de 1941, la Armada Imperial Japonesa atacó 
la base naval de Estados Unidos en Pearl Harbor, Hawaii, dejando como saldo 2402 
muertos, 1282 heridos y 188 aeronaves perdidas, y precipitando el ingreso de 
este país en la Segunda Guerra Mundial. 
 
“Ayer, el 7 de diciembre de 1941, una fecha que vivirá en la infamia, los 
Estados Unidos de América fueron repentina y deliberadamente atacados por las 
fuerzas navales y aéreas del Imperio de Japón. Estados Unidos estaba en paz con 
aquella nación, y por su iniciativa, todavía en conversaciones con su gobierno y su 
emperador, a fin de lograr el mantenimiento de la paz en el Pacífico”, dijo el 
entonces presidente Franklin Roosevelt ante el Congreso. 
 
“Japón ha emprendido una ofensiva que se extiende por toda el área del Pacífico. Los 
hechos de ayer y hoy hablan por sí solos. La gente de los Estados Unidos ya ha 
formado su opinión, y entiende bien las implicaciones para la vida y seguridad de 
nuestra nación. Con confianza en nuestras fuerzas armadas, con la determinación 
ilimitada de nuestra gente, ganaremos el inevitable triunfo con la ayuda de Dios. 
Pido al Congreso que declare que, desde el ataque cobarde no provocado de los 
japoneses el domingo 7 de diciembre de 1941, existe un estado de guerra entre los 
Estados Unidos y el Imperio Japonés”, añadió, marcando la entrada de su país al 
conflicto bélico. 
 
 • 
 
Mahatma Gandhi (1942) 
 
“El arma de la no-violencia” 
 
 “El arma de la no-violencia” fue un discurso emitido por Gandhi el 7 de agosto de 1942 ante 
el Congreso Nacional Indio en el contexto de la Segunda Guerra. Aquí algunos de sus extractos 
fundamentales: 
 
“(…) La no-violencia es un arma incomparable, que puede ayudar a todos. Yo sé que no hemos 
hecho mucho por el camino de la no-violencia y, sin embargo, si tales cambios sobrevienen, 
asumiré que es el resultado de nuestro trabajo durante los últimos veintidós años y que Dios 
nos ha ayudado a alcanzarlo. 
 
“Cuando yo levanté el lema ‘Dejen India’ el pueblo de la India, que estaba entonces abatido, 
sintió que yo había puesto ante él una cosa nueva. Si ustedes quieren la libertad verdadera, 
habrán de unirse, y tal unión creará verdadera democracia (…) La resolución que es puesta 
ante ustedes dice: ‘No queremos permanecer como ranas en una charca. Estamos alentando 
una federación mundial. Ésta solamente vendrá a través de la no-violencia. El desarme es 
posible sólo si ustedes utilizan la incomparable arma de la no-violencia’ (…)” 
 
George Patton (1944) 
 
“El verdadero héroe es el hombre que lucha aun cuando tiene miedo” 
 
Uno de los generales más temidos por los alemanes durante Segunda Guerra Mundial 
fue el estadounidense George Smith Patton, Jr. (1885-1945). Acreedor del mote 
“general sangre y agallas”, tras el ataque a Pearl Harbor, comandó 
diferentes unidades, entre ellas, la Tercera Armada de Estados Unidos. Los 
fragmentos pre- sentados a continuación son un poderoso llamamiento a sus 
hombres, en la víspera de la invasión a Normandía, el 5 de junio de 1944, a partir de 
lo cual enfrentarían 281 días de combate en Francia y lograrían importantes avances 
hacia tierras alemanas. 
 
“(…) Ahora nuestro ejército es un equipo, vive, come, duerme y lucha como un equipo. 
Todo eso de la individualidad es solo basura. (…) Ahora tenemos la mejor comida y 
equipo, el mejor espíritu y los mejores hombres del mundo (…) 
 
“Deseo recordaros otra cosa, no quiero recibir ningún mensaje que diga: ‘Estamos 
aguantando nuestra posición’. ¡No aguantamos nada! ¡Que aguante el enemigo! 
Nosotros avanzamos constantemente y no tenemos ningún interés en aguantar nada 
excepto al enemigo, vamos a tomarlos por la nariz y a darles un puntapié en el trasero, 
¡a patadas enviaremos a esos teutones al infierno, acabando así con ellos en un 
santiamén! (…) Estaré muy orgulloso de dirigiros en esta lucha muchachos, siempre 
y en todo lugar (…)” 
 
 • 
 
Harry Truman (1945) 
 
“La guerra ha terminado” 
 
Luego de seis años de conflicto, el 7 de mayo de 1945 marcó oficialmente la rendición 
alemana en la Segunda Guerra Mundial, algo que Italia ya había hecho dos años antes 
(con el armisticio que firmó con las fuerzas aliadas en septiembre de 1943) y Japón 
hizo pocos meses después, el 15 de agosto de 1945 (aunque se firmó recién el 2 de 
septiembre). 
 
En este contexto, el 26 de junio se realizó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre 
Organización Internacional en el Auditorio de los Veteranos (actual Teatro Herbst) de 
San Francisco, en la que se firmó la Carta fundacional de dicho organismo. 
 
“La Carta de las Naciones Unidas que acaban de firmar es una sólida estructura sobre 
la cual podremos edificar un mundo mejor (…) Fue la esperanza de esta Carta lo que 
contribuyó a sostener el valor de los pueblos afligidos en el trans- curso de los días 
más difíciles de la guerra, porque es una declaración de fe inconmovible hecha por las 
naciones de la Tierra: fe en que la guerra no es inevitable y fe en que es posible 
mantener la paz”, afirmó ese día el presidente de Estados Unidos Harry Truman –que 
asumió tras la muerte de Roosevelt, de quien era vice- presidente. 
 
Y también: “A todos nosotros, a todos nuestros países, nos ha sido confiada ahora la 
labor de convertir en acción esas palabras que habéis escrito. En nuestra 
acción decidida descansan las esperanzas de los que han caído, de los que viven ahora 
y de los que todavía no han nacido a las esperanzas de un mundo de países libres, con 
niveles de vida apropiadamente elevados, que trabajarán y cooperarán en 
una amistosa y civilizada comunidad de naciones. Esta nueva estructura de paz se 
está levantando sobre sólidos cimientos. No dejemos pasar esta oportunidad 
suprema para establecer el imperio mundial de la razón, de poder crear una paz 
duradera bajo la guía de Dios”. 
 
 • 
 
Hirohito (1945) 
 
“Abrir un camino hacia la paz duradera” 
 
Tras meses de intensos bombardeos sobre Japón, Truman ordenó 
bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki el 6 y el 9 de agosto –los que 
constituyen, hasta el día de hoy, los únicos ataques nucleares en la historia. Más de 
200 mil personas (mayoritariamente civiles) murieron como consecuencia. La mitad 
murió en esos dos días, entre el 15 y el 20% del total de la gente falleció durante ese 
año a causa de las lesiones o enfermedades atribuidas a envenenamiento por 
radiación. Otros tantos perecieron desde entonces por distintas formas de cáncer 
asociados a la radiación liberada.Seis días después de la última detonación, Michinomiya Hirohito (1901-1989), 124º 
emperador de Japón, anunció la rendición de su país, dando final a la Segunda Guerra 
Mundial. Ese 15 de agosto, Hirohito rompió la tradición imperial japonesa y enunció 
por radio las siguientes palabras, permitiendo que sus súbditos escucharan su voz por 
primera vez. 
 
“(…) la trayectoria de la guerra no ha evolucionado necesariamente en beneficio de 
Japón y la situación internacional tampoco nos ha sido ventajosa. Además, el 
enemigo ha lanzado una nueva y cruel bomba, que ha matado a muchos ciudadanos 
inocentes y cuya capacidad de perjuicio es realmente incalculable. Por eso, si 
continuamos esta situación, la guerra al final no sólo supondrá la aniquilación de la 
nación japonesa, sino también la destrucción total de la propia civilización humana. Y 
si esto fuese así, cómo podría proteger a mis súbditos, mis hijos, y cómo podría 
solicitar el perdón ante los sagrados espíritus de mis antepasados imperiales. Esta es 
la razón por la que he hecho al gobierno del Imperio aceptar la Declaración Conjunta 
de las Potencias (…) 
 
“Soy consciente de que los sacrificios y sufrimientos que tendrá que soportar 
el Imperio a partir de ahora son, sin duda, de una magnitud indescriptible. Y 
comprendo bien el sentimiento de mortificación de todos ustedes, mis súbditos. 
Sin embargo, en consonancia con los dictados del tiempo y el destino quiero, 
aún soportando lo insoportable y padeciendo lo insufrible, abrir un camino hacia 
la paz duradera para todas las generaciones futuras (…)” 
 
 • 
 
Jorge Eliécer Gaitán (1946) 
 
“¡A la carga! Pueblo, ¡por vuestra Libertad!” 
 
El Bogotazo fue uno de los episodios más relevantes en la historia de Colombia del 
siglo XX. Este movimiento de protestas violentas, desórdenes y represión que tuvo 
lugar en Bogotá y se extendió, aunque en menor escala, a otras regiones, ocasionó 
cientos de muertos y heridos, así como el derrumbe de 142 construcciones 
y múltiples saqueos. 
 
Acaecido el 9 de abril de 1948, éste se originó por un acontecimiento específico: 
el asesinato, esa mañana, del político y jurista Jorge Eliécer Gaitán, alcalde de 
Bogotá en 1936, ministro (de Educación, en 1940 y de Trabajo, en 1944), 
congresista (desde 1929 a 1948) y candidato disidente del Partido Liberal a la 
Presidencia de la República para el período 1946-1950. 
 
Uno de uno de los discursos más emblemáticos de Gaitán, que emitió en el tras- curso 
de su carrera presidencial en mayo de 1946, ayuda a entender por qué su figura se 
convirtió en un símbolo para los colombianos y su muerte provocó tal reacción. Aquí 
algunos extractos: 
 
“Por la razón por la cual este movimiento no es personalista sino doctrinario, por 
la razón elemental de que tiene que terminar de una vez el hecho primitivo, el hecho 
indecoroso para mi patria, que es un gran pueblo, de que se le maneja con el irrespeto 
con que se manejan las vacadas de las haciendas privadas. Los hombres colombianos 
no podemos ser manejados con ese irrespeto es nuestra dignidad que está por encima 
de los partidos, que está por encima de los cápulos monumentarios, que está por 
encima de las papeletas, porque, donde no hay dignidad del hombre, todo lo demás 
está perdido (…) 
 
“¡En pie nosotros los oprimidos y engañados de siempre! ¡En pie nosotros 
los burlados de todas las horas! ¡En pie nosotros, los macerados como yo, a quien 
la fortuna y un divino ser del cual ahora me acuerdo me dio las fuerzas para 
esta batalla! ¡En pie vosotros los que sabéis sentir y no tenéis la frialdad dolosa de 
los académicos! ¡En pie vosotros, que yo os juro que, en el momento de peligro cuando 
la orden de batalla haya que darla, yo no me quedaré en mi biblioteca! Sabed que el 
signo de esa batalla será mi presencia en las calles a la cabeza de vosotros (…) Pueblo, 
por la restauración moral ¡a la carga! Pueblo, por nuestra victoria ¡a la carga! Pueblo, 
por la oligarquía ¡a la carga! Pueblo por nuestra victoria.” 
 
 • 
 
Jawaharlal Nehru (1947) 
 
“Cuando el mundo duerme, la India despertará a la libertad” 
 
En la víspera de la independencia de la India, hacia la medianoche del 14 de agosto de 
1947, Bharat Ratna Śrī Pandit Jawāharlāl Nehru –destacado político de aquel país, 
líder del ala moderada socialista del Congreso Nacional a partir de la lucha por la 
independencia, y primer Primer Ministro de la India independiente desde el 15 de 
agosto de 1947 hasta su muerte el 27 de mayo de 1964– emitió un discurso ante la 
Asamblea Constituyente del Parlamento que es considerado uno de los 
más emblemáticos de todas las épocas, ya que captura la esencia de la 
culminación triunfal de cien años de lucha no violenta contra el Reino Unido. 
 
“Hace muchos años hicimos una cita con el destino y ahora llega el momento en que 
nos redimirá nuestro compromiso, no en su totalidad o en toda su extensión, pero 
muy sustancial. Al filo de la medianoche, cuando el mundo duerme, la India 
despertará a la vida ya en libertad (…) 
 
“En los albores de la historia de la India comenzó su búsqueda sin fin y siglos 
sin caminos están llenos de su esfuerzo, y la grandeza de sus éxitos y fracasos. A través 
de buena y mala fortuna por igual nunca ha perdido de vista esa búsqueda o 
ha olvidado los ideales que le dieron fuerza. Terminamos hoy un período de 
mala suerte y la India se descubre a sí misma de nuevo. El logro que celebramos 
hoy no es más que un paso, una apertura de oportunidades, a los mayores triunfos 
y logros que nos esperan. ¿Somos lo suficientemente valientes y sabios como 
para aprovechar esta oportunidad y aceptar el reto del futuro? 
 
“La libertad y el poder traen responsabilidad. Esta responsabilidad descansa sobre 
esta Asamblea, órgano soberano que representa al pueblo soberano de la India. Antes 
del nacimiento de la libertad, hemos sufrido todos los dolores del parto y nuestros 
corazones están cargados de la memoria de este pesar. Algunos de esos dolores 
continúan incluso ahora. Sin embargo, el pasado ya pasó y es el futuro el que nos llama 
ahora (…)” 
 
 • 
 
Robert Schuman (1950) 
 
“Los cimientos reales de su unificación económica” 
 
Cinco años después de terminada la Segunda Guerra, las naciones europeas 
continuaban luchando para reconstruirse a sí mismas y evitar otro conflicto 
armado, principalmente, entre Francia y Alemania. En consecuencia, el 9 de mayo de 
1950, el entonces Ministro de Asuntos Exteriores francés Robert Schuman (1886-
1963), quien es considerado uno de los fundadores de la unidad europea, pronunció 
la Declaración que lleva su nombre, en la que proponía la creación de una Comunidad 
Europea del Carbón y del Acero. Esta, que en su origen estuvo formada por Francia, 
Alemania Occidental, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, fue la primera de una 
serie de instituciones supranacionales que devendrían en lo que es hoy la Unión 
Europea. 
 
“Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto, se hará gracias a 
realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho”, 
dijo aquel día. “La solidaridad de producción que así se cree pondrá de manifiesto 
que, cualquier guerra entre Francia y Alemania no sólo resulta impensable, sino 
materialmente imposible. La creación de esa potente unidad de producción, abierta 
a todos los países que deseen participar en ella, proporcionará a todos los países a 
los que agrupe los elementos fundamentales de la producción industrial en 
las mismas condiciones y sentará los cimientos reales de su unificación 
económica (…) Esta propuesta sentará las primeras bases concretas de una 
federación euro- pea indispensable para la preservación de la paz”, explicó.• 
 
William Faulkner (1950) 
 
“Me niego a aceptar el fin del hombre” 
 
William Cuthbert Faulkner (1897-1962) fue uno de los novelistas y poetas 
estadounidenses más importantes del siglo XX. Fue reconocido por su meticuloso 
léxico, y su extensa e inspirada prosa, con oraciones que podían extenderse más de 
una página. A lo largo de su carrera se hizo acreedor de dos Premios Pulitzer (por 
Una fábula en 1954 y Los rateros en 1962), y el Premio Nobel de Literatura por 
su “poderosa y artística contribución única a la novela moderna estadounidense”. 
El discurso que aquí se cita es el que pronunció al recibir este último en 1950. 
 
“(…) Nuestra tragedia actual es un temor general en todo el mundo, sufrido por tan 
largo tiempo que ya hemos aprendido a soportarlo. Ya no existen problemas del 
espíritu, sólo queda esta pregunta: ¿Cuándo estallaré? A causa de ella, el escritor joven 
de hoy ha olvidado los problemas de los sentimientos contradictorios del corazón 
humano (…) 
 
“Ese escritor joven debe compenetrarse nuevamente con ellos. Aprender que 
la máxima debilidad es sentirse temeroso; y, después de aprenderlo, olvidar 
ese temor para siempre, no dejar lugar en su arsenal de escritor sino para las 
antiguas verdades y realidades del corazón, las eternas verdades universales sin las 
cuales toda historia es efímera y predestinada al fracaso: amor y honor, pie- dad y 
orgullo, compasión y sacrificio. 
 
“(…) Mientras no capte de nuevo estas cosas, continuará escribiendo como 
si estuviera entre los hombres sólo observando el fin de la humanidad. Yo 
rehúso aceptar el fin de la humanidad (…) Creo que el hombre no perdurará 
simple- mente sino que prevalecerá. Creo que es inmortal, no por ser la única criatura 
que tiene voz inextinguible, sino porque tiene un alma, un espíritu capaz de 
compasión, de sacrificio y de perseverancia (…)” 
 
 • 
 
 
 
Eva Perón (1952) 
 
“Mis queridos descamisados” 
 
Actriz devenida en política, María Eva Duarte de Perón (1919-1952) es una de 
las figuras más emblemáticas de la historia argentina. Su accionar junto a Juan 
Do- mingo Perón, con quien contrajo matrimonio en 1945, así como su trabajo frente 
al Partido Peronista Femenino, la Fundación Eva Perón y los sindicatos, le aseguró un 
lugar en la memoria colectiva de aquel país y del mundo. 
 
El discurso que aquí se recuerda es el que pronunció, ante una multitud de personas, 
el 1 de mayo de 1952 en conmemoración al día del trabajador. Esta fue su última 
oratoria pública ya que menos de dos meses más tarde, el 26 de julio, falleció como 
consecuencia de un cáncer de útero. 
 
“(…) No hay grandeza de la Patria a base del dolor del pueblo, sino a base de 
la felicidad del pueblo trabajador. 
 
“Compañeras, compañeros: otra vez estoy en la lucha, otra vez estoy con uste- des, 
como ayer, como hoy y como mañana. Estoy con ustedes para ser un arco iris de amor 
entre el pueblo y Perón; estoy con ustedes para ser ese puente de amor y de felicidad 
que siempre he tratado de ser entre ustedes y el líder de los trabajadores. 
 
“Estoy otra vez con ustedes, como amiga y como hermana, y he de trabajar noche y 
día por hacer felices a los descamisados, porque sé que cumplo así con la Patria y con 
Perón. He de estar noche y día trabajando por mitigar dolores y restañar heridas, 
porque sé que cumplo con esta legión de argentinos que está la- brando una página 
brillante en la historia de la Patria (…)” 
 
 • 
 
 
Dwight Eisenhower (1953) 
 
“Átomos para la paz” 
 
“Átomos para la paz” es el discurso que pronunció, el 8 de diciembre de 1953, el entonces 
presidente norteamericano Dwight David ‘Ike’ Eisenhower (1890-1969) ante la Asamblea 
General de las Naciones Unidas, en el marco de la Guerra Fría que enfrentó política, 
económica, ideológica y militarmente al bloque occidental- capitalista liderado por Estados 
Unidos, con el oriental-comunista liderado por la Unión Soviética, desde 1947 hasta 1991. 
 
“Debemos tener la convicción de que nuestra sabiduría, nuestro coraje y nuestra fe podrán 
traer a este mundo una paz duradera para todas las naciones y la felicidad y el bienestar para 
toda la humanidad (…) 
 
“Sé que quedan muchos pasos que tendrán que ser tomados durante muchos meses antes de 
que el mundo pueda mirarse así mismo algún día, y realmente descubrir que un nuevo clima 
de paz y mutua confianza reinan sobre el mundo. Pero sé que, por encima de todo, debemos 
empezar a dar esos pasos ahora (…) Veo semillas de paz, ellas hablan más fuerte que las 
promesas o nuestras intenciones (…)” 
 
 
Fidel Castro (1959) 
 
“La revolución empieza ahora” 
 
Fidel Alejandro Castro Ruiz, o simplemente Fidel Castro, es una de las figuras 
más controversiales de la política caribeña. Nacido el 13 de agosto de 1926, este 
militar y político lideró la Revolución Cubana que, el 1 de enero de 1959, derrocó a la 
dicta- dura de Fulgencio Batista. 
 
Líder indiscutido de la isla desde 1959 hasta 2008 (cuando abandonó sus cargos 
y transfirió el poder a su hermano Raúl), en 1961, lideró la adopción del 
marxismo como forma de gobierno, convirtiendo a Cuba en el primer Estado 
socialista de América. Su larga gestión y polémicas políticas lo han situado en el 
centro de intensos debates entre partidarios –que califican a su gobierno como “la 
expresión de la voluntad del pueblo cubano”– y detractores –quienes la reconocen 
como una dictadura. 
 
Famoso orador, recordado por discursos que podían prolongarse durante horas, 
el que emitió el día en que triunfó la Revolución Cubana es uno de los más valorados. 
 
 
 
“La Revolución empieza ahora; la Revolución no será una tarea fácil, la 
Revolución será una empresa dura y llena de peligros, sobre todo, en esta etapa inicial 
(…) Aunque ustedes tengan la intención de entregar el poder a los revolucionarios, no 
es el poder en sí lo que a nosotros nos interesa, sino que la Revolución cumpla su 
destino (…) 
 
“Los hombres que cayeron en nuestras tres guerras de independencia juntan hoy su 
esfuerzo con los hombres que han caído en esta guerra, y a todos nuestros muertos 
en las luchas por la libertad podemos decirles que por fin ha llegado la hora en que 
sus sueños se cumplan; ha llegado la hora de que al fin ustedes, nuestro pueblo, 
nuestro pueblo bueno y noble, nuestro pueblo que es todo entusiasmo y fe, nuestro 
pueblo que quiere gratis, que confía gratis, que teme a los hombres con cariño más 
allá de sus ofrecimientos, tendrá lo que necesita. Y solo aquí me resta decirles, con 
modestia, con sinceridad, con profunda emoción, que en nosotros, en sus 
combatientes revolucionarios, tendrán siempre servidores leales, que solo tendrán 
por divisa servir (…)” 
 
 • 
Nikita Kruschev (1959) 
 
“La coexistencia pacífica” 
 
Mientras Cuba experimentaba este radical –y permanente– cambio de gobierno, en el 
mundo continuaba disputándose la Guerra Fría. Nikita Serguéyevich 
Jrushchov (1894-1971) fue dirigente de la Unión Soviética durante parte de este 
conflicto, se desempeñó como Primer Secretario del Partido Comunista a partir 1953 
(año en que murió José Stalin) y Presidente del Consejo de Ministros desde 1958. Fue 
retirado de ambos cargos en 1964 por su partido. 
 
Durante casi una década en el poder, Kruschev lideró la parcial desestalinización de 
su país y respaldó varias reformas relativamente liberales en materia de 
política interna, aunque muchas resultaron ineficaces. Fue durante estos años –en 
septiembre de 1959 más específicamente– que pronunció, en Nueva York, una de 
sus más recordadas oratorias, en la que llamaba a “la coexistencia pacífica” entre 
la Unión Soviética y Estados Unidos. 
 
“He leído en sus periódicos que la política de coexistencia pacífica que proponemos 
significaría enrealidad la creación de un ‘mundo dividido’. Nada más alejado de la 
exacta comprensión de la idea de la coexistencia pacífica que esta 
interpretación. En la realidad queremos obtener lo contrario: la coexistencia pací- fica 
y la competencia de las relaciones siempre más amplias entre los pueblos, en el 
dominio económico y cultural. Al contrario, la negación de la coexistencia y de la 
competencia, significan la ruptura de todas las relaciones entre los países y 
un relanzamiento de la Guerra Fría (…) 
 
 
 
“Vivir en paz, en buena hermandad, o caminar hacia una nueva guerra, tal es 
la elección ante la cual se encuentran ahora la Unión Soviética y Estados Unidos, 
el mundo entero. No hay una tercera, a menos que uno de nosotros considere 
el trasladarse a otro planeta (…)” 
 
 • 
 
 
John F. Kennedy (1961) 
 
“Pregúntate que puedes hacer tú por tu país” 
 
Muchas son las maneras en que el trigésimo quinto presidente de Estados 
Unidos John Fitzgerald Kennedy (1917-1963) es conocido: John F. Kennedy, Jack 
Kennedy, JFK. 
 
Recordado también por su liderazgo en la Segunda Guerra Mundial, su paso por 
el Congreso de su país y por recibir, en 1957, el Premio Pulitzer a la mejor 
biografía por Profiles in Courage, libro en que describía ocho situaciones en que sena
dores estadounidenses arriesgaron sus carreras por no desviarse de sus 
convicciones, el 20 de enero de 1961, con 43 años, Kennedy se convirtió en el 
presidente más joven de la historia de su país y el primero católico romano. El 
discurso que pronunció durante aquella jornada incluye algunas de las frases por las 
que es más citado. 
 
“(…) Así que empecemos nuevamente. Recordemos ambas partes que la civilidad no 
es una señal de debilidad y que la sinceridad siempre se somete a prueba. Que nunca 
negociemos por miedo, pero nunca temamos negociar. Permitámonos analizar qué 
problemas nos unen, en lugar de detenernos en los problemas que nos dividen (…) 
 
“Nada de esto estará terminado en los primeros cien días. Tampoco en los primeros 
mil días, ni durante toda esta administración, quizás ni siquiera en nuestra vida en 
este planeta. Pero empecemos (…) compatriotas, no pregunten qué puede hacer su 
país por ustedes, pregunten qué pueden hacer ustedes por su país. Conciudadanos del 
mundo, no pregunten qué puede hacer Estados Unidos por ustedes, sino qué 
podemos hacer juntos por la libertad del ser humano (…)” 
 
 • 
 
 
Ernesto ‘Che’ Guevara (1961) 
 
“La esperanza de un mundo mejor” 
 
Ernesto Guevara de la Serna o ‘Che’, como popularmente se lo conoce, fue 
para muchos el nombre de la revolución. Su figura despierta, aun hoy, grandes 
pasiones tanto a favor como en contra, y se ha convertido en un símbolo de 
relevancia global, siendo su retrato fotográfico una de las imágenes más reproducidas 
del mundo. 
Nacido en 1928, el Che fue un político, escritor, periodista y médico argentino, que se 
introdujo a las realidades latinoamericanas a través de un viaje en motocicleta que 
inició en 1953. Dos años más tarde, conoció a Fidel Castro en México y se unió a su 
expedición revolucionaria, tras lo cual permaneció durante varios años en Cuba, 
oficiando como jefe de la Milicia y director del Instituto de Reforma Agraria (1959), y 
presidente del Banco Nacional y ministro de Economía (1960), entre otros cargos. 
Paralelamente, no cesó en sus denuncias contra el imperialismo norteamericano, un 
ejemplo de ellas siendo el discurso que pronunció en Santa Clara en 1961. 
 
“(…) Y recorro también los campos de otros países del mundo que luchan por su 
libertad, significando siempre lo mismo, la imagen de lo que se puede 
conseguir mediante la lucha revolucionaria, la esperanza de un mundo mejor, la 
imagen por la cual vale la pena arriesgar la vida, sacrificarse hasta la muerte en los 
campos de batalla de todos los continentes del mundo. No solamente en América, si 
no en todos los países del mundo en que se creara la lucha, se desarrollará la 
lucha revolucionaria. 
 
“Ellos trataron de masacrar Argelia, pero Argelia fue libre; tratan hoy de liquidar 
al pueblo de Vietnam, pero el pueblo de Vietnam es más fuerte que ellos, y sigue día a 
día anotándose nuevas victorias sobre el imperialismo y cobrándole también en 
sangre de sus soldados la inmensa cantidad de víctimas que el imperialismo hace en 
el pueblo de Vietnam del sur. Y la lucha sigue y seguirá hacia la victoria (…)” 
 
 • 
 
 
John F. Kennedy (1963) 
 
“Ich bin ein Berliner” 
 
Otra de las oratorias más memorables fue la que John F. Kennedy emitió el 26 de junio 
de 1963 durante una visita a Berlín Occidental, en la que calificaba al Muro que dividía 
la ciudad (construido dos años antes y en pie hasta 1989) como “la más obvia y viva 
demostración del fracaso del sistema comunista” y “una ofensa contra la 
humanidad”. 
 
“Hay mucha gente en el mundo que realmente no comprende o dice que no 
comprende cuál es la gran diferencia entre el mundo libre y el mundo 
comunista. Decidles que vengan a Berlín”, comenzó aquel día. “¿Cuál es la verdad de 
esta ciudad de Alemania? La paz real en Europa nunca puede estar asegurada 
mientras a un alemán de cada cuatro se le niegue el elemental derecho de ser un 
hombre libre, y que pueda elegir un camino libre”. 
 
Y concluyó: “La libertad es indivisible y, cuando un hombre es esclavizado, ¿quién está 
libre? Cuando todos son libres, ellos pueden mirar a ese día, cuando esta ciudad está 
reunida y este país y este gran continente de Europa esté en paz y esperanza. Cuando 
ese día finalmente llegue y la gente del Berlín Occidental pueda 
tener una moderada satisfacción en el hecho de que ellos están en la línea del fren- te 
casi dos décadas. Todos los hombres libres, dondequiera que ellos vivan, 
son ciudadanos de Berlín. Y, por lo tanto, como hombre libre, yo con orgullo 
digo estas palabras Ich bin ein Berliner”. 
 
Más tarde ese mismo año, la vida de Kennedy terminó abruptamente en un episodio 
muy omnipresente de la historia norteamericana, sujeto a reiterados debates y 
especulaciones conspirativas. El 22 de noviembre de 1963, mientras circulaba en el 
coche presidencial por la Plaza Dealey de la ciudad de Dallas, Texas, recibió 
dis- paros mortales. Lee Harvey Oswald, un empleado del almacén Texas School Boo
k Depository, fue acusado por dicho homicidio, pero no pudo ser sometido a juicio ya 
que, dos días después, fue asesinado por Jack Ruby, quien posteriormente 
fue sentenciado a la pena capital. 
 
 • 
 
 
 
 
 
 
 
 
Martin Luther King (1963) 
 
 
“Yo tengo un sueño” 
 
“Yo tengo un sueño” (I have a dream, en su versión original) es, quizás, una de las fra
ses más inspiradoras de la historia. En ella se encierran la lucha de una raza, 
la condena de años de represión y el augurio de un futuro más promisorio, pero por el 
que será necesario aun esperar y trabajar. 
 
“Yo tengo un sueño” fue la frase insignia de Martin Luther King Jr., el pastor bautista 
estadounidense que se convirtió en uno de los símbolos del movimiento por los 
derechos civiles de los afroamericanos. El 28 de agosto de 1963, conmovió a su país 
al pronunciar estas palabras ante 250 mil personas en las escalinatas del monumento 
a Abraham Lincoln en Washington, capital de Estados Unidos. Su discurso fue el cierre 
de la ‘Marcha en Washington por Empleos y Libertad’. 
 
“Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, 
firmó la Proclama de la Emancipación (…) Pero, cien años después, el negro aún no es 
libre; cien años después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas 
de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive 
en una isla solitariaen medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien 
años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad 
estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra. 
 
“Por eso, hoy hemos venido aquí a dramatizar una condición vergonzosa. En cierto 
sentido, hemos venido a la capital de nuestro país a cobrar un cheque. Cuando los 
arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la 
Constitución y de la Declaración de Independencia, firmaron un pagaré del que todo 
estadounidense habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a 
todos los hombres les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la 
libertad y la búsqueda de la felicidad. 
 
“Es obvio, hoy en día, que Estados Unidos ha incumplido ese pagaré en lo 
que concierne a sus ciudadanos negros. En lugar de honrar esta sagrada 
obligación, Estados Unidos ha dado a los negros un cheque sin fondos; un cheque que 
ha sido devuelto con el sello de ‘fondos insuficientes’. Pero nos rehusamos a creer que 
el Banco de la Justicia haya quebrado. Rehusamos creer que no haya suficientes 
fondos en las grandes bóvedas de la oportunidad de este país. Por eso hemos venido 
a cobrar este cheque; el cheque que nos colmará de las riquezas de la libertad y de la 
seguridad de justicia (…) 
 
“Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que, a pesar de las dificultades del momento, yo aún 
tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño ‘americano’. Sueño que un 
día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: ‘Afirmamos que 
estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales’ (…)” 
 
 Al igual que Gandhi, Luther King adhirió a la filosofía de la protesta no violenta, llegando 
incluso a perdonar a Izola Curry, una mujer que intentó asesinarlo en 1958. Asimismo, 
organizó y dirigió marchas por el derecho al voto de la raza negra, la desegregación y el 
trabajo. Muchas de estas consignas fueron sancionadas como leyes en las actas de Derechos 
Civiles de 1964 y de Derechos al Voto en 1965. 
 
 • 
 
 
 
 
 
 
Malcolm X (1964) 
 
“El voto o la bala” 
 
Malcolm Little Norton (1925-1965), mejor conocido como Malcolm X, fue otro de los 
emblemas de la lucha racial norteamericana, aunque su vida estuvo signada por los 
múltiples cambios radicales que protagonizó. De pequeño, su familia tuvo que 
mudarse en varias ocasiones por las amenazas del KKK, que quemó su casa 
en Michigan y asesinó a su padre cuando él tenía seis años. Por la fragilidad mental de 
su madre, él y sus siete hermanos debieron trasladarse a distintos hogares, donde 
permaneció hasta los 15 años, cuando se mudó con una de sus hermanas a Boston. 
Allí comenzó a incurrir en actividades criminales, derivando en su encarcelamiento 
en 1946. 
 
Durante su estadía en prisión, Little Norton comenzó a involucrarse en el movimiento 
Nación del Islam, al que ingresó como miembro tras su excarcelación en 1953. Fue 
entonces que cambió su nombre a Malcolm X, simbolizando su nueva vida como un 
‘ex-fumador, ex-bebedor, ex-cristiano, ex-esclavo’. Los próximos diez años lo vieron 
convertirse en una de las caras más visibles de este movimiento, sus ideas radicales 
atemorizaban a muchos blancos y el separatismo negro que pregonaba contrastaba 
con la protesta no violenta que defendían líderes como Luther King. 
 
El 3 de abril de 1964, poco después de romper con la Nación del Islam y antes 
de embarcarse en otro cambio trascendental en su vida, Malcolm X pronunció 
en Cleveland uno de sus discursos más representativos, en que retrata su visión sobre 
la lucha racial como “El voto o la bala”. 
 
“(…) yo no creo en eso de engañarse uno a sí mismo. No me voy a sentar a tu mesa con 
el plato vacío para verte comer y decir que soy un comensal. Si yo no pruebo lo que 
hay en ese plato, sentarme a la mesa no hará de mí un comensal (…) Haber nacido 
aquí en Estados Unidos no te hace un norteamericano, porque si el nacimiento nos 
hiciera norteamericanos, no se necesitaría de ninguna legislación, de ninguna 
enmienda de la Constitución ni tampoco tendría que enfrentarse con los 
obstruccionistas de los derechos civiles, ahora mismo, en Washington D.C. No hay que 
promulgar leyes de derechos civiles para hacer norteamericano a un polaco. 
 
“(…) Por lo tanto, yo no estoy aquí hablando con usted como un norteamericano o 
como un patriota que saluda o hace ondear su bandera. ¡No! ¡No! Yo estoy aquí 
hablando como una víctima de este sistema. Veo a Estados Unidos a través de los ojos de la 
víctima y no veo ningún sueño americano; sino una pesadilla americana (…) Queremos 
escuchar nuevas ideas y nuevas soluciones y nuevas respuestas. Y en ese momento, si nos 
parece conveniente organizar un partido nacionalista negro, organizaremos un partido 
nacionalista negro. Si es necesario organizar un ejército nacionalista negro, organizaremos 
un ejército nacionalista negro. Será el voto o la bala. Será la libertad o será la muerte.” 
 
 • 
 
 
Nelson Mandela (1964) 
 
“Un ideal por el que estoy dispuesto a morir” 
 
“Soy el primer acusado”. Con estas palabras comenzaba uno de los alegatos 
más memorables de la historia, aquel que pronunció Nelson Rolihlahla Mandela 
(1918- 2013) el 20 de abril de 1964 ante el Tribunal Supremo de Pretoria explicando 
por qué recurrió a la violencia para combatir al racismo de su Sudáfrica natal. 
 
“Algunas de las cosas que se le han dicho al tribunal hasta ahora son ciertas, y otras 
falsas. No niego, sin embargo, que planeé un sabotaje. No lo hice movido por la 
imprudencia ni porque sienta ningún amor por la violencia. Lo planeé como 
consecuencia de una evaluación tranquila y racional de la situación política a la que 
se había llegado tras muchos años de tiranía, explotación y opresión de mi pueblo por 
parte de los blancos (…) 
 
“Llegué a la conclusión de que, puesto que la violencia en este país era inevitable, sería 
poco realista seguir predicando la paz y la no violencia. No me fue fácil llegar a esta 
conclusión. Solo cuando todo lo demás había fracasado, cuando todas las vías de 
protesta pacífica se nos habían cerrado, tomamos la decisión de recurrir a formas 
violentas de lucha política. Lo único que puedo decir es que me sentía moralmente 
obligado a hacer lo que hice (…)” 
 
Líder del Congreso Nacional Africano y comandante en jefe de la organización 
armada (y clandestina) Umkhonto we Sizwe, Mandela encabezó, hasta su detención, l
a rama violenta de la oposición al Apartheid, un régimen de segregación racial 
que permaneció hasta 1992. 
 
“Por encima de todo, queremos los mismos derechos políticos, porque sin 
ellos nuestras desventajas serán permanentes (…) Esto, por tanto, es contra lo 
que lucha el Congreso Nacional Africano. Su lucha es una auténtica lucha nacional. Es 
una lucha de los africanos, movidos por su propio sufrimiento y su propia experiencia. 
Es una lucha por el derecho a vivir. Durante toda mi vida me he dedicado a esta lucha 
de los africanos. He luchado contra la dominación de los blancos, y he luchado contra 
la dominación de los negros. He anhelado el ideal de una sociedad libre y democrática 
en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. 
Es un ideal por el que espero vivir y que espero lograr. Pero si es necesario, es un ideal 
por el que estoy dispuesto a morir.” 
 
Si bien las palabras con las que concluyó su alegato tuvieron amplia resonancia, tras ellas 
Madiba –como se lo llamaba– fue condenado a cadena perpetua. 17 años permaneció 
realizando trabajos forzados en una prisión de alta seguridad de Robben Island y 10 más en 
otras dos, sumando un total de 27 encarcelado. Convertido en el símbolo internacional de la 
lucha contra el apartheid, el Gobierno re- chazó múltiples peticionespor su libertad. En 
febrero de 1985, el entonces presi- dente Pieter Willem Botha se la ofreció a cambio de que 
renunciara a la lucha armada, oferta que Mandela rechazó diciendo: “¿Qué libertad se me 
ofrece mientras sigue prohibida la organización de la gente? Sólo los hombres libres pueden 
negociar. Un preso no puede entrar en los contratos”. 
 
 • 
 
 
Ronald Reagan (1964) 
 
“Tiempo de elegir” 
 
El inicio profesional de Ronald Reagan (1911-2004) poco indicaba el devenir 
polí- tico que adoptaría, y que lo llevaría a ser electo como gobernador del Estado 
de California (1967-1975) primero, y como presidente de Estados Unidos (1981-
1989), después. 
 
Originalmente fue miembro del Partido Demócrata, pero luego se sumó al 
Partido Republicano. Sus primeros años laborales estuvieron en el mundo artístico, 
fil- mando películas y presidiendo el Screen Actors Guild (sindicato de actores de la p
antalla). Dos años después de su cambio partidario, el 27 de octubre de 1964, Reagan 
fue orador del discurso en apoyo a la candidatura presidencial de Barry Goldwater. 
Esta alocución es considerada una de las más efectivas que se ha hecho en nombre de 
un candidato y representa el punto de partida de la carrera política de Reagan. 
 
“(…) Los Padres Fundadores sabían que un gobierno no puede controlar la economía 
sin controlar a la gente. Y sabían que, cuando un gobierno se decide a hacer, debe usar 
la fuerza y la coerción para lograr su objetivo. Así ha llegado el 
tiempo para elegir (…) 
 
“(…) Si todo esto parece demasiado, piensen en lo que está en juego. 
Tenemos enfrente al peor enemigo que la humanidad ha conocido en su largo 
camino desde los pantanos hasta las estrellas. No puede haber seguridad en 
ningún lugar del mundo libre si no hay estabilidad fiscal y económica dentro de 
Estados Unidos. Aquellos que nos piden comerciar con nuestra libertad por la sopa 
de pollo del estado del bienestar son los arquitectos de una política de 
acomoda- miento”. 
 
 • 
 
 
Malcolm X (1965) 
 
“No puedes odiar la raíz y no odiar el árbol” 
 
Tras su ruptura con la Nación del Islam, Malcolm X realizó la 
peregrinación musulmana a La Meca². Esta experiencia lo llevó a convertirse al isla
m ortodoxo, reconciliarse con la posibilidad de una hermandad entre blancos y 
negros, y fundar, a su regreso a Estados Unidos, la Organización de Unidad 
Afroamericana. 
 
Las tensiones entre él y la Nación del Islam fueron en escalada, a tal punto que recibió 
varias amenazas de muerte tanto privada como públicamente. En junio de 1964, la 
Nación del Islam exigió la vivienda que Malcom ocupaba en Nueva York, tras lo cual 
recibió una orden judicial para desocuparla. El 14 de febrero de 1965, en las vísperas 
de una audiencia para aplazar la fecha de desalojo, la casa fue incendiada. Este 
episodio tomó lugar el mismo día en que Malcolm X pronunció el discurso que a 
continuación se reproduce y en el que el líder refleja su nueva cosmovisión. 
 
“(…) Estamos en contra de todo el que practique cualquier forma de segregación o 
discriminación contra nosotros simplemente porque no seamos de un color que les 
resulte aceptable. Creemos en luchar contra eso. No juzgamos a un hombre por el 
color de su piel (…) Te juzgamos por lo que haces y por lo que practicas. Y mientras 
practiques la maldad, estaremos en tu contra. Y, para nosotros, la principal maldad es 
la que se basa en juzgar a un hombre por el color de su piel. Y creo que nadie aquí 
puede negar que vivamos en una sociedad que simplemente no juzga a un hombre de 
acuerdo a su talento, capacidades, credenciales académicas o falta de ellas. Esta 
sociedad juzga a los hombres exclusivamente por el color de su piel. Si eres blanco 
puedes salir adelante, y si eres negro tienes que luchar para avanzar a cada paso y aun 
así no sales adelante. 
 
“(…) Hasta 1959, la imagen del continente africano la crearon los enemigos de África 
(…) Y a África y al pueblo de África los proyectaban con una imagen negativa, una 
imagen odiosa. Nos hicieron creer que África era una tierra de junglas, una tierra de 
animales, una tierra de caníbales y salvajes. Era una imagen odiosa. ¿Por qué? Porque 
los opresores saben que no pueden hacer que odies la raíz sin hacer que también 
odies el árbol. No puedes odiar tus orígenes, sin acabar por odiarte a ti mismo. Y, como 
todos vinimos de África, no pueden hacer que odiemos África sin hacer que nos 
odiemos a nosotros mismos (…)” 
 
Una semana después de que dijera esto, el 21 de febrero de 1965, cuando comenzaba 
a hablar en una reunión de la Organización de la Unidad Afroamericana en el Audubon 
Ballroom de Manhattan, un hombre gritó: “¡Negro, quita las manos de mi bolsillo!” y Malcolm 
X fue asesinado de 16 disparos. 2. Ubicada en la actual Arabia Saudita, es la ciudad natal de 
Mahoma y la más importante de todas las ciudades santas del islam, visitada cada año por 
millones de peregrinos. Para los musulmanes, el peregrinaje a La Meca forma parte de uno de 
los aspectos fundamentales de su fe, los denominados pilares del islam. 
 
 • 
 
Robert F. Kennedy (1966) 
 
 
“Una ola de esperanza” 
 
Solo por su apellido, Robert Francis ‘Bobby’ Kennedy (1925-1968) puede ser 
considerado una figura prominente de la escena política norteamericana. Pero otras 
circunstancias también lo pusieron en el foco público. Hermano menor de JFK, asumió 
como Fiscal General cuando éste accedió a la presidencia en 1961 y fue uno de sus 
consejeros de mayor confianza. Fue, asimismo, senador por Nueva York entre 1965 y 
1968, y se encontraba en plena campaña presidencial cuando fue asesinado a tiros 
por el jordano nacido en Jerusalén Sirhan Bishara Sirhan el 5 de junio de 1968. Al igual 
que ocurriera con la muerte de su hermano, este episodio generó una multitud de 
especulaciones conspirativas. 
 
El discurso que a continuación se cita es el que pronunció el 6 de junio de 1966, con 
motivo del Día de Afirmación de la Libertad Académica y Humana en la Universidad 
de Ciudad del Cabo. 
 
“(…) Si queremos ir al frente fuera de nuestras fronteras, si queremos ayudar a los 
que lo necesitan, si queremos cumplir con nuestras responsabilidades para con la 
humanidad, debemos, en primer lugar, derribar las fronteras que la 
historia ha levantado entre los hombres dentro de nuestras propias naciones: 
las barreras de la raza y la religión, las de la clase social y la ignorancia (…) 
 
“Estos hombres cambiaron el mundo, y todos nosotros podemos también. Pocos 
cambiaron por sí mismos el rumbo de la historia, pero cada uno de nosotros podemos 
esforzarnos en cambiar una pequeña parte de los acontecimientos y la suma de todos 
estos actos será la historia que escriba esta generación (…) 
 
“Por supuesto, para adherirse a las normas y al idealismo, y para hacer frente a los 
peligros inmediatos, se requiere un gran valor y una gran confianza. Pero también 
sabemos que sólo aquellos que se atreven a arriesgar mucho pueden lograr mucho 
(…)” 
 • 
 
 
 
Fidel Castro (1967) 
 
“Hasta siempre comandante” 
 
Convencido de la necesidad de extender la revolución armada, en 1965 el Che 
Guevara abandonó Cuba y se dirigió al Congo, donde luchó en apoyo al 
movimiento revolucionario que estaba en marcha. Tras el fracaso de esta misión, se 
dirigió a Bolivia con la intención de instalar una guerrilla que pudiera extender su 
influencia hacia otros países de América latina. Allí, fue capturado por el ejército local 
y posteriormente ejecutado el 9 de octubre de 1967. 
 
Diez días después, en la Plaza de la Revolución de La Habana (Cuba), Fidel 
Castro decía estas palabras en su honor: 
 
“(…) Podrá morir el artista, sobre todocuando se es artista de un arte tan peli- groso 
como la lucha revolucionaria, pero lo que no morirá de ninguna forma es el arte al que 
consagró su vida y al que consagró su inteligencia (…) 
 
“Puede haber influido profundamente en su conducta la idea de que los 
hombres tienen un valor relativo en la historia, la idea de que las causas no son 
derrotadas cuando los hombres caen y la incontenible marcha de la historia no se 
detiene ni se detendrá ante la caída de los jefes (…) 
 
“Pero se equivocan los que cantan victoria. Se equivocan los que creen que su muerte 
es la derrota de sus ideas, la derrota de sus tácticas, la derrota de sus concepciones 
guerrilleras, la derrota de sus tesis (…) Es por eso, compañeros y compañeras de la 
Revolución, que nosotros debemos mirar con firmeza el porvenir y con decisión; es 
por eso que debemos mirar con optimismo el porvenir. ¡Y buscaremos siempre en el 
ejemplo del Che la inspiración, la inspiración en la lucha, la inspiración en la 
tenacidad, la inspiración en la intransigencia frente al enemigo y la inspiración en el 
sentimiento internacionalista! (…)” 
 
 • 
 
 
Martin Luther King (1968) 
 
 
“He visto la tierra prometida” 
 
Cuatro años después de recibir el Premio Nobel de la Paz por su labor en favor de la 
igualdad racial y los derechos civiles, el 4 de abril de 1968, Martin Luther King recibía 
un disparo en el cuello cuando se encontraba en el balcón del Hotel Lorraine en 
Memphis y se disponía a encabezar una marcha en aquella ciudad. Murió pocas horas 
después, pero sus palabras perduran. Un día antes, incluso, había emitido otro de los 
discursos más inspiradores de la historia. 
 
“(…) La nación está enferma, el problema está en la tierra, confusión en todas partes. 
Pero yo sé que, de alguna manera, solamente cuando está lo suficientemente oscuro 
puedes ver las estrellas. Y veo a Dios obrando en este período del siglo XX en una 
manera que los hombres, en alguna extraña manera, están respondiendo. Algo está 
pasando en nuestro mundo. Las masas de gente se están levantando. Y donde quiera 
que hoy estén reunidos (…) el grito es siempre el mismo: ‘Queremos ser libres’ (…) 
 
“Pues bien, no sé lo que pasará ahora; tenemos días difíciles más adelante. 
Pero realmente ahora no me importa, porque he estado en la cima de la montaña. Y 
no lo tomo en cuenta, como cualquier persona me gustaría vivir una larga vida –
la longevidad tiene su lugar. Pero eso no me concierne ahora. Yo solo quiero hacer la 
voluntad de Dios. Y Él me ha permitido subir a la montaña. Y he mirado y he visto la 
tierra prometida. Puede que no llegue allá con ustedes. Pero quiero que ustedes sepan 
esta noche, que nosotros, como personas, llegaremos a la tierra prometida. Así que 
esta noche estoy feliz, no me preocupa ninguna cosa, ¡No le temo a ningún hombre! 
¡Mis ojos han visto la gloria de la venida del Señor!” 
 
 • 
 
 
 
Pablo Neruda (1971) 
 
 
“No hay soledad inexpugnable” 
 
El chileno Pablo Neruda (1904-1973) fue, para Gabriel García Márquez, “el 
más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma”. Dos años después de alcanzar 
la fama internacional en 1924 con Veinte poemas de amor y una canción desesperada,
 debido a sus problemas económicos, Neruda emprendió la carrera consular que 
lo llevó a vivir en Birmania, Ceilán, Java, Singapur y España, país donde se 
relacionó con artistas incluidos en la llamada Generación del 27 y fundó la revista Ca
ballo Verde para la Poesía. De regreso a Chile, hacia el final de la década de 1930, ing
resó en el Partido Comunista, virando su obra hacia la militancia política, y fue 
electo senador. En este cargo denunció abusos y desigualdades, por eso fue objeto 
de persecución gubernamental y debió exiliarse en la Argentina, desde donde viajó 
a distintos países del mundo. 
 
Dos años antes de su muerte, en 1971, Neruda fue galardonado con el Premio Nobel 
de Literatura, ocasión en que pronunció el discurso que aquí se recuerda. 
 
“(…) De todo ello, amigos, surge una enseñanza que el poeta debe aprender de los 
demás hombres. No hay soledad inexpugnable. Todos los caminos llevan al 
mismo punto: a la comunicación de lo que somos. Y es preciso atravesar la soledad y 
la aspereza, la incomunicación y el silencio para llegar al recinto mágico en que 
podemos danzar torpemente o cantar con melancolía; más en esa danza o en esa 
canción están consumados los más antiguos ritos de la conciencia: de la conciencia de 
ser hombres y de creer en un destino común (…) 
 
“El poeta no es un ‘pequeño dios’ (…) No está signado por un destino 
cabalístico superior al de quienes ejercen otros menesteres y oficios. A menudo 
expresé que el mejor poeta es el hombre que nos entrega el pan de cada día: el 
panadero más próximo, que no se cree Dios. Él cumple su majestuosa y humilde faena 
de amasar, meter al horno, dorar y entregar el pan de cada día, con una obligación 
comunitaria. Y si el poeta llega a alcanzar esa sencilla conciencia, podrá también 
la sencilla conciencia convertirse en parte de una colosal artesanía, de una 
construcción simple o complicada, que es la construcción de la sociedad, la 
transformación de las condiciones que rodean al hombre, la entrega de la 
mercadería: pan, verdad, vino, sueños. Si el poeta se incorpora a esa nunca gastada 
lucha por consignar cada uno en manos de los otros su ración de compromiso, su 
dedicación y su ternura al trabajo común de cada día y de todos los hombres, el 
poeta tomará parte en el sudor, en el pan, en el vino, en el sueño de la humanidad 
entera. Sólo por ese camino inalienable de ser hombres comunes llegaremos a restituirle a la 
poesía el anchuroso espacio que le van recortando en cada época, que le vamos recortando 
en cada época nosotros mismos (…)” 
 
 • 
 
 
Salvador Allende (1973) 
 
 
“Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo” 
 
El mismo año en que moría Neruda, Chile sufría otras dos grandes pérdidas: la de su 
presidente, Salvador Allende, y la de su democracia, en manos del golpe de Estado 
liderado por el general Augusto Pinochet, cuyo régimen militar se prolongaría hasta 
1990. 
 
Nacido en 1908, Allende fue un médico cirujano y uno de los máximos exponentes del 
socialismo en su país, liderando y cofundando dicho partido en 1933. Tras pasar por 
distintos cargos y presentarse a elecciones en 1952, 1958 y 1962, en 1970 fue electo 
presidente de Chile, inaugurando un dificultoso período que culminó el 11 de 
septiembre de 1973, cuando se llevó a cabo el mencionado golpe de Estado. 
 
El todavía presidente rechazó varios pedidos de rendición y murió en el Palacio de la 
Moneda, sede del gobierno, al ser bombardeado por los detractores. Sus últimas 
palabras fueron transmitidas a la nación esa misma mañana, a través de 
Radio Magallanes, la única favorable al gobierno que aún no había sido silenciada. 
 
“(8:45 a.m.) (…) que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia 
y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile: sin tener carne de mártir, no daré un 
paso atrás (…) dejaré la Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera, 
defenderé esta revolución chilena y el gobierno (…) Sólo acribillándome a balazos 
podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo (…) El 
proceso social no va a desaparecer porque desaparece un dirigente. 
Podrá demorarse, prolongarse, pero (…) no detenerse. Compañeros, permanezcan 
aten- tos a las informaciones en sus sitios de trabajo, que el compañero Presidente 
no abandonará a su pueblo ni su sitio de trabajo. Permaneceré en la Moneda inclusive 
a costa de mi propia vida. 
 
“(9:10 a.m.) (…) ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con 
mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza deque la semilla que 
hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser 
segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen 
los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen 
los pueblos (…) 
 
“El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni 
acribillar, pero tampoco puede humillarse. Trabajadores de mi Patria, tengo fe en 
Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la 
traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, 
de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una 
sociedad mejor. 
 
“¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo 
la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una 
lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.” 
 
 • 
 
 
Indira Gandhi (1974) 
 
 
“No hay persona que sea demasiado pequeña” 
 
Hija de un Primer Ministro indio y madre de otro, Indira Gandhi (1917-1984) fue 
la primera líder femenina de esta nación asiática. En 1938, ingresó en el partido 
del Congreso y participó de la lucha por la independencia de su país junto a 
Gandhi. Durante los años siguientes, fue presidenta de su partido, ministra de 
Información y Radiodifusión, y Primer Ministro a partir de 1966. 
 
Su desempeño al frente del gobierno (para lo que fue reelegida sucesivamente hasta 
1977), estuvo caracterizado por su política progresista, causando fuertes disputas en 
su seno. Asimismo, algunas de sus contribuciones incluyen la nacionalización de los 
bancos de la India, un programa para la autosuficiencia, políticas ambientales, y el 
impulso de la participación de las mujeres en la vida social y polí- tica de su país. El 
discurso que Indira Gandhi pronunció el 23 de noviembre 
de 1974 en la Indraprastha College for Women en Delhi fue ilustrativo de esto último. 
 
 “Un antiguo refrán sánscrito dice que la mujer es el hogar y que el hogar es base de 
la sociedad. Es en la medida en que construimos nuestros hogares que podemos 
construir nuestro país (…) Esta es la razón por la que la educación de las 
mujeres es casi más importante que la educación de los niños y hombres. Nosotros –
y por ‘nosotros’ no solo me refiero a la India sino a todo el mundo– hemos descuidado 
la educación de las mujeres. 
“(…) Algunas personas piensan que solo tomando empleos bien altos están haciendo 
algo importante o un servicio nacional. Pero todos sabemos que la maquinaria más 
compleja sería ineficaz si un pequeño tornillo no está funcionando como debe y que 
ese tornillo es tan importante como cualquier parte grande. Lo mismo sucede en la 
vida nacional. No hay un trabajo que sea demasiado pequeño; no hay persona que sea 
demasiado pequeña. Todos tienen algo para hacer. Y si él o ella lo hacen bien, 
entonces el país funcionará bien (…)” 
 
En 1980 Indira Gandhi volvió a ponerse al frente de su país. En un intento por 
ter- minar el terrorismo Sij, en junio de 1984 envió tropas del ejército para sofocar 
una ocupación de esta etnia en el Templo Dorado de Amritsar, una acción que 
ocasionó cientos de muertos y el resentimiento de los seguidores de esta religión. Esta 
acción, asimismo, ocasionó su propia muerte: El 31 de octubre de ese año, Gandhi fue 
asesinada por dos miembros de su guardia personal de origen sij. 
 
 • 
 
 
Madre Teresa (1979) 
 
 
“El amor comienza en casa” 
 
 
De nombre secular Agnes Gonxha Bojaxhiu, la Madre Teresa de Calcuta (1910- 1997) 
es uno de los más importantes símbolos de misericordia, compasión, caridad y 
entrega que ha dado la historia. Esta monja católica de origen albanés fundó la 
congregación de las Misioneras de la Caridad, en Calcuta, en 1950, y dedicó la mayor 
parte de su vida a atender a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos. 
Tal dimensión alcanzó su figura que, tras su muerte, fue beatificada por el papa 
Juan Pablo II. Asimismo, su labor la hizo receptora de innumerables 
reconocimientos, incluyendo el Premio Nobel de la Paz en 1979, ocasión en la que 
pronunció el siguiente discurso. 
 
“(…) No es suficiente que digamos: Amo a Dios, pero no amo a mi prójimo (…) ¿Cómo 
puedes amar a un Dios al que no ves, si no amas a tu prójimo al que sí ves, al que sí 
tocas y con el que vives? Y por esto es tan importante darnos cuenta que el amor, para 
que sea verdadero, debe doler. A Jesús le dolió amarnos (…) Hemos sido creados para 
amar y ser amados, y después Él se ha hecho hombre para hacer posible que nos 
amáramos unos a otros como él nos amó. Él se trans- forma en el hambriento, en el 
desnudo, en el sin hogar, en el enfermo, en el prisionero, en el solitario, en el no 
querido, y dice: Lo hicisteis conmigo. Hambre de nuestro amor, y hambriento de 
nuestra gente pobre. Este es el hambre que tú y yo debemos encontrar y que puede 
estar en nuestro propio hogar. 
 
“(…) Hay tanto sufrimiento, tanto odio, tanta miseria, y nosotros empezamos en casa 
con nuestra oración, con nuestro sacrificio. El amor comienza en casa, y no es tanto 
cuánto hacemos, sino cuánto amor ponemos en las cosas que hacemos (…) Y así estoy 
yo aquí hablando con ustedes, quiero que encuentren a los pobres aquí, antes que en 
ningún otro sitio, en su propia casa. Y comenzar a amar allí. 
 
“(…) Pero no quiero que me den de su abundancia, quiero que me den de lo que les 
duela (…) Amémonos unos a otros como Él nos amó. Vamos a amarlo con un amor 
indiviso (…) Hagamos este propósito: que ningún niño no sea deseado, y también que 
nos encontremos entre nosotros siempre con una sonrisa, especialmente cuando sea 
difícil sonreír (…)” 
 
 • 
 
 
Adolfo Suárez (1979) 
 
 
“La política debe ser una parte noble” 
 
En el mismo año en que la Madre Teresa pronunciaba este discurso en Noruega, en 
España se producía un acontecimiento histórico. El 30 de marzo Adolfo 
Suárez González, I Duque de Suárez, Grande de España (1932-2014) asumía como el 
primer Presidente de la Democracia de dicho país, convirtiéndose –si bien 
permaneció en el cargo solo hasta 1981, cuando presentó su dimisión– en una de 
las figuras clave del período que se conoce como la “Transición Española”. Este 
pro- ceso llevó a la conformación del sistema democrático que aún se mantiene y al 
fin del régimen dictatorial que por más de 30 años lideró el general Francisco Franco. 
 
Tal fue la importancia de este abogado y político, que, tras su muerte el 23 de marzo 
de 2014, le fue otorgado a título póstumo el Collar de la Real y Distinguida Orden de 
Carlos III, la condecoración civil más alta que se entrega en España. En su asunción 
aquel 30 de marzo, esto es parte de lo que dijo ante el Congreso de los Diputados: 
 
“(…) Somos un país viejo que no tiene sus nuevas fronteras fuera de sí, sino dentro de 
lo que a lo largo de los siglos ha sido la difícil y terca voluntad de convivencia entre 
lenguas y culturas diferentes. El reto actual consiste en admitir que somos como 
somos, en empeñarnos en mejorar cada día y en levantar el país a base de trabajo, 
capacidad autocrítica y espíritu de sacrificio. La nueva frontera, en una palabra, no 
está lejos de nosotros, sino dentro de todos y cada uno de nosotros mismos. Hemos 
de saber encerrarnos en esta identidad definitoria para plantar sólidamente las raíces 
del gran pueblo que todos juntos podemos ser. 
 
“Y tenemos voluntad, fortaleza y experiencia política para serlo. La 
oportunidad histórica para lograrlo se conjuga ciertamente con una serie de 
dificultades económicas y sociales que podrían tratar de impedirlo. Más lo que 
importa es elegircorrectamente y apostar por la justicia y la equidad con tenacidad y 
con eficacia en vez de turbarnos por el verbalismo y la frivolidad (…) Creemos, en 
una palabra, que la política debe ser una parte noble de una sociedad viva y 
actuante, no su condicionante o el inicio de su disolución en el seno de una 
organización burocratizada y deshumanizante (…)” 
 
 • 
 
 
 
 
 
Gabriel García Márquez (1982) 
 
 
“La soledad de América Latina” 
 
El colombiano Gabriel García Márquez (1927–2014), o Gabo, como se lo conocía, fue 
unos de los escritores más importantes de América Latina. Su prosa tuvo 
una influencia tal que, en 2007, la Real Academia Española y la Asociación de 
Acade- mias de la Lengua Española lanzaron una edición popular conmemorativa de
 Cien años de soledad, su novela más recordada, por considerarla parte de los clásico
s hispánicos de todos los tiempos. 
 
“La soledad en América Latina”, discurso que a continuación se cita, es el que 
pronunció al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1982. 
 
“(…) América latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada 
de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se con- viertan en 
una aspiración occidental. No obstante, los progresos de la navegación que han 
reducido tantas distancias entre nuestras Américas y Europa, parecen haber 
aumentado en cambio nuestra distancia cultural. ¿Por qué la originalidad que se nos 
admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en 
nuestras tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Por qué 
pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus 
países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en 
condiciones diferentes? No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia 
son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una 
confabulación urdida a tres mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y 
pensadores europeos lo han creído, con el infantilismo de los abuelos que olvidaron 
las locuras fructíferas de su juventud, como si no fuera posible otro destino que vivir 
a merced de los dos grandes dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño de nuestra 
soledad. 
 
“Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la 
vida (…) Un día como el de hoy, mi maestro William Faulkner dijo en este lugar: ‘Me 
niego a admitir el fin del hombre’. No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue 
suyo si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la 
humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada 
más que una simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a 
través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de 
fábulas que todo lo creemos nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es 
demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y 
arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, 
donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas 
a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la 
Tierra.” 
 
 • 
 
 
Camilo José Cela (1987) 
 
 
“En España el que resiste, gana” 
 
Al igual que Gabo, Camilo José de Cela (1916-2002) se inscribe también entre 
los escritores más importantes de habla hispana del siglo XX. De su pluma 
salieron obras de incuestionable valor como La familia de Pascual Duarte y La Colme
na, entre otras. Oriundo de La Coruña, este prolífico autor fue, durante 45 años, 
académico de la Real Academia Española y recibió algunos de los galardones más 
codiciados, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1987), el Nobel 
de Literatura (1989) y el Premio Cervantes (1995). Este discurso es el que pronunció 
al recibir la primera de estas condecoraciones, en 1987. 
 
“En España —y os lo digo, Alteza, porque sois joven y español— el que resiste, gana. 
Y también os lo digo, Alteza, porque habréis de lidiar durante vuestra vida (…) con los 
tres embates que siempre se arrancan y siempre se estrellan contra el alma de los 
elegidos: el hombre impaciente, el del tiempo inclemente y el de la circunstancia 
desaforada e hiriente. 
 
“Alteza, no demos pábulo ni al inerte sentimiento ni a la anestesiadora y deformante 
nostalgia y dejemos volar la esperanza y la ilusión, que son las dos alas de 
la saludable felicidad que ni cesa ni aun se interrumpe. 
 
“(…) Este es el paisaje en que la representación de vuestros pasos históricos ha de 
tener lugar y ha de acontecer por rigurosa ley de fatalidad: se llama España y no 
tenemos otro ni tampoco podemos ni queremos cambiarlo por ningún otro. Nuestro 
naipe está sobre la mesa y con él hemos de jugar la partida en la que nos va el presente 
y el futuro. De nuestra sabiduría y prudencia dependerá el resultado y el llanto o la 
alegría (…)” 
 
 • 
 
 
Severn Cullis-Suzuki (1992) 
 
 
“Lucho por mi futuro” 
 
Con solo 10 años, la canadiense Severn Cullis-Suzuki fundó la Organización 
Infan- til del Medio Ambiente (ECO, por sus siglas en inglés: Environmental Children’
s Organization) y, con 12, junto a los miembros de esta organización –
niños, como ella– recaudó el dinero suficiente para asistir a The Earth Summit, la Cu
mbre de Medio Ambiente y Desarrollo celebrada por las Naciones Unidas en Río de 
Janeiro, Brasil. Allí, con su corta edad, pero firmes convicciones, dejó mudos a los 
representantes de los Estados presentes, al hablar, con dolorosa precisión y desde 
la perspectiva de su generación, sobre los riesgos que enfrenta el medioambiente 
por el inaccionar ‘adulto’. Esto dijo: 
“(…) Estoy aquí para hablar en nombre de todas las generaciones por venir. 
Estoy aquí para hablar en defensa de los niños hambrientos del mundo cuyos 
llantos siguen sin oírse. Estoy aquí para hablar por los incontables animales que 
mueren en este planeta porque no les queda ningún lugar adonde ir. No podemos 
soportar no ser oídos. 
 
“(…) Todo esto ocurre ante nuestros ojos y seguimos actuando como si 
tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos y todas las soluciones. Soy solo una niña 
y no tengo todas las soluciones, pero quiero que se den cuenta: ustedes tampoco las 
tienen. No saben cómo arreglar los agujeros en nuestra capa de ozono. No saben cómo 
devolver a los salmones a aguas no contaminadas. No saben cómo resucitar un animal 
extinto. Y no pueden recuperar los bosques que antes crecían donde ahora hay 
desiertos. Si no saben cómo arreglarlo, por favor, dejen de romperlo. 
 
“(…) Mi padre siempre dice: ‘Eres lo que haces, no lo que dices’. Bueno, lo que ustedes 
hacen me hace llorar por las noches. Ustedes, adultos, dicen que nos quieren. Los 
desafíos: por favor, hagan que vuestras acciones reflejen vuestras palabras.” 
 
 • 
 
 
Nelson Mandela (1994) 
 
 
“Libre al fin” 
 
Luego de 27 años, el entonces presidente Frederik de Klerk finalmente puso 
en libertad a Nelson Mandela. Su lucha, sin embargo, no concluyó ese 11 de febrero de 
1990, sino que marcó un hito a partir del cual las leyes del apartheid comenzaron a 
ser derogadas en Sudáfrica. 
 
Un año más tarde, dicho país experimentó sus primeras elecciones multirraciales, en 
unos comicios que se prolongaron por tres días y en los que participaron más de 20 
millones de personas. Aquel 27 de abril de 1994, conocido como el Día de la Libertad, 
Madiba fue elegido presidente. Así, tras 342 años de dominación blanca y 46 de fuerte 
segregación racial, el 10 de mayo siguiente Sudáfricaasistió a la asunción de su 
primer presidente negro, ocasión en la que el nuevo funcionario expresó: 
 
“(…) Nuestros actos diarios como sudafricanos comunes deben producir 
una auténtica realidad sudafricana que reafirme la creencia de la humanidad en la 
justicia, refuerce su confianza en la nobleza del alma humana y dé aliento a 
todas nuestras esperanzas de una vida espléndida para todos. Todo esto nos lo 
debemos a nosotros mismos y se lo debemos a los pueblos del mundo que tan bien 
representados están hoy aquí. 
 
“(…) Ha llegado el momento de curar las heridas. El momento de salvar los abismos 
que nos dividen. Nos ha llegado el momento de construir. Al fin hemos lo- grado la 
emancipación política. Nos comprometemos a liberar a todo nuestro pueblo del 
persistente cautiverio de la pobreza, las privaciones, el sufrimiento, la discriminación 
de género, así como de cualquier otra clase. Hemos logrado dar los últimos pasos 
hacia la libertad en relativas condiciones de paz. Nos compró- metemos a construir 
una paz completa, justa y perdurable. Hemos triunfado en nuestro intento de 
implantar esperanza en el seno de millones de los nuestros. Contraemos el 
compromiso de construir una sociedad en la que todos los sudafricanos, tanto negros 
como blancos, puedan caminar con la cabeza alta, sin ningún miedo en el corazón, 
seguros de contar con el derecho inalienable a la dignidad humana: una nación 
irisada, en paz consigo misma y con el mundo (…)” 
 
 • 
 
 
Elie Wiesel (1999) 
 
 
“Indiferencia no es sólo un pecado” 
 
Pero, así como las heridas abiertas por el apartheid tardarían años en sanar, y aun hoy 
no terminan de cicatrizar, lo mismo sucede con otros conflictos de catas- trófica 
trascendencia como el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial. 
 
La obra del escritor húngaro de nacionalidad rumana, Eliezer Wiesel es uno de 
los reflejos más salientes de ello. Nacido en 1928, tras sobrevivir a los campos de 
concentración nazi donde estuvo confinado desde los 16 años, dedicó su vida a 
escribir y hablar sobre los horrores del Holocausto, con la intención de que nada 
igual vuelva a suceder. Como parte de esta misión, por la que fue galardonado con 
el Premio Nobel de la Paz en 1986, en 1999 enunció “Los peligros de la 
indiferencia”, en un foro realizado en Washington. 
 
“Indiferencia –dijo aquel día–, no obtiene respuesta. Indiferencia no es una 
res- puesta. La indiferencia no es el comienzo; es el final. Y, por lo tanto, indiferencia 
es siempre el amigo del enemigo, porque se beneficia del agresor, nunca de su víctima, 
cuyo dolor es magnificado cuando él o ella se sienten olvidados. El prisionero político 
en su celda, los niños hambrientos, los refugiados sin hogar, se 
sienten abandonados, no por la respuesta a su súplica, no por el alivio de su soledad, 
sino porque no ofrecerles una chispa de esperanza es como exiliarlos de la memoria 
humana. Y, al negarles su humanidad, traicionamos nuestra propia humanidad. 
Indiferencia, entonces, no es sólo un pecado, es un castigo. Y es una de las más 
importantes lecciones de la amplia gama de experimentos del bien y el mal del siglo 
pasado”. 
 
 • 
 
 
Gerhard Schroeder (2005) 
 
 
“60 años de Auschwitz” 
 
Seis años más tarde, se cumplían 60 años del final de la Segunda Guerra y la 
libe- ración de Auschwitz, el mayor campo de concentración y exterminio que 
existió durante la dominación nazi. En conmemoración, el 25 de enero de 2005, el 
entonces canciller de Alemania, Gerhard Fritz Kurt Schröder, emitió las siguientes 
palabras: 
 
“(…) El mal no es una categoría científica o política. Sin embargo, después 
de Auschwitz, ¿quién podría dudar de su existencia, y de que se manifestó 
asimismo en el genocidio impulsado por el odio y llevado a cabo por el régimen nazi? 
Aun así, reconocer este hecho no nos permite esquivar nuestra responsabilidad 
arrojando la culpa sobre un demoníaco Hitler. El mal manifestado en la ideología nazi 
no carecía de predecesores. Había una tradición detrás del ascenso de esta brutal 
ideología y la pérdida de inhibición moral que le acompañaba. Sobre todo, hay que 
decir que la ideología nazi era algo que la población apoyaba en aquel momento y que 
contribuyó a que sucediera. 
 
“Ahora, 60 años después de la liberación de Auschwitz por el Ejército Rojo, yo 
estoy frente a ustedes como el representante de una Alemania democrática. 
Yo expreso mi vergüenza por las muertes de aquellos que fueron asesinados y por 
el hecho de que ustedes, los sobrevivientes, fueron forzados a marchar a través 
del infierno de un campo de concentración. 
 
“(…) del terror nazi ha emergido una certeza para todos nosotros que puede 
ser expresada de la mejor manera por las palabras ‘nunca más’. Queremos 
preservar esta certeza. Todos los alemanes, pero también todos los europeos y la 
comunidad internacional entera, necesitamos continuar aprendiendo a convivir 
entre nosotros con respeto, humanidad y en paz (…)” 
 
 • 
 
 
Steve Jobs (2005) 
 
“Conectar los puntos” 
 
En un ámbito muy distinto, ese mismo año Steve Jobs (1955-2011), 
emprendedor visionario y padre de Apple, pronunció un discurso igualmente 
inspirador, aunque por razones diferentes. El lugar era la Universidad de Stanford; la 
fecha, el 12 de junio de 2005; y, la ocasión, la ceremonia de graduación de alumnos de 
dicha institución académica. Citado por tecnológicos y no tecnológicos por 
igual, “Conectar los puntos” mostró una versión distinta del Jobs que solía 
presentarse en los lanzamientos de su empresa, una mucho más emocional, sensible 
y humilde, con consejos que merecen ser leídos o escuchados en más de una ocasión. 
 
“(…) no puedes conectar los puntos hacia adelante, sólo puedes hacerlo hacia atrás. 
Así que tienen que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro. 
Tienes que confiar en algo, tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea. Esta 
forma de actuar nunca me ha dejado tirado y ha marcado la diferencia en mi vida. 
 
“(…) El trabajo va a llenar gran parte de sus vidas, y la única forma de estar real- mente 
satisfechos es hacer lo que consideren un trabajo genial. Y la única forma 
de tener un trabajo genial es amar lo que hagan. Si aún no lo han encontrado, sigan 
buscando. No se conformen. 
 
“(…) El tiempo es limitado, así que no lo gasten viviendo la vida de otro. No se dejen 
atrapar por el dogma que es vivir según los resultados del pensamiento de otros. No 
dejen que el ruido de las opiniones de los demás ahogue su propia voz interior. Y, lo 
más importante, tengan el coraje de seguir a su corazón y a su intuición. De algún 
modo, ellos ya saben lo que tú realmente quieres ser. Todo lo demás es secundario”. 
 
 • 
 
 
Dianne Feinstein (2006) 
 
 
“Es tiempo de actuar” 
 
Nacida el 22 de junio de 1933, la demócrata Dianne Goldman Berman Feinstein fue la 
primera mujer en ser elegida alcalde de San Francisco (1978-1988) y en servir en el 
Senado de California. Como parte de su labor, fue precursora al presentar proyectos 
de ley para combatir el cambio climático, en apoyo de los cuales, en octubre de 2006, 
dijo lo siguiente: 
 
“Hoy estoy aquí para discutir el calentamiento global, el mayor desafío ambiental al 
que se enfrenta el planeta (…) Si actuamos ahora y los mayores aumentos 
de temperatura se reducen a uno a dos grados centígrados para finales de este 
siglo, los daños –aunque importantes– serán manejables. Pero si no actúan y 
aumenta el calentamiento de cinco a nueve grados, a finales de este siglo los daños 
serán catastróficos e irreversibles. Así que debemos actuar ahora. 
 
“Cada uno de nosotros se enfrenta a una elección, una elecciónque tendrá 
re- percusiones no sólo para nuestro futuro, sino para el futuro de nuestros hijos 
y nietos. ¿Seguimos con una actitud de negocios como de costumbre? ¿O hacemos los 
cambios necesarios para evitar una catástrofe? (…) Si no se hace nada, si 
la Tierra se calienta desde cinco hasta nueve grados, el rostro de nuestro 
planeta cambiará para siempre. Es por eso que debemos actuar pronto y con 
decisión (…) La elección es clara. Es hora de dejar de hablar y comenzar a actuar.” 
 
 • 
 
 
Randy Pausch (2007) 
 
 
“La última lección” 
 
El 18 de septiembre de 2007, el profesor de ciencias de la computación, interacción 
hombre-máquina y diseño, Randy Pausch tenía previsto cumplir con una tradición 
académica llamada “última lección” en la estadounidense Universidad Carnegie 
Mellon. Lo que ninguno de los 400 estudiantes y colegas presentes esperaban, sin 
embargo, es que comenzara la alocución anunciando que había sido diagnosticado 
con cáncer de páncreas y que los médicos le estimaban de tres a seis meses de vida. 
Pero él afrontó aquella intervención, su verdadera última lección, con un humor y 
sentido común que hicieron que la misma se convirtiera en una lección de vida, no 
solo para quienes la presenciaron sino también para todo aquel que esté dispuesto a 
escuchar. 
 
Si bien se sometió a cirugías agresivas y a quimioterapia experimental para 
intentar frenar el avance de la enfermedad, el 25 de julio de 2008, menos de diez 
meses después de su clase final, Pausch falleció en su Chesapeake natal. A 
continuación, su legado, la estela de su lección inmortal. 
 
“(…) Que patético si sabes que vas a morir y que tienes que dar una última 
conferencia. ¿Qué les dirías a tus alumnos? Para mí hay un elefante en la habitación y 
el elefante es que tengo cáncer en el páncreas, que ha regresado después de 
quimioterapia, cirugía y radiación, y que los doctores me han dicho que no hay nada 
más que hacer y que tengo meses de vida. 
 
“Esta charla no es sobre la muerte, es sobre la vida y como vivirla, específicamente 
sobre los sueños de tu niñez y como conseguirlos (…) ¿Cuáles eran mis sueños de 
niño? Jugar en la liga nacional de fútbol. Es uno de los sueños que no conseguí. Y es 
importante hacerlo notar. Si no consigues tus sueños puedes todavía conseguir 
mucho intentando. Hay una expresión que amo que dice: ‘Experiencia es lo que 
obtienes, cuando no obtienes lo que quieres’. 
 
“(…) Mi siguiente sueño: Walt Disney Imaginering (…) Me gradué de la universidad y 
traté de llegar a ser parte de la gente que hace la magia. Lo que obtuve fue una amable 
carta de rechazo. Guardo esas cartas de rechazo todavía. Son una inspiración. Dejé 
que las cosas pasaran y trabajé duro y me convertí en un ingeniero junior de 
investigación visual en mi facultad (…) Desarrollé las habilidades que eran valiosas 
para Disney y tuve la oportunidad de trabajar allí (…) ¡Me tomó quince años lograrlo! 
Y muchos, muchos intentos. Aprendí que, cuando un muro aparece en nuestro camino, 
está por una razón, no es para detenernos, sino para mostrarnos cuanto queremos lograr. 
 
“(…) Si quieres conseguir tus sueños es mejor que juegues honestamente con los demás. Un 
consejo que es difícil de seguir. Di la verdad. Segunda cosa: cuando la ‘riegues’, discúlpate (…) 
Sé agradecido (…) La gratitud es una cosa muy sencilla y poderosa. Y, por último, no creo que 
quejarse y cuestionarse todo resuelva realmente los problemas (…) Puedes escoger que el 
tiempo que te quede esté lleno de energía y esfuerzo, gastarlo quejándote, o emplearlo 
jugando el juego duro. Posiblemente te ayude más si escoges esto (…)” 
 
 • 
 
 
Al Gore (2007) 
 
 
“Tenemos un propósito. Somos muchos” 
 
Albert Arnold Gore fue el cuadragésimo quinto vicepresidente de Estados 
Unidos, bajo el mandato de Bill Clinton, y candidato presidencial en 2000, perdió 
contra el republicano George Bush. Pero, en los últimos años, este demócrata forjó su 
reputación por razones distintas. 
 
En 2006, protagonizó el documental ganador del premio Oscar Una verdad incómoda
, que habla sobre el cambio climático, la responsabilidad que tienen las personas, 
gobiernos e industrias, y la necesidad de emprender un camino hacia las energías 
limpias. Por su contribución a la reflexión y acción mundial contra este fenómeno, al 
año siguiente fue galardonado no solo con el Premio Príncipe de Asturias de 
Cooperación Internacional, sino también con el Premio Nobel de la Paz (junto al Panel 
Intergubernamental sobre el Cambio Climático, IPCC). Al recibir este último, Al Gore 
puso de manifiesto la urgencia de tomar acciones, en el discurso que aquí se resume: 
 
“(…) estamos enfrentando una emergencia planetaria. Una amenaza a 
nuestra subsistencia que está ganando siniestro y destructivo potencial mientras 
estamos aquí reunidos (…) Sin embargo, a pesar de un creciente número de 
honorables excepciones, demasiados líderes mundiales siguen siendo mejor 
descritos por las palabras de Winston Churchill aplicadas a quienes ignoraron la 
amenaza de Adolfo Hitler: ‘Continúan con extrañas paradojas, sólo deciden seguir 
indecisos, acuerdan seguir en desacuerdo, firmes en patinar, sólidos en la fluidez, 
todos poderosos en impotencia’. 
 
“(…) El futuro está tocando a nuestra puerta ahora mismo. No se equivoquen, 
la siguiente generación nos preguntará una de estas dos cosas: ‘¿En qué 
estaban pensando, por qué no actuaron?’ O, por el contrario, ‘¿cómo hicieron 
para encontrar el coraje moral, levantarse y resolver exitosamente una crisis que 
muchos decían era imposible de resolver?’ 
 
“Tenemos todo lo que necesitamos para empezar, excepto, tal vez, voluntad política. 
Pero la voluntad política es un recurso renovable. Así que renovémosla y digamos 
todos juntos: ‘Tenemos un propósito. Somos muchos. Por este propósito nos 
levantaremos y actuaremos’.” 
 
 • 
 
 
 
Barack Obama (2008) 
 
 
“Sí, podemos” 
 
Un año después del discurso de Al Gore, un acontecimiento histórico ocurrió en su 
Estados Unidos natal. El hasta entonces senador por Illinois, demócrata 
Barack Hussein Obama II, se convirtió en el primer afroamericano en ser electo 
Presi- dente. Aquí, parte del emotivo discurso que pronunció ante más de 100 mil 
personas en el Grant Park de Chicago, tras conocerse los resultados de dicha 
elección en noviembre de 2008: 
 
“(…) Si todavía queda alguien por ahí que aún duda de que Estados Unidos es un lugar 
donde todo es posible, quien todavía se pregunta si el sueño de nuestros fundadores 
sigue vivo en nuestros tiempos, quien todavía cuestiona la fuerza de nuestra 
democracia, esta noche es su respuesta (…) Ha tardado tiempo en llegar, pero esta 
noche, debido a lo que hicimos en esta fecha, en estas elecciones, en este momento 
decisivo, el cambio ha venido a Estados Unidos. 
 
“(…) Mientras celebramos esta noche, sabemos que los retos que nos traerá el día de 
mañana son los mayores de nuestras vidas –dos guerras, un planeta en peligro, la 
peor crisis financiera desde hace un siglo (…) El camino por delante 
será largo. La subida será empinada. Puede que no lleguemos en un año ni en 
un mandato. Sin embargo, Estados Unidos nunca ha estado tan esperanzado 
como esta noche de que llegaremos. 
 
Les prometo que, nosotros, como pueblo, llega- remos. “(…) Allí está la verdadera 
genialidad de Estados Unidos: que puede cambiar. Nuestra unión se puede 
perfeccionar. Lo que ya hemos logrado nos da esperanza con respecto a lo que 
podemos y tenemos que lograr mañana. (…) Sí podemos (…) Y donde nos 
encontramos con escepticismo y dudas, y aquellos que nos dicen que no podemos, 
contestaremos con ese credo eterno que resume el espíritu de un pueblo: Sí podemos 
(…)”• 
 
 
 
 
Hillary Clinton (2010) 
 
 
“Caminos hacia la prosperidad en las Américas” 
 
Primera Dama de Estados Unidos desde 1993 a 2001, cuando Bill Clinton ejercía 
la presidencia, Hillary Diane Rodham Clinton supo crear una estela política 
propia. Principal rival de Obama para la candidatura presidencial demócrata, se 
convirtió luego en la 67ª Secretaria de Estado de su país (y por primera vez, una ex 
Primera Dama norteamericana formó parte de un gabinete presidencial). 
 
“Caminos hacia la prosperidad en las Américas” fue un discurso que emitió el 4 
de marzo de 2010 en una reunión ministerial en San José, Costa Rica. Aquí parte 
de sus palabras aquel día: 
 
“(…) Me impresionan los pueblos de nuestro hemisferio. He viajado por éste durante 
17 años y he conocido personas con ideas ingeniosas, una gran ética profesional y un 
fuerte espíritu empresarial en todas partes. He concluido que el talento es universal, 
pero la oportunidad no lo es. Lo único que necesitan es la posibilidad de demostrar lo 
que pueden hacer, que pueden competir en un ambiente empresarial que sea justo y 
seguro. Juntos podemos ayudar a conseguirlo. 
 
“(…) He recordado otra vez que, dondequiera que vivamos en las Américas, 
cualquiera que sea nuestra herencia, cualquiera que sea el idioma que 
hablamos, todos queremos lo mismo: la oportunidad de vivir vidas seguras y sanas, 
ver a nuestras familias ser productivas y avanzar hacia un futuro mejor, 
participar plenamente en nuestras comunidades y hacer todo lo que podamos para 
que estas oportunidades lleguen a otros (…)” 
 
 • 
 
 
 
Papa Francisco (2013) 
 
 
 
“Recen por mí” 
 
“Recen por mí”. Las palabras parecen intrínsecamente ligadas a Francisco, el 
papa número 266 de la Iglesia Católica. De nombre secular Jorge Mario Bergoglio, 
este argentino nacido el 17 de diciembre de 1936, se convirtió en jefe del Estado de 
la Ciudad del Vaticano el 13 de marzo de 2013, luego de que su predecesor, 
Benedicto XVI, en un acontecimiento sin precedentes, renunciara a su cargo. 
 
Francisco se instauró, así, como el primer papa en muchos sentidos: el primero 
je- suita, el primero proveniente del hemisferio sur, el primero en provenir del 
continente americano, el primero hispanoamericano y el primero no europeo desde 
el sirio Gregorio III, fallecido en 741. Parece inmejorable, en consecuencia, 
culminar este repaso por la historia citando a este ilustre religioso, que, desde su 
llegada al Vaticano, es reconocido por su humildad, austeridad, apertura al diálogo y 
preocupación por los marginados. 
 
“Ustedes saben que el deber del Cónclave es dar un obispo a Roma. Parece que mis 
hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo”, dijo, tras anunciarse 
su elección, ante una colmada Plaza de San Pedro. 
 
“Ahora comenzamos este camino: obispo y pueblo (…) Un camino de fraternidad, de 
amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro”, 
sostuvo también, al tiempo que añadió: “Quisiera dar la bendición, pero, antes, les 
pido un favor. Antes de que el obispo bendiga al pueblo, les pido que ustedes recen 
para que el Señor me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la bendición para su 
obispo. Hagamos en silencio esta oración de ustedes por mí”. 
 
Unos meses más tarde se llevó a cabo la XXVIII edición de la Jornada Mundial de la 
Juventud. Realizada en Río de Janeiro, Brasil, ésta registró picos de hasta 3,7 millones 
de participantes, que peregrinaron hasta allí para ser parte de la celebración junto al 
Sumo Pontífice. En dicho marco, el 25 de julio, Francisco tuvo un encuentro con 
jóvenes de su país natal, Argentina, a quienes les dijo: 
 
“(…) quiero lío en las diócesis, quiero que salgan, quiero que la Iglesia salga a la calle, 
quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, 
de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en 
nosotros mismos (…) los jóvenes tienen que salir, tienen que hacerse valer, tienen que 
salir a luchar por los valores (…) les pido de corazón a los ancianos, no claudiquen en 
ser la reserva cultural de nuestro pueblo que transmite la justicia, la historia, los valores, 
la memoria. Y, ustedes, por favor, no se metan contra los viejos, déjenlos hablar, escúchenlos 
(…) 
 
“Entonces, hagan lío, cuiden los extremos del pueblo, que son los ancianos y los jóvenes, no 
se dejen excluir y no excluyan a los ancianos, y no licúen la fe en Jesucristo (…) Gracias por 
acercarse, gracias por rezar por mí. Se los pido de corazón, necesito, necesito de la oración de 
ustedes, necesito mucho. Gracias por eso (…) Pero no se olviden: hagan lío, cuiden los dos 
extremos de la vida, los dos extremos de la historia de los pueblos que son los ancianos y los 
jóvenes, y no licúen la fe.” 
 
 • 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Dumont, 
Catherine 50 Discursos Inspiradores : qué dijeron y porqué quienes cambiaron el mundo . - 1
a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Music Brokers, 2015. E-Book. ISBN 
9789877440317 
 
 
 
 
 1era. edición Cooltura Diseño de portada: Federico Dell’Albani / Music Brokers 
Art Dept. Diseño de interior: Ana Paula Giunta / Music Brokers Art Dept. No se 
permite la reproducción total o parcial, el almacenamiento, el alquiler, la tran- sición o 
la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, 
sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el 
permiso previo y escrito del editor.

Mais conteúdos dessa disciplina