Logo Studenta

Oligopólio e progresso técnico, Paolo Sylos Labini Ed. Espanhol

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Versión castellana de: 
E N R I Q U E I R A Z O Q U I 
1135 Clasií H D 
5^H 
A C A 
Matriz 
I S B N 
F e c h a 9 - Feg -¿¿45 
DE 
INVESTIGACIÓN 
01igopolJLoJ^O T E 
progreso técnico 
C A 
P A O L O S Y L O S L A B I N I 
C B N T R O D E E S T U D I O S 
I N T E R D I S C I P L I N A R I O S 
E , N E P . A C A T L A N 
mmm RMUNMI %mm\ BE mm 
I». l l c i i f i r u y SIP J e n lítíltifw, 
ido. di Mi!. 
ediciones oikos-tau 
APARTADO S347 - BARCELONA 
V I L A S S A R D E M A R - B A R C E L O N A - ESPAÑA 
46 O L I G O P O L I O Y PROGRESO T É C N I C O 
Andrews t ra ta q —que l lama «costing margin»— de mar-
nera insatisfactoria. Sustancialmente no va más allá de la 
afirmación, ya expresada por H i t c h y H a l l (cfr. antes, § 4 ) , 
de que el porcentaje está «determinado por la competen-
cia» — n o solamente por la competencia de los rivales ya 
operantes, sino también de los potenciales—. 2 4 (Naturalmen-
te la competencia a que alude Andrews es bien d is t inta de 
la «perfecta» o «pura» de los teóricos del análisis marginal . ) 
Harrod , por su parte, ha elaborado un esquema teórico 
en que intenta , ingeniosamente, conciliar (no de la manera 
genérica y f ormal de H i t c h y H a l l , sino de modo orgánico) 
la teoría marginalística con los resultados de las indagacio-
nes empíricas.- r ' Pero, aunque se tiene que apreciar la ele-
gancia de su análisis, no se puede decir que resuelva el pro-
blema del n ive l de q y por lo tanto del precio. De manera no 
diversa de la de H i t c h y de H a l l y de Andrews, formula , pero 
en r igor no demuestra, que «si (el empresario) aumenta el 
precio en una medida notablemente superior al coste directo 
más el coste indirecto, hace vulnerable su mercado». «Es 
verdad que por un breve período podrá gozar de un bene-
ficio más elevado»; pero en el período largo el mercado se 
verá invadido por nuevos productores y él obtendrá u n pro-
vecho menor y no mayor que antes. Esto — a d v i e r t e — equi-
vale a decir que «la curva de demanda a largo plazo es 
menos inclinada, respecto al eje de las abcisas, que la de 
a corto plazo». 
Bain , que ha publicado las contribuciones más signif ica-
t ivas sobre el problema del ol igopol io , 2 6 pone justamente de 
relieve la necesidad de estudiar las condiciones de la entrada 
de nuevas empresas. Efectivamente, para asumir u n número 
dado e inalterable de empresas, nos vemos inducidos necesa-
riamente a a t r i b u i r un relieve excesivo a la curva de de-
manda, o bien a volver a las curvas que representan hipoté-
ticas reacciones psicológicas. Para abrirnos camino a una 
explicación adecuada del precio de equil ibrio , y por lo tanto 
del n ive l del margen q, tenemos que abandonar esta fórmula. 
Nuestro análisis, como el de Bain , destacará lo más posible 
las condiciones de entrada de nuevas, empresas. 
24 P. W . S. A N D R E W S , Manufacturing Business cit. , pp. 153 y siguientes. 
25 R. F. H A R R O D . Economic Essays cit.. pp. 161 y siguientes. 
Vs Antes que su obra Barriers to New Competition (recordada en mi prólogo). Joe 
S. Bain ha publicado diversos artículos sobre nuestro problema, entre ellos: A Note on 
Pricing in Monopoly and Oligopoly («American Economic Reviews, marzo de 1949), 
Conditions of Entry and the Emergence of Monopoly (en Monopoly, Competition, and 
Their Regulation, a cargo de E. H , C H A M B E R L I N . Macmillan, Londres 1954) y 
Economies of Scale, Concentration, and the Condition of. Entry in Twenty Manufacturing 
Industries («American Economic Reviews, marzo de 1954), 
C A P Í T U L O SEGUNDO 
L A D E T E R M I N A C I O N D E L PRECIO 
1. Lineas esenciales de la solución propuesta. — La h i -
pótesis de la curva de demanda en ángulo considera el precio 
y la producción de cada empresa oligopolística como datos; 
por consiguiente asume como dada la propia estructura de 
la industr ia , o sea el reparto de la producción entre las dis-
t intas empresas. 
¿Pero cómo se llega a ese precio y a esa estructura? Este 
es el problema que hay que resolver. Éste, en el lenguaje co-
múnmente aceptado, es un problema de largo plazo, en el 
sentido de que, al resolverlo, hay que a d m i t i r no sólo la po-
sibi l idad de una variación de las inversiones de empresas 
ya existentes, sino también la que otras empresas realicen; 
o sea que hay que a d m i t i r la posibil idad de una variación 
de la propia estructura de la industr ia . Una vez que se ha 
resuelto este problema y por tanto una vez que se ha exp l i -
cado cómo se llega a la determinación de q para cada em-
presa, q, en el corto plazo, se convierte en un dato que le 
sirve a cada empresa de guía para modif icar el precio en 
el caso de que varíe el coste directo. 
Estas son las líneas esenciales de la solución que in tenta -
remos elaborar. 
Empecemos por el problema de largo plazo, que es el 
problema fundamental ; ref iramos este problema a una i n -
dustr ia altamente concentrada, con una o pocas grandes em-
presas y algunas o muchas medias y pequeñas empresas, o 
sea a una situación de «oligopolio relativamente concen-
trado». 
Para s impli f icar consideremos un solo producto y en una 
primera etapa hagamos completa abstracción de la di feren-
ciación de los productos y por tanto de las preferencias de 
los consumidores por ciertas empresas. 
48 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
Debemos d i s t ingu ir entre demanda y elasticidad de la 
demanda de la industr ia y demanda y elasticidad de la de-
manda de cada empresa oligopolistica. 1 (Si se hace abstrac-
ción de la diferenciación de los productos, no subsiste una 
curva de demanda de cada empresa d is t inta de la curva de 
demanda de la i n d u s t r i a ) . Se puede decir que sólo la deman-
da de la industr ia refleja los gastos y por tantos las posibles 
reacciones de los consumidores. La otra curva de demanda 
refleja en cambio, mezcladas, las reacciones de los consumi-
dores y las de los rivales de la empresa considerada (rivales 
ya operantes y rivales potenciales). En una curva de deman-
da espúrea, una curva «imaginada», como la han llamado 
Kaldor y Sweezy. 
Consideremos la curva de demanda a largo plazo para 
toda la industr ia . Alguien que se proponga entrar en u n cier-
to mercado no sólo debe considerar la extensión absoluta de 
este mercado en ese momento, sino que debe plantearse t a m -
bién de algún modo, aunque sea inexacto y aproximat ivo , la 
capacidad que tiene ese mercado de absorber cantidades ad i -
cionales de mercancías (a) a precios menores, si el mercado 
es estacionario o (b) al mismo precio, si el mercado tiende 
a expansionarse o (c) a precios menores, si el mercado t i e n -
de a expansionarse pero el que piensa entrar quiere acelerar 
su r i t m o de expansión. Formalmente, en el caso (a) el pro -
blema está relacionado con la forma de una curva dada de 
demanda y con los movimientos a lo largo de t a l curva; en 
el caso (b) el problema está relacionado con los traslados (y 
eventualmente con los cambios en la forma) de la curva de 
demanda, en dependencia respecto de los aumentos del bene-
ficio de los consumidores; el caso (c) es una combinación 
de los dos primeros. En el caso (a) el instrumento analítico 
a usar es el de la elasticidad de la demanda respecto al 
precio, en el caso (b ) , la elasticidad de la demanda respecto 
al beneficio. Para s impli f icar limitémonos a considerar el 
caso (a ) . 
E n f i n , debemos tender a indiv idual izar elementos obje-
t ivos que, en la realidad, puedan servir de base a la deter-
minación del precio. De lo contrario nos arriesgamos a per-
manecer en el mundo fantástico de las «curvas de reacción» 
y de las «variaciones conjeturales» — u n mundo en el que 
1 Cfr. E. H . C H A M B E R L I N , The Theory ol Monopolistic Competition. 5.« ed., 
Harvard University* Press, Cambridge 1947. pp. 90 y sigtlientea; M . A . C O P E L A N D . The 
Theory of Monopolistic Competition, en cjournal of Political Economy* 1934 n ° 4 
p. 531. 
L A D E T E R M I N A C I Ó N D E L P R E C I O 49 
todo es posible y nada necesario. Y nos arriesgamos 8 pro -
poner explicaciones que, si bien formalmente válidas, pue-
den ser de escasa o de nula u t i l i d a d para el estudioso que 
se ciña al análisis concreto de industr ias particulares, per-
petuando el h iato , siempre gravísimo, entre esquemas teóri-
cos del oligopolio y real idad i n d u s t r i a l moderna; explicacio-
nes que se mueven en círculos viciosos y que ofrecen sus 
puntos flacos a la sut i l pul la de R. A . Gordon : 
Refugiarse en interpretaciones subjetivas de las funciones del coste 
y del beneficio no es, desde luego, una solución. L a s teorías fundadas en 
tales interpretaciones no dicen otra cosa que esto: que los hombres de 
negocios hacen lo que hacen porque lo h a c e n . 2 
Como aparecerá claro, el dato objet ivo fundamental , má-
ximamente relevante en el caso del «oligopolio concentrado», 
es el dato técnico. 
Detengámonos a examinarlo . 
2. Las discontinuidades determinadas por la tecnolo-
gía. — Generalmente, en los análisis teóricos, también en los 
que se refieren al oligopolio, es introduc ida , de manera explí-
cita o implícita, la hipótesis de la sus t i tu ib i l idad cont inua 
de los factores productivos. 
Los propios economistas que f o rmulan esta hipótesis es-
tán dispuestos a a d m i t i r que no ref le ja las condiciones rea-
les; pero supongamos que los errores que de ella se puedan 
derivar no per judiquen los resultados del análisis. Ellos, por 
tanto , usan las curvas de indi ferencia del productor — i s o -
cuantas— igual que las curvas de indiferencia del consumi-
dor. Ahora se t r a t a de ver si esta hipótesis es admisible a l 
t r a t a r el problema del ol igopolio. 
A propósito de ello recordamos ante todo la advertencia 
que nos hizo el economista que más ha contr ibuido a d i f u n -
d i r el uso de las curvas de indiferencia, V i l f redo Pareto . 3 
L o s problemas que tienen por objeto cantidades que varían en grados 
infinitesimales son mucho más fáciles de tratar que los problemas en los 
que las cantidades tienen variaciones finitas. E s útil, por tanto, siempre 
que sea posible, sustituir éstos por aquéllos... 
» Short-Period Price Determination, en ^American Economic Review*. Iunio de 1948 
p 287. 
3 Manual* dl economla politico, Soc. ed. l ibraria, Mi lan 1906. cap. I l l , § 65, p. 169. 
La cursiva no esta1 en el tenno. 
4 
50 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
¿Se puede hacer esto en el caso del oligopolio, y p a r t i c u -
larmente en el caso del oligopolio resultante del proceso de 
concentración ? 
No , considerándolo como u n pr inc ip io no se puede hacer: 
el aspecto característico del proceso de concentración radica 
precisamente en esto, en que ello crea discontinuidades de las 
que no se puede prescindir. Sólo las más grandes empresas 
pueden aplicar ciertos métodos — n o solamente métodos téc-
nicos, sino también métodos organizat ivos—, sólo ellas pue-
den gozar de ciertas microeconomías. Y de las empresas 
menores a las mayores no se pasa gradualmente; hay saltos, 
que se vuelven mayores a medida que avanza la concen-
tración. 
Estas discontinuidades tecnológicas aparecen ahora, a los 
ojos de muchos economistas, t a n importantes que exigen la 
elaboración de instrumentos analíticos especiales para i n t r o -
ducirlos en la teoría, para explicar sus consecuencias eco-
nómicas. La l lamada «programación lineal» constituye u n 
ejemplo notable de tales desarrollos. La hipótesis de las dis-
continuidades en las relaciones entre los factores produc t i -
vos está en la base de recientísimos análisis, que, entre otras 
cosas in tentan explicar con ellas la existencia de la desocu-
pación estructural en las economías atrasadas, 4 
Esta hipótesis ha sido en cambio poco desarrollada en 
relación con la teoría de las formas de mercado y par t i cu lar -
mente del oligopolio. Alusiones se encuentran por todas par-
tes; pero el autor sólo sabe de tres estudiosos que le hayan 
atr ibu ido en sus análisis la importanc ia que t iene : dos eco-
nomistas : Bregl ia 5 y Kaldor 6 y u n histor iador de la econo-
mía: Levy . 7 
E l t i p o de discont inuidad que aquí interesa es inc is iva-
mente descrito por Rosenstein Rodan en u n reciente ensayo: 8 
Probablemente la hipótesis de coeficientes rígidamente fijos será rea-
lista sólo para algunas industrias. L o mismo se puede aplicar a la varia-
bilidad continua de los coeficientes, que es casi seguro un caso excepcio-
4 R. S. E C K A U S , The Factor Proportions Problem in Underdeveloped Areas, en 
«American Economic Reviewa. 1955. n.° 4. 
8 Cenni di teoria della politica economica, en «Giornale degli economisti», 1934, reim-
preso en Temi di economia e vita sociale, Gluffrè, Milán 1942, pp. 349-52. 
6 Market Imperfections and Excess Capacity c lt . . pp. 42-43. 
1 Monopoly and Competition c it . . pp. 299-302; The New Industrial System cit., 
pp. 156-58. 
8 Rapporti fra fattori produttivi nell'economia Italiana, en «L'industria», 1954. n.° 4. 
pp. 463-70. 
L A D E T E R M I N A C I Ó N D E L P R E C I O 5 1 
nal. L a hipótesis más adhérente a la realidad para la mayor parte de la 
industria parece ser la de una limitada y discontinua variabilidad de los 
coeficientes. Supongamos, por tanto, que para un gran número de indus-
trias los factores de la producción puedan ser combinados en tres propor-
ciones alternativas, que den lugar a tres puntos distintos en la curva de 
los isocuantos: 
a) alta intensidad de capital empleado (por ejemplo: telar automá-
tico), correspondiente a elevadísima productividad del trabajo; 
b) intensidad " n o r m a l " en el empleo de capital (por ejemplo: telar 
corriente); normalmente, a alta productividad de trabajo; 
c) bajísima intensidad de capital empleado (por ejemplo: telar a 
mano), correspondiente a una productividad de trabajo muy baja. 
3. Criterios y fórmulas. — Para afrontar el problema del 
precio de equi l ibr io a largo plazo en condiciones de o l igo-
polio adoptaremos u n cr i ter io parecido al del prt'x crié par 
hasard de Walras y part iremos de una determinada estruc-
tura de la industr ia y de u n determinado precio y nos pre -
guntaremos si esta estructura y este precio están en e q u i l i -
br io , o sea si pueden permanecer inmutables . E n caso de que 
no, trataremos de ver cuáles son la estructura y el precio de 
equi l ibr io . 
Por «estructura» de la indus t r ia entendemos: 
1) la extensión absoluta del mercado, o sea el vo lumen 
de las ventas a u n cierto precio; 
2) la capacidad de absorción del mercado, o sea la elas-
ticidad de la demanda respecto a las variaciones de precio; 
3) la distribución del volumen de las ventas entre em-
presas de diversos tipos. 
Respectó al pr imer punto , se verá que la extensión abso-
luta del mercado condiciona la estructura de la industr ia , en 
la posición de equ i l ibr io : este aspecto ha sido erróneamente 
ignorado en los análisis teóricos del oligopolio. 
Respecto al segundo punto , usaremos una noción p a r t i c u -
lar de elasticidad, que l lamamos «elasticidad empírica» 9 y 
que, a diferencia de la elasticidad in f in i t e s ima l pero análoga-
mente a la elasticidad f i n i t a , permite variaciones incluso 
grandes del precio y de la cantidad. La consideración de tales 
variaciones, como se desprenderá del esquema que i n t e n t a -
remos elaborar, hace necesaria la hipótesis de las discon-
tinuidades determinadas por la tecnología. 
• Esta expresión me ha sido sugerida por el profesor Siro Lombardini . 
5 2 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
L afórmula, bien conocida, de la elasticidad i n f i n i t e s i -
mal es: 
P 
x 
7] = 
dp 
dx 
Son concebibles varias nociones de elasticidad f i n i t a . Una 
de ellas nos es dada por la relación entre los tantos por cien-
to de variación de la cantidad y del precio. Otra es la de la 
elasticidad de arco. 1 0 Las fórmulas de la elasticidad f i n i t a t i e -
nen la ventaja de acercarse más a la realidad, en cuanto que 
consideran precisamente variaciones f in i tas . S in embargo 
presentan para nosotros el inconveniente de considerar sólo 
las variaciones relativas del precio y de la cantidad, dejando 
de lado la m a g n i t u d y las variaciones del ingreso t o t a l . Ahora 
bien, la confrontación en que el hombre de negocios está i n -
mediatamente interesado cuando se quiere plantear las posi-
bles o probables consecuencias de una variación (no i n f i n i t e -
s imal) del precio, o de la cantidad, es la confrontación entre 
dos beneficios totales, correspondientes a las dos dist intas 
parejas de precios y de cantidades. La manera más sencilla 
de expresar esta confrontación es precisamente la de consi-
derar la relación entre los dos beneficios totales. ¿Cuál será 
el numerador y cuál el denominador de esta relación? 
Se sabe que en el caso de elasticidad i n f i n i t e s i m a l igual 
a uno el beneficio t o t a l no varía al var iar el precio (o la can-
t idad ) ; en el caso de elasticidad in f in i t e s ima l menor que uno, 
el beneficio to ta l aumenta si el precio aumenta, disminuye 
si el precio d isminuye; lo contrario ocurre en el caso de elas-
t i c idad in f in i t es imal mayor que uno. Para obtener resultados 
análogos debemos considerar al numerador de nuestra rela-
ción el producto t o t a l derivado del producto de precio me-
nor ( p j y cantidad mayor ( x 2 ) , y al denominador el bene-
ficio derivado del producto de precio mayor (p 2 ) y cantidad 
menor ( x , ) . Llamemos c a la «elasticidad empírica» de la 
demanda: 
P i tfj 
e = . 
p 2 x t 
10 Cfr . R. G . D . A L L E N . The Concepts Arc Elasticity of Demand, en «Review of 
Economic Studies*, iunio de 1934, pp. 226-29. 
L A D E T E R M I N A C I Ó N D E L P R E C I O 53 
Aquí nos referiremos a esta noción de elasticidad, la cual 
—que quede bien c laro— es radicalmente d i s t in ta de la no -
ción tradic ional . La única característica común estriba en la 
dirección de las variaciones del beneficio, según que la e last i -
cidad sea igual a la unidad o bien menor o mayor que la 
unidad . 
Respecto al tercer punto (existencia de empresas de d i -
versos t ipos ) , adoptemos la hipótesis de Rosenstein Rodan 
y supongamos que cada grupo de empresas use u n solo mé-
todo organizativo y combine los factores productivos de una 
sola manera. 
Puesto que consideramos el problema bajo el aspecto del 
largo plazo, admitamos que. pueden surgir nuevas empresas 
y que las existentes puedan ampliarse; pero, para no com-
plicar demasiado el esquema, supongamos que cada empre-
sa se expansione creando nuevas instalaciones exactamente 
iguales a las que están ya funcionando. 1 1 O sea que cada g r u -
po de empresas representa una sola tecnología. A cada tec-
nología le corresponde una instalación de una determinada 
a m p l i t u d , con la que se puede producir una cantidad no su-
perior a u n cierto límite; la cantidad producida puede var ia r , 
pero no más allá del límite señalado precisamente por la 
tecnología. 
Habiendo adoptado la hipótesis de que existe u n número 
determinado de tecnologías, excluyamos la hipótesis de i n n o -
vaciones; si una empresa nueva quiere entrar debe adoptar 
una de las tecnologías ya aplicadas, que permitirá producir 
una cantidad no superior a u n cierto límite máximo. Hasta 
ese límite el coste directo es considerado constante, o sea 
igual al coste marg ina l , y el coste t o t a l medio decreciente. 
Se supone que cuanto mayor es la máxima cantidad pro -
ducible de cada empresa, tanto mayores el coste f i j o , t o t a l y 
u n i t a r i o , y tanto menor es el coste directo u n i t a r i o . Las em-
presas mayores son también las más eficientes, en el sentido 
de que producen a u n coste u n i t a r i o t o t a l menor; el mayor 
coste f i j o u n i t a r i o es más que compensado por u n menor 
coste d irecto . 1 2 Nos referimos pues a una situación de ol igo-
polio concentrado y, precisamente, al caso del oligopolio con 
t i O sea que se supone operante a la llamada «ley de armonía». E. S C H N E I D E R . 
Theorie der Produktion, 1934. traducción italiana e introducción de F. di Fcnizio. Casa 
ed. Ambrosiana, Milán 1942, cap. I I ( 8. 
t * La fórmula de un número finito de tecnologías —cada una de las cuales es adop-
tada por un determinado grupo de empresas— excluye, en rigor, la posibilidad de trazar 
una curva de oferta de largo periodo: en, lugar de una curva tal tenemos una sene finita 
de puntos que corresponden a los mínimos costes totales para cada tipo de tecnología. 
54 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
concentración relativa; el caso del oligopolio con concentra-
ción absoluta es más simple y puede ser analizado según las 
mismas líneas del caso más complejo. 
Empresas de diversas dimensiones tendrán diverso poder 
para i n f l u i r en los precios. Se puede suponer que sólo las 
grandes empresas puedan f i j a r el precio y que las otras se 
l i m i t e n a ajustar sus ofertas de manera que el precio se m a n -
tenga estable. Es éste el caso al que nos referimos general-
mente cuando Hablamos de «price leadership». 1 3 Pero parece 
más realista suponer que las empresas menores, aun no p u -
diendo f i j a r directamente el precio, pueden i n f l u i r en él de 
manera indirecta , variando sus cantidades. Si se t r a t a de 
empresas m u y pequeñas, n inguna de ellas podrá hacer que 
el precio varíe en una medida sensible, como en el caso de 
la competencia; pero, si su número varía el precio cambiará 
sensiblemente, a pesar de lo exiguo del producto ofrecido por 
cada una de las pequeñas empresas. 
Supongamos, pues, que sólo las empresas mayores pue-
dan f i j a r directamente el precio; sobre éste las otras empre-
sas sólo pueden i n f l u i r por medio de variaciones en la can-
t i d a d que producen. Lo que significa que si el precio f i jado 
por las grandes empresas no es u n precio de equi l ibr io no 
dura , precisamente debido a la acción de las pequeñas em-
presas; ese precio sólo dura si es u n precio de equi l ibr io . 
Pero, t a l como aparecerá claro en el siguiente análisis, el 
poder que t ienen las grandes empresas para regular directa-
mente el precio tiene sin embargo efectos notables; si es 
usado in f luye en las propias características del equi l ibr io que 
se forma en el mercado oligopolístico. 
Supongamos f inalmente que nuevas empresas puedan ser 
inducidas a entrar ( y las que ya funcionan a quedarse) sólo 
si a largo plazo calculan obtener y poco a poco obtengan u n 
beneficio por lo menos igual a u n cierto mínimo. 
4. Tasa de beneficio, precio de exclusión, precio de eli-
minación. — Consideremos la tasa del beneficio respecto 
al coste 
px — k — vx 
[ 1 ] « = 
k + vx 
13 CIr . C. B R E S C I A N 1 - T U R R O N I . Cono di economia política, eh. , voi . I I , parle V . 
cap. I I . 
L A D E T E R M I N A C I Ó N D E L P R E C I O 55 
Dado una tasa de beneficio mínimo, sm, y conociendo el 
coste f i j o , el coste directo y la cantidad producida por una 
empresa determinada, el precio correspondiente, para aquella 
empresa, a aquél la tasa mínima de beneficio será:. 
Pni x = sm k + s m vx -f- vx + k 
o sea 
k 
[ 2 ] p m = (— + v) (1 + S m ) . 
x 
Si la empresa o las empresas que están en condiciones de 
f i j a r el precio pretenden impedir la entrada de nuevas em-
presas de un determinado tipo deben montener el precioa 
un nivel inferior al que les asegura a esas empresas la tasa 
de beneficio mínimo: el «precio de exclusión» pc es menor 
que p m . 
Si las empresas que están en condiciones de f i j a r el pre-
cio pretenden eliminar a empresas que ya funcionan, deben 
fijar el precio a un nivel inferior al coste directo de las em-
presas a las que pretenden e l iminar . Una empresa puede so-
brev iv i r durante u n período no breve —digamos durante u n 
período med io— si el precio desciende a u n n ive l que no con-
sienta la recuperación de los costes f i jos ; pero no puede se-
guir en la brecha más que durante u n período re lat ivamente 
breve si el precio desciende por debajo del coste directo, que 
exige desembolsos monetarios a intervalos precisamente bre-
ves. E l «precio de eliminación» a corto plazo es por tanto 
in fer ior al coste directo de esas empresas (p e < v). A largo 
plazo, u n precio menor que p m , para cada categoría de em-
presas, determinará el gradual abandono del mercado por 
parte de estas empresas. E l precio de eliminación a largo 
plazo coincide con el precio de exclusión. 
Veremos, por tanto , en qué condiciones les conviene a las 
empresas dominantes (price leaders) aceptar la coexistencia 
y en qué otras condiciones les conviene hacer la guerra a las 
otras empresas con el f i n de e l iminarlas . S in embargo, para 
evitar complicaciones innecesarias, supondremos que en el 
segundo caso las empresas dominantes t ienen más en cuenta 
el precio de eliminación a corto plazo que el de largo plazo 
(al que sólo usarán como «precio de exclusión») . Sólo cuan-
do examinemos las consecuencias de las variaciones de 
cantidad, que in f luyen en el precio de manera indirecta , con-
sideraremos la posibi l idad de que en el período largo sean e l i -
minadas ciertas empresas cuando el precio descienda por de-
bajo del n ive l p m . 
5 6 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
5. Equilibrio a largo plazo en el oligopolio concentra-
do. — Ahora tenemos los elementos esenciales para i n d i v i -
dualizar el equi l ibr io a largo plazo en condiciones de o l i -
gopolio caracterizado por una elevada concentración de las 
empresas. 
E l problema se presenta part icularmente complejo, no 
sólo a causa del gran número de hipótesis y de fórmulas i n -
troducidas, sino también porque se debe tener en cuenta 
reacciones alternativas de adaptación. Por tanto , u n t r a t a -
miento del problema mediante símbolos sería como mínimo 
difícil (por lo menos para el autor ) y quizá no valdría la 
pena el esfuerzo. Una elaboración numérica, según la opinión 
del autor, no sacrifica en absoluto el r igor y puede presentar 
las ventajas de la sencillez y la c laridad. 
Sea la estructura criée par hasard de la industr ia la s i -
guiente : 
Producción de Producción 
Empresas cada empresa del grupo 
A) 20 pequeñas 100 2000 
B) 2 medias 1000 2000 
C ) 1 grande 8000 8000 
12000 
("extensión 
del mercado") 
Sea el precio in i c ia l equivalente a 20 y la elasticidad de 
la demanda equivalente a la unidad (el valor de las ven-
tas no varía al var iar el prec io ) . Las tecnologías existentes 
— y por tanto los tipos de empresas— serán tres, con crecien-
te «intensidad» de capital f i j o ; los costes relativos, depen-
dientes de las tecnologías, y los beneficios relativos (por 
unidad producida y en porcentaje respecto al coste to ta l ) 
serán los resultantes del cuadro siguiente. La cantidad máxi-
ma producible por cada t ipo de empresa será la resultante de 
la pr imera columna. Observemos que, mientras hay una can-
t idad máxima, no hay, desde el punto de vista tecnológico, 
una cantidad mínima: la cantidad efectivamente producida 
es determinada por la conveniencia del empresario, o sea por 
el importe del beneficio; y la cantidad efectiva puede ser 
establemente in fer ior a la máxima, o sea la existencia de 
capacidad inut i l i zada es compatible con una situación de equi-
l ib r i o . E l hecho estriba en que cuanto más lejos de la cantidad 
A D E T E R M I N A C I Ó N D E L P R E C I O 
+ 
oo 
l>5 
^ ^ £ ^ 
~l c¡_ c© r -
— oo r~" vO 
£ # # £ 
so r> —_ OK 
t> "St TT* PÍ 
ce Os 
O 
"O Tf N 
r i r i N" 
a. 
© © 
O Os 
o o o 
o o o o 
TT rsl 
O O O O 
o o o o 
O © c-l vo 
Tf o os P¿ 
N M " « 
H 
a. 
o 
g 
C-i 
o o «o ^r 
os os 
o o o o 
o o o O 
O VI ^ - N 
© © O © 
o © © o 
O © f>l SO 
i n 
© Os" Os" 
v i ^ r | 
O Os" Os" Os" 
<N — — —< 
© o\ Os os 
+ 
o © o g o 
t - " 
© O o 
© 
© 
© 
g © © 
5 
s j 
58 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
máxima está el empresario, o sea cuanto menor es el grado de 
rendimiento de las instalaciones, tanto mayor es el coste f i j o 
fc fc 
u n i t a r i o , — : la disminución de x provoca el aumento de — 
x x 
y la disminución del beneficio u n i t a r i o ; pero el empresario 
puede considerar conveniente producir una cantidad menor 
que la máxima si, teniendo en cuenta el precio y el número 
de las unidades que puede vender, obtiene en una t a l s i tua-
ción u n beneficio t o t a l mayor que el que obtendría produ-
ciendo y vendiendo la cantidad máxima. E n este sentido, una 
producción efectiva menor que la máxima puede ser una 
producción de equi l ibr io . (Lo que significa que es posible, 
pero no necesario, que haya «capacidad inutilizada»). 
L a tasa de beneficio mínimo será equivalente al 5 por 
ciento. 1 4 
No hay obstáculos para la entrada de nuevas empresas 
aparte de los implícitos en las hipótesis y fórmulas estable-
cidas. 
Ahora debemos preguntarnos si la situación planteada 
es una situación de equi l ibr io , y, en caso de respuesta nega-
t i v a , debemos t r a t a r de indiv idual izar una t a l situación. 
— Los precios correspondientes a la tasa de beneficio mí-
nima, en la hipótesis de que este beneficio sea equivalente al 
5 por ciento, son los siguientes (los cálculos han sido realiza-
dos basándose en la fórmula [ 2 ] indicada en el preceden-
te § 4) : 
Pm 
A) e. pequeñas 19,4 
B) e. medias 18,9 
C ) e. grandes 17,8 
— E l precio «de exclusión-» (p c ) re lat ivo a cada empresa 
es el inmediatamente in fer ior a cada uno de los niveles i n -
dicados en el cuadro anterior . 
i * Conviene observar que la noción de tasa mínima del beneficio es útil para com-
prender la debatida cuestión de la maximización del beneficio. Varios economistas (entre 
ellos Hall y Hitch) han negado que las empresas tiendan a que el beneficio sea'máximo, 
en el sentido indicado por el análisis marginal; según ellos prevalecen otras consideraciones. 
Si se piensa, sin embargo, se ve que estas otras consideraciones consistirían en que las 
empresas no tienden a que el beneficio sea máximo a corto plazo, sino a largo plazo. 
Volveremos sobre este asunto. Anotemos de momento que no parece que haya sido puesto 
en evidencia un l imite ; importante y bien definido; a la maximización del beneficio; 
a cono o largo plazo el limite es proporcionado precisamente por la tasa mínima 
del beneficio. Para aclarar esto supóngase que una empresa adquiera todos los factores 
productivos con fondos procedentes de un préstamo y que deba pagar un interés equivalente 
al 5 por ciento; y supóngase que a esta empresa se le presente la posibilidad de realizar 
o una inversión adicional de 100, que pueda dar un beneficio de 6. o bien una inversión 
adicional de 200. que pueda dar un beneficio de 8. El importe absoluto del beneficio es 
mayor en este segundo caso pero la tasa del beneficio es aquí del 4 por ciento, mientras 
que en el primer caso es del 6 por ciento. El nivel del interés (5 por ciento) le Impone 
a la empresa realizar sólo inversiones que puedan dar por lo menos el 5 por ciento; por 
tanto no realizará la segunda inversión. 
L A D E T E R M I N A C I Ó N D E L P R E CI O 59 
— E l precio «de eliminación» (p c ) es el inmediatamente 
in fer ior a l coste directo de cada empresa. 
— Las ventas totales según distintos precios, en la hipó-
tesis de una elasticidad «empírica» de la demanda igua l a 
uno, son las siguientes: 
Precio X unidades vendidas = valor de las ventas. 
12,0 20.000 
13,3 18.000 
18,8 12.770 lAcnnr, 
19,2 12.500 
19,5 12.300 
20,0 12.000 
I . Consideremos en pr i mer lugar las variaciones de can-
tidad. 
1) U n a nueva gran empresa no puede entrar: el v o l u -
men global de las ventas ascendería a 20.000 unidades y el 
precio bajaría a 12,0 que no sólo es in fer ior a l precio que 
puede asegurar el beneficio mínimo (17,8) sino que incluso 
es in fer ior a l propio coste directo (14) de este t ipo de em-
presas. 
2) N i siquiera una nueva empresa media puede e n t r a r : 
las ventas ascenderían a 13.000 unidades, el precio bajaría 
a 18,4, que es in fer ior a p m para este t i p o de empresas (18,9) . 
3) E n cambio pueden entrar otras empresas pequeñas, 
hasta tres. Con la entrada de tres empresas de este t ipo las 
ventas ascienden a 12.300 y el precio baja a 19,5, que es su-
perior a l precio correspondiente al mínimo beneficio (19,4) . 
Dadas estas premisas, no es admisible una restricción de 
la producción respecto al vo lumen i n i c i a l para obtener u n 
aumento del precio. E n este caso podrían entrar no sólo nue-
vas empresas pequeñas, sino también nuevas empresas me-
dias e incluso grandes. 
Por tanto , el precio 20 no es u n precio de equi l ibr io . 
Provisionalmente podemos considerar 19,5 como precio de 
equi l ibr io . 
LT. Consideremos ahora la variación de precios. Según 
una de las fórmulas, estas variaciones sólo pueden ser rea-
lizadas por la gran empresa. 
60 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
Aumentos de precio, respecto al n ive l in i c ia l de 20, no 
son convenientes. 1 5 La gran empresa debería res t r ing i r la pro-
ducción y haciendo eso animaría a otras empresas a entrar ; 
su acción no sólo sería inútil sino per judic ia l . (La decisión 
de realizar u n t a l aumento sólo sería conveniente si existie-
sen obstáculos d ist intos de los implícitos en las hipótesis 
aquí planteadas; por ejemplo, obstáculos debidos a leyes, que 
además prohibiesen a otras empresas, pequeñas y grandes, 
la entrada en ese mercado) . 
Estamos obligados por tanto a considerar la conveniencia, 
para la empresa mayor, de adoptar una política de precios 
agresiva, para e l iminar a) a las empresas pequeñas o bien 
b) a las empresas medias y pequeñas, y expansionarse en el 
«espacio económico» dejado l ibre por ellas creando una nue-
va instalación igual en todo a lo que ya está en funciona-
miento . 
1) Para e l iminar a las empresas pequeñas, la gran em-
presa debe f i j a r el precio a u n n ive l in fer ior al coste directo 
de esas empresas: 17,4. Este precio comporta inmediata-
mente u n menor beneficio para la gran empresa, o sea un 
«lucro cesante», que constituye el «coste de la lucha» y es 
tanto mayor cuanto más se prorroga el período en el que 
el precio debe ser mantenido al n ive l 17,4 
Pero el espacio económico que deja l ibre la eliminación 
de las empresas pequeñas equivale a 2.000 unidades; es de-
masiado reducido. Con una nueva gran instalación la pro -
ducción aumentaría a 18.000 unidades y el precio bajaría 
a 13,3, n ive l in fer ior tanto a p m como a v de la gran empresa. 
La política agresiva hacia las empresas pequeñas no es ven-
tajosa. 
2) Si la gran empresa quiere e l iminar a todas las otras 
empresas, pequeñas y medias, debe mantener el precio, d u -
rante u n cierto t iempo, al n ive l de 15,9, in fer ior a l coste 
directo de las empresas medias y, a fortiori, al de las empre-
sas pequeñas; por tanto puede elevar el precio al n ive l 18,8, 
n ive l de exclusión para las empresas medias y, a fortiori, 
para las pequeñas. 
E n este caso el «coste de la lucha» es mucho mayor que 
en el caso precedente. No se trata sólo de un lucro cesante, 
»5 Se ha realizado la hipótesis de que la elasticidad de la demanda sea igual a uno 
pero a la gran empresa no le convendría elevar el precio ni siquiera si la demanda fuese 
muy rígida. 
L A D E T E R M I N A C I Ó N D E L P R E C I O 6 1 
sino de u n perjuic io emergente, porque ei n ive l de 15,9, aun 
siendo superior al coste directo de la gran empresa, es in fe -
r i o r a su coste u n i t a r i o t o t a l . 
La desaparición de las empresas pequeñas y medias deja 
u n «hueco» de 4.000 unidades, 
¿Le puede convenir a la gran empresa crear una nueva 
gran instalación, idéntica en todo a la que está ya funcio-
nando? 
Veamos. 
A l precio de 18,8 pueden venderse 12.770 unidades de 
mercancía. Si la empresa operase con dos instalaciones t e n -
dría que producir una cantidad in fer ior a la correspondiente 
a la capacidad máxima; podría producir 6.385 unidades, en 
vez de 8.000, con cada instalación. Pero a este n ive l de pro -
ducción el coste f i j o por unidad aumenta : de 3 pasa a 3,75. 
E l beneficio u n i t a r i o pasa de 2,5 (19,5-17) a 1,04 (18,8-17,6); 
el beneficio t o t a l de cada instalación es equivalente a 6.640 
(1,04 X 6.385) y el beneficio t o t a l de las dos instalaciones 
se eleva por tanto a 13.280. Pero este nuevo beneficio t o t a l 
es in fer ior al beneficio obtenido precedentemente con una 
sola instalación al precio de 19,5 (20.000). 
Tampoco una política agresiva erga omnes le conviene 
por tanto a la gran empresa. 
Hasta ahora, pues, hemos encontrado un solo precio de 
equi l ibr io , 19,5, para el cual la estructura de la industr ia es la 
siguiente: 
Empresas Producción 
23 pequeñas 2.300 
2 medias 2.000 
1 grande 8.000 
12.300 
Este resultado depende naturalmente de la estructura 
in ic ia l y de las dist intas hipótesis, entre las que f igura una 
cierta extensión absoluta del mercado. Esta extensión abso-
luta del mercado, a la que generalmente se le presta escasa 
atención, es uno de los elementos que determinan el equi l ibr io 
f ina l . 
Para aclarar esta afirmación consideremos una situación 
en la que valgan todas las supuestas y las hipótesis plantea-
G2 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
das antes, excepto una; sea la extensión in i c ia l del mercado 
equivalente al doble de la del caso precedente. Por tanto la 
estructura de la industr ia será inicialmente la siguiente: 
Empresas Producción 
40 pequeñas 4.000 
4 medias 4.000 
2 grandes 16.000 
24.000 
El precio al que se vende esta cantidad es, como en el 
caso precedente, 20. Supuesta igual a uno la elasticidad de 
la demanda, se tienen las siguientes parejas precio-cantidad: 
18,8 X 25.530 ) 
19.2 X 25.000 ( 
19.3 X 24.000 > = 480.000 
19.4 X 24.700 1 
20 X 24.000 ; 
I ' . Variaciones de cantidad. 
1) Una nueva gran empresa no puede entrar porque el 
precio bajaría por debajo del precio de exclusión re lat ivo a 
las grandes empresas (17,7) . 
2) Una nueva empresa media en este caso puede entrar: 
el volumen de las ventas asciende a 25.000 unidades y el pre-
cio baja a 19,2, que es superior al precio de exclusión relat ivo 
a las empresas medias (18,8) . El precio de 19,2, sin embargo, 
es in fer ior al 'precio de exclusión re lat ivo a las empresas pe-
queñas (19,3). Por tanto , no sólo no pueden entrar nuevas 
empresas pequeñas, sino que a largo plazo las existentes 
abandonarán gradualmente el mercado. El «espacio» deja-
do l ibre paulatinamente por las pequeñas empresas puede ser 
ocupado por nuevas empresas medias y precisamente por 
otras cuatro empresas de esta categoría. La nueva estructu-
ra de la industr ia es la siguiente: 
Empresas Producción 
0 pequeñas — 
4 + 1 + 4 = 9 medias 9.000 
2 grandes 16.000 
25.000 
E l precio puede permanecer al nivel 19,2; es u n preciode 
equi l ibr io . 
L A D E T E R M I N A C I Ó N D E L P R E C I O 63 
3) Con el precio in i c ia l de 20, a l que le corresponde u n 
volumen de ventas equivalente a 24.000, pueden entrar nue-
vas empresas pequeñas y precisamente siete nuevas empresas 
pequeñas. E l vo lumen de las ventas asciende a 24.700 y el 
precio baja en forma estable a 19,4. Otras empresas peque-
ñas no pueden entrar , en cuyo caso el precio desciende por 
debajo del n ive l de exclusión re lat ivo a estas empresas. 
¿Podría entrar en este momento una nueva empresa media? 
N o : la producción ascendería a 25.700 y el precio bajaría 
a 18,7, es in fer ior al n ive l de exclusión re lat ivo a las empre-
sas medias. 
Por tanto , si las empresas pequeñas son las primeras en 
entrar, la producción y el precio de equi l ibr io son, respectiva-
mente, 24.700 y 19,4. La estructura de la indus t r ia es la s i -
guiente : 
Empresas Producción 
47 pequeñas 4.700 
4 medias 4.000 
2 grandes 16.000 
24.700 
I I ' . Variaciones de precio. 
1 ) Los aumentos de precio realizados por las grandes 
empresas se descartan también en este caso, como en el 
caso I I . 
Las disminuciones de precio pueden realizarse por las 
grandes empresas para e l iminar a las otras empresas. Se 
debe suponer que las dos empresas actúan de común acuer-
do para alcanzar este objet ivo . 
2 ) Si las grandes empresas pretenden e l iminar a las 
pequeñas deben mantener el precio en una pr imera etapa al 
n ive l de 17,4 y después, permanentemente, al n ive l de 19,3. 
A este precio pueden ser vendidas 24.800 unidades de mer-
cancía, de las cuales 4.000 son suministradas por las cuatro 
empresas medias, que aún siguen en el mercado; las otras 
4.800 unidades pueden ser suministradas por una nueva gran 
instalación, construida con este f i n por las dos grandes em-
presas. Pero la capacidad de cada una de estas empresas es 
de 8.000 unidades. Las dos empresas, que disponen ahora de 
tres grandes instalaciones, pueden repartirse en partes igua-
64 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
les la c a n t i d a d vendible sin aprovechar plenamente la capa-
cidad product iva de las factorías: 16.000 + 4.800 = 20.800 
: 3 = 6.934. Produciendo esta cantidad y vendiendo al precio 
de 19,3 cada una de las tres instalaciones obtiene u n bene-
ficio de 12.825; en conjunto , las dos grandes empresas obtie-
nen u n beneficio de 12.825 X 3 = 38.475. Este beneficio es 
a l g o superior tanto al beneficio global obtenido por las dos 
empresas trabajando sólo con dos instalaciones en la s i tua-
ción de equi l ibr io F l al precio de 19,2 (17.600 X 2 = 35.200) , 
como al beneficio global obtenido por ellas en la situación de 
equi l ibr io F 2 al precio de 19,4 (19.200 X 2 = 38.400). Pero 
la diferencia es poca relat ivamente y, con toda probabi l idad, 
no compensa el «coste de la lucha» (lucro cesante en el pe-
ríodo en que las dos grandes empresas deben mantener los 
precios al n ive l 17 ,4 ) . 
Es por tanto m u y improbable que a las grandes empresas 
se les plantee la conveniencia de l levar a cabo una política 
agresiva para con las pequeñas empresas. 
3) Para e l iminar a todas las otras empresas, pequeñas 
y medias, el precio debe ser mantenido, durante u n cierto 
t iempo, al n ive l de 15,9 ( infer ior al coste directo de las em-
presas medias) . A continuación puede ser elevado al n ive l 
de 18,8 «(nivel de exclusión respecto a las medias y — a for-
tiori— respecto a las pequeñas empresas). A este n ive l el 
mercado absorbe 25.530 unidades. Hay espacio suficiente 
para tres grandes instalaciones (una de las cuales sería po-
seída conjuntamente por las dos empresas, como en el caso 
precedente). Me jor dicho, tres grandes instalaciones pueden 
producir 24.000 unidades; a esta cantidad le corresponde u n 
precio de 20; y u n t a l precio permite el reingreso de empre-
s a s medias o pequeñas. 
a) Sólo puede volver a entrar una empresa media. La 
cantidad asciende a 25.000 y el precio baja al n ive l de 19,2, 
en el que puede seguir. Este precio de equi l ibr io es igual al 
precio de equi l ibr io del precedente caso F l ; pero la estruc-
t u r a de la indus t r ia es d i s t i n t a : 
Empresas Producción 
0 pequeñas — 
1 media 1.000 
2 grandes (tres instalaciones) 24.000 
25.000 
L A D E T E R M I N A C I Ó N D E L P R E C I O 65 
b) Al ternat ivamente pueden entrar 7 empresas peque-
ñas; la producción asciende a 24.700; y el precio baja a 19,4, 
donde puede quedarse. Este es el mismo precio de equi l ibr io 
del caso F 2 ; pero de nuevo la estructura de la industr ia es 
d i s t i n t a : 
Empresas Producción 
7 pequeñas 700 
0 medias — 
2 grandes (tres instalaciones) 24.000 
24.700 
Sin embargo tenemos que ver aún si en una de las dos 
nuevas alternativas situaciones de equi l ibr io que pueden ser 
alcanzadas después de la lucha, las grandes empresas se be-
nefician más o menos, respecto a una de las dos situaciones 
de equi l ibr io ( F l y F 2 ) , que pueden ser alcanzadas s in lucha 
y por tanto sin sostener el coste re la t ivo . 
En la situación F l (precio 19,2) cada una de las grandes 
empresas tiene u n beneficio de 17.600; en conjunto las dos 
empresas obtienen u n beneficio de 35.200. 
E n la situación F 2 (precio 19,4) cada una de las grandes 
empresas obtiene u n beneficio de 19.200; en conjunto las dos 
empresas obtienen u n beneficio de 38.400. 
En cada una de las dos alternativas posiciones de equi -
l ibr i o , alcanzables mediante la lucha, el beneficio global de 
las grandes empresas, que disponen de tres en vez de dos 
instalaciones (y que, según la hipótesis, operan de común 
acuerdo), es el t r i p l e y no el doble del beneficio obtenido 
por cada una de las grandes empresas, o sea: 
IF3-a (precio 19 ,2 ) : 17.600 X 3 = 52.800. 
IF3 -5 (precio 19 ,4 ) : 19.200 x 3 = 57.600. 
E l beneficio global obtenible sosteniendo la lucha es por 
tanto netamente mayor que el obtenible sin la lucha. Ésta 
será llevada a cabo si el coste de la lucha (dependiente, como 
se ha dicho, del período durante el cual las grandes empre-
sas deben mantener el precio por debajo del n ive l «de e l i -
minación») aparece menor que el valor capital de los bene-
ficios esperados. Es probable que esto ocurra, y sea como 
fuere es mucho más probable que en el caso LT-1. 
5 
66 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
Por tanto , en igualdad de todas las condiciones, una ma-
yor extensión absoluta del mercado conduce a diferentes 
situaciones de equi l ibr io y hace más probable la aplicación 
de una política agresiva por parte de las grandes empresas, 
de una política encaminada a la eliminación de las empre-
sas pequeñas y medias., Por consiguiente, cuanto mayor es 
la extensión del mercado, mayor tiende a ser la dimensión 
media de las empresas y menor tiende a ser el precio de 
equi l ibr io . 
6. Observaciones sobre el precedente esquema analítico. 
Hemos visto que los precios de equi l ibr io son múltiples: son 
precios de equi l ibr io en el sentido de que, una vez que se ha 
establecido uno de estos precios, n inguno de los oligopolistas 
está interesado en in t roduc i r cambios. S in embargo, esto no 
signif ica que el problema del oligopolio sea indeterminado, 
en el sentido que se da generalmente a esta expresión. Sig-
n i f i ca que son admisibles diversas situaciones de equi l ibr io , 
perfectamente determinadas, según las particulares hipóte-
sis adoptadas. Se puede decir que el problema es p lur ideter -
minado; pero esta especificación no debe ser entendida en 
sentido instantáneo (o estático). Como se ha advertido en 
el curso de la argumentación, el precio depende de la fórmu-
la referente a la i n i c i a t i v a de las variaciones; si la in i c ia t iva 
parte de ciertas empresas el precio alcanza el equi l ibrio a 
u n cierto n ive l ; si parte de otras empresas lo alcanza a otro 
n ive l ; y las variaciones, una vez han tenido lugar, son irre-
versibles, en cuanto que consisten esencialmente en var ia -
ciones de las instalaciones. Una vez que ha tenido lugar una 
variación no es posible volver atrás por el mismo camino. 
Una vez que ha sido alcanzada una cierta situación de equi-
l i b r i o , las otras situaciones de equi l ibr io son inalcanzables. 
E n estos aspectos, el esquema aquí trazado tiene por tanto 
en cuenta, de manera formal o abstracta, la «historia prece-
dente». 
Aunque no haya una sola situación de equi l ibr io es po-
sible indicar la tendencia general del precio: tiende a jijarse 
a un nivel inmediatamente superior al precio «de exclusión» 
de las empresas relativamente menos eficientes, que a las em-
presas mayores y más eficientes les conviene que vivan. 
Los elementos que determinan el precio son: 
a ) la extensión absoluta del mercado 
b) la elasticidad de la demanda 
c) las diversas tecnologías 
L A D E T E R M I N A C I Ó N D E L P R E C I O 67 
d) los precios de los factores variables y de las má-
quinas, que intervienen, j u n t o con las tecnologías, en la 
determinación del coste medio t o t a l de las empresas. 
7. Oligopolio y competencia. — Hemos tenido ocasión 
de observar (pág. 60) que a las empresas mayores no les con-
viene elevar el precio ni siquiera si la demanda es rígida: 
esto induciría a las nuevas empresas a entrar , o a las empre-
sas existentes a crear nuevas instalaciones. 1 8 E n otras pala-
bras, la demanda puede ser rígida incluso para precios inme-
diatamente superiores al de equilibrio. Esto no es admisible 
en el caso del monopolio p u r o . 1 7 E l hecho es que en el ol igo-
polio la preocupación de las empresas mayares, que contro-
lan el precio, consiste en la exclusión de nuevas empresas; en 
este sentido tiene toda la razón Andrews, quien insiste mucho 
en la idea de que los hombres de negocios, aun estando 
generalmente en condiciones de f i j a r el precio — l o que no 
podrían hacer en una situación de competencia—, t ienen 
una zona de decisión m u y reducida, precisamente porque 
temen la expansión de otras empresas que operan en el m i s -
mo sector, o la invasión de empresas nuevas o, lo que es más, 
de empresas que operan en otros sectores de la producción; o 
sea que son las reacciones de los rivales, efectivos o poten-
ciales, mucho más que las de los consumidores, las que i n f l u -
yen en la conducta de los hombres de negocios. 
¿Entonces —debemos preguntarnos— en qué di f iere de 
la competencia la situación oligopolística que hemos exami -
nado? ¿En qué consiste el poder de mercado de las grandes 
empresas oligopolísticas? ¿Cuáles son las consecuencias de 
este poder de mercado? 
Veremos que una respuesta verdaderamente satisfactoria 
no puede sev dado, en velación con la situación de eQuilibvio 
W Si las empresas que pueden modificar el precio no lo elevan, aun siendo la elasti-
cidad de la demanda menor que uno, no maximUan el beneficio en el sentido indicado por 
p 
el análisis marginal. Este tipo de análisis nos da la fórmula p m m, en la cual es fácil 
77 
ver que. suponiendo 17 ^ I . e l equilibrio es imposible. Sin embargo, esto significa sim-
plemente que una tal fórmula, elaborada para el caso del monopolio puro, es inaplicable 
al caso del oligopolio. 
17 En la práctica el caso de una demanda rígida para precios superiores a l de equi-
librio es, con toda probabilidad, muy frecuente. A este respecto es interesante l a observa-
ción de Marshall. según el cual con el tiempo las demandas tienden a volverse rígidas. 
de manera irreversible, respecto a los aumentos de precio: Principios, apéndice H . (El 
fenómeno a que alude Marshall no es sino el aspecto «micro-económico» puesto en 
evidencia por Modigliani, en relación con la propensión al consumo de una comunidad, en 
su bien conocida función del consumo: F. M O D I G L I A N I . Fluctuations In the Saving-lnco-
me Rano, parte V del volumen X I de l a serie «Stud.es in Income and Wcalth», editada 
por el National Bu rea u of Economic Research. 1949). 
68 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
no puede ser dada en el terreno de la llamada estática; sólo 
puede ser dada después de haber estudiado las variaciones de 
los costes y de los precios, o sea en relación con la «diná-
mica». 
De momento sólo podemos observar: 
1) que una situación de competencia perfecta, en las 
condiciones consideradas, es estructuralmente imposible; 
2) que el beneficio de las empresas medias y grandes es 
netamente superior al mínimo y que t a l alto beneficio es 
ineliminable. Una nueva gran empresa, que quisiera entrar 
para obtener t a l beneficio, no sólo no alcanzaría el obje-
t i v o , sino que causaría pérdidas a todas las empresas. La 
alternat iva a u n precio que asegura un alto beneficio a las 
empresas mayores no es u n precio igual al coste, sino una 
situación caótica. 
Es correcto a f i rmar que los beneficios, superiores al mí-
n imo, que reciben las empresas mayores tienen u n carácter 
diferencial . Ahora bien, tales beneficios pueden admitirse 
también en el caso de competencia. Pero hay una diferencia 
sustancial entre los dos tipos de beneficio: los de competen-
cia son debidos a «disensiones» y son transitor ios ; los oligo-
polistas son debidos, en cambio, a características estructu-
rales y son permanentes. Se puede hablar de beneficios de 
«monopolio parcial» o «seccional», obtenido por las empre-
sas grandes y medias respecto a las pequeñas. Se puede de-
cir también que los mayores beneficios están relacionados 
con una «mayor eficiencia» de esas empresas. Pero es nece-
sario añadir inmediatamente que se trata de una mayor efi-
ciencia fundada establemente en diversas tecnologías, no en 
la «habilidad» de los hombres de negocios que las dirigen.18 
En este momento es necesario una observación sobre el 
carácter y sobre el realismo de las diversas concepciones de 
la competencia, part icularmente de la concepción neoclásica 
y de la clásica. 
La competencia perfecta de los economistas neoclásicos 
en realidad no ha existido nunca. La hipótesis estática y la 
aplicación, en el cuadro de t a l hipótesis, del análisis marginal 
han inducido a los economistas neoclásicos a a t r i b u i r a la 
competencia características (en part i cu lar : perfecta homoge-
18 En todo caso la habilidad la han tenido los hombres que han hecho que esas em-
presas alcanzasen las dimensiones que han alcanzado: muy a menudo, en el caso de 
grandes empresas ya consolidadas, para rendir homenaje a esa habilidad hay que visitar 
el cementerio. 
L A D E T E R M I N A C I Ó N D E L P R E C I O 69 
neidad de los productos, curva de demanda hor izontal res-
pecto a cada empresa) que l i m i t a n el realismo de t a l con-
cepción en cualquier época. 
M u y d is t inta es la concepción de los economistas clásicos, 
especialmente de Ricardo. E n esta concepción u n elemento 
especial de la competencia es la fac i l idad de la entrada. Si la 
entrada es fácil, ningún fabricante puede elevar los precios 
n i puede, excepto por u n período l imi tado , obtener u n bene-
ficio mayor del n o r m a l . 1 9 La concepción clásica (sobre la 
cual volveremos) se refiere a condiciones que se pueden con-
siderar «dinámicas». Para los clásicos la competencia no es 
tanto una situación cuanto u n proceso. Para diversos aná-
lisis específicos el rigor de la concepción clásica es menor que 
el de la concepción neoclásica; pero es mucho mayor su rea-
l ismo. 
Para d i s t ingu i r las dos concepciones de la competencia, 
l lamaremos a lá pr imera competencia de los neoclásicos, o 
competencia perfecta, y a la segunda competencia de los 
clásicos, o simplemente, competencia. 
8. E l oligopolio diferenciado. — E nel análisis prece-
dente se ha supuesto, entre otras cosas, que los consumidores 
no tienen preferencia por los productos de cada una de las 
empresas.- 0 Así han sido excluidas las imperfecciones del 
mercado que, según la opinión de muchos economistas, son 
las fuentes principales del «grado de monopolio». Esto ha 
sido hecho precisamente para resaltar que un cierto grado 
de monopolio 21 está en el interior de la propia estructura 
técnica de las industrias concentradas, independientemente 
de las preferencias y de la ignorancia de los consumidores 
y de la inseguridad de los fabricantes . 2 2 E n cambio, son pre -
cisamente éstos los elementos que caracterizan al ol igopolio 
diferenciado; el elemento pr inc ipa l es la preferencia de cier-
tos consumidores por los productos de determinadas empre-
sas, productos que son, o les parecen, diferentes de los de las 
otras empresas. 
18 Una concepción análoga a la de los clásicos es desarrollada por Alberto Breglia 
(Reddito sociale. Edizioni dell'Ateneo. Roma 1951): sostiene que las condiciones de la 
entrada de nuevas empresas deben constituir el objeto fundamental de las formas de 
mercado. 
20 Es decir, se ha supuesto que la curva de demanda referida a cada una de las empre-
sas es horizontal, o sea (una vez más) que el «grado de monopolio» en el sentido de 
Rothschild es cero (The Degree ot Monopoiy en «Economica», febrero 1942. pp. 24-39). 
21 El significado preciso de esta expresión será discutido en el capítulo I V . 
22 A fortiori. ese grado de monopolio es independiente de la protección aduanera, de 
leyes defectuosas, o de otros elementos «artificiales». 
70 O L I G O P O L I O Y PROGRESO T É C N I C O 
E l oligopolio diferenciado se encuentra en muchas indus-
tr ias que producen bienes de consumo y en muchísimas act i -
vidades comerciales. S in embargo, en u n plano concreto se 
observa en seguida que en varias actividades comerciales la 
discontinuidad de los métodos organizativos puede determi-
nar situaciones parecidas a la examinada antes. N i se ha 
dicho que los «saltos» deban ser aquí menores que en la i n -
dustr ia . Entre la tienda que abastece a los habitantes de u n 
barr io y la gran organización de establecimientos en cadena 
hay un salto aún mayor que el que existe entre una fund i -
ción de dimensiones relativamente modestas y el gran com-
plejo que produce hierro y acero. 
Pero la a f in idad entre los dos tipos de oligopolio se ma-
nif iesta en u n aspecto más interesante. 
E n el oligopolio concentrado hay barreras, creadas por la 
técnica, que operan hacia el exterior, o sea hacia rivales po-
tenciales. 
E n el oligopolio diferenciado el problema parece d is t into , 
en cuanto que las barreras, que se deben precisamente a la 
diferenciación de los productos, operan en el in ter i or del 
grupo de empresas. ¿Hay barreras hacia el exterior? 
Las barreras hacia el exterior son determinadas en el 
oligopolio concentrado conjuntamente por la tecnología y 
por la a m p l i t u d de la salida. Ahora bien, barreras parecidas 
existen también en el oligopolio diferenciado: dependen de 
los gastos de venta necesarios para conseguir una clientela 
adecuada.23 
Estos gastos de venta «de instalación» son asimilables a 
costes f i jos ; ai pr inc ip io , en muchos mercados, es necesario 
sostener gastos suficientemente grandes, no sólo para que 
se conozca el producto o los productos y para atraerse la con-
fianza de los clientes potenciales, sino también para consti-
t u i r una organización para las ventas capaz de competir con 
las de las empresas ya existentes. Estos gastos, además, de-
ben ser prolongados durante u n período largo, e incluso muy 
largo, en el cual el valor de las ventas puede ser incluso i n -
ferior al conjunto de los costes. 2 4 
Cuanto mayores sean los gastos de venta «de instalación», 
más amplia podrá ser la clientela; pero, naturalmente, las 
« Cfr. P. SRAFFA, op. e l i . , p. 603 
í< Cfr. P. W . S A N D R E W S , op. CU., cap. V . n.° 5. 
L A D E T E R M I N A C I Ó N D E L P R E C I O 7 1 
relaciones entre estos gastos y la a m p l i t u d de la clientela 
no son nada simples y sería absurdo quererlas representar 
por medio de una curva. E l obstáculo que hace difícil la en-
trada de nuevas empresas y crea una situación oligopolista 
para todo el grupo no proviene tanto de la d i f i cu l tad de pro -
curarse los fondos para los gastos de venta «de instala-
ción», cuanto de la d i f i cu l tad de procurarse clientes en u n 
número t a l que permi ta no sólo la recuperación de los 
costes corrientes de producción, sino también, poco a poco, 
la de los gastos de instalación. La discont inuidad que hace 
necesario asegurarse una salida lo suficientemente ampl ia 
depende, además de los costes f i jos técnicos, del coste f i j o de 
instalación; depende de que los gastos de venta, aunque i n i -
cialmente son realizados en pequeñas dosis, en la práctica 
no t ienen ninguna u t i l i d a d en relación con el f i n propuesto. 
Por tanto , también en oligopolio existen barreras hacia 
el exterior ; dependen de las barreras hacia el in ter i o r , o sea, 
de las diversas «clientelas» las cuales crean discontinuidades 
semejantes, en cuanto a los efectos, a las discontinuidades 
tecnológicas. Para «producir» una cierta clientela, los rivales 
potenciales deben sostener u n coste no divis ible en pequeñas 
dosis; y este coste no es considerado aisladamente, está re la-
cionado con la a m p l i t u d prevista de la clientela. E l hecho de 
que una t a l previsión no pueda ser más que extremadamente 
insegura aumenta los obstáculos a la entrada de rivales 
potenciales. 
Las imperfecciones del mercado que caracterizan el ol igo-
polio diferenciado han sido excluidas del análisis del ol igopo-
l io concentrado, para resaltar los efectos de las d i s cont inu i -
dades tecnológicas. Pero en la real idad esas imperfecciones 
se pueden superponer sobre estos efectos, aumentando el 
grado de monopol io . 2 5 
La propia diferenciación de los productos comporta a 
menudo tecnologías diversas; por otra parte , la diversidad de 
las tecnologías a su vez comporta a menudo productos seme-
jantes de cualidades diferentes. También por razones tecnoló-
25 Se encuentran típicamente en condiciones de oligopolio concentrado muchas i m -
portantes industrias productoras de bienes instrumentales, como hierro y acero, materias 
primas Químicas, electricidad, petróleo, cemento (cfr. anteriormente, p. 28 nota 3). N u -
merosas industrias productoras de bienes de consumo no duraderos, como los tejidos, los 
neumáticos, conservas, licores y bebidas, cigarrillos, se encuentran típicamente en condicio-
nes de oligopolio diferenciado. En cambio el oligopolio «mixto» (concentración con dife-
renciación) es típico de diversas industrias productoras de bienes de consumo duraderos, 
como los automóviles, las máquinas de escribir, las neveras, los aparatos de radio y 
televisión. Condiciones de competencia o de casi competencia pueden observarse en indus-
trias que producen bienes de consumo no duraderos y en actividades subsidiarias y saté-
lites (cfr. p. 17), aunque la concentración sea baja y la diferenciación de los productos 
poco pronunciada. 
7 2 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
gicas, por tanto , los dos tipos de oligopolio se superponen en 
la práctica. 2 6 Y puesto que hemos reconocido la validez de 
los problemas (no necesariamente de las soluciones) exami-
nados por los estudiosos de la competencia imperfecta — p r o -
blemas que tienen como objeto principalmente la diferencia-
ción de los productos y la inseguridad—, podemos concluir 
que el análisis aquí planteado no está en contraposición con 
el elaborado por estos estudiosos, sino que es, respecto a él, 
complementario. 
Hay, f inalmente, otra categoría de barreras que operan 
externamenteo internamente y que se conectan con barre-
ras tecnológicas. Son las creadas por las patentes y por pro-
cedimientos técnicos particulares, que requieren dirigentes y 
obreros especializados, cuyo número es l imi tado y no puede 
aumentarse en breve t iempo. También aquí, los efectos de 
tales barreras se superponen sobre los de las barreras depen-
dientes de las tecnologías y de las imperfecciones del mer-
cado. 
Sin embargo, las barreras principales son las propia-
mente tecnológicas y las que dependen de los gastos de 
venta «de instalación»: éstas operan conjuntamente, aunque 
sean, en cada mercado, diferentemente combinadas. Sus efec-
tos restrict ivos respecto a la entrada de nuevas empresas en 
de f in i t iva consisten en el hecho de que, al imponer a los r i -
vales potenciales inversiones y dimensiones relativamente 
amplias, hacen surgir , para éstos, la necesidad de poder con-
tar desde el pr inc ip io con u n volumen de ventas re lat iva -
mente grande. E n último análisis, la barrera está en la ex-
tensión del mercado. 
20 Le debo esta observación —que permitiría desarrollos bastante interesantes— al 
profesor Siro Lombardini. Deseo expresar aquí mi más viso agradecimiento a Lombardini 
por las críticas y las sugerencias que me ha hecho después de haber leído la ed I d i i n pro-
visional de este ensayo (impresa en Julio de 1956) y que me han permitido mejorarlo, en 
algunos puntos de manera sustancial (especialmente en la parte I . cap. I I . § 3. cap. I l i § I , 
cap. I V , 5 2, y en la parte I I , cap. I I § 3). 
C A P Í T U L O T E R C E R O 
V A R I A C I O N E S D E L O S C O S T E S Y D E L O S P R E C I O S 
1. E l fundamento racional del principio del coste total. 
¿Existe una contradicción entre el análisis precedente y el 
pr inc ipio del coste total? ¿Cuál es el fundamento racional 
de t a l principio? 
Si ningún dato var iara en el t iempo, el procedimiento se-
guido por los empresarios para f i j a r el precio perdería toda 
función — a d m i t i d o que or ig inariamente tuv iera una, el pre-
cio tendería a permanecer lo que es y muy pronto los oligo-
polistas la encontrarían absurda— la operación de f i j a r u n 
precio que es lo que es y que además, si se considera válido 
el análisis precedente, en efecto está ya «fijado» por fuerzas 
que sólo en parte, indiv idualmente , aquéllos controlan. 
La operación cesa de ser absurda si se supone que los da-
tos varían. 
Veámoslo mejor. Si varían los elementos de coste, el pre-
cio debe cambiar. Si no hubiera un cr i ter io simple y umver -
salmente aplicable para llegar al nuevo precio de equi l ibr io , a 
un precio aceptable, en la nueva situación, por todas las em-
presas, el estamento de toda la industr ia (o de todo el grupo 
de empresas) se rompería y se generaría una situación caó-
tica, de la que se saldría únicamente a través de graves d i -
ficultades y pérdidas: esto sucedería necesariamente, no 
habiendo en el oligopolio las posibilidades de adaptación 
continuas que, en cambio, existen en condiciones de con-
currencia. 
Si , por tanto , varía el coste, ¿en qué medida debe ser 
variado el precio? 
El nuevo precio debe reproducir una situación de equi-
l i b r i o : es decir, una situación aceptable para todas las em-
74 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O T É C N I C O 
presas sin que atraiga a nuevas empresas en aquel mercado. 
A l nuevo precio, los beneficios deben ser iguales (o casi igua-
les) a los que se habían establecido en la precedente situación 
de equi l ibr io . 
yeamos si para llegar al nuevo precio se puede aplicar 
la fórmula 
p = v + qv 
o sea, más precisamente 
p = v + q'v + q"v 
o bien 
fe 
q'v = — y q"v = g1. 
x 
A corto plazo el coste f i j o , fe, está poco sujeto a var ia -
ciones: pueden cambiar los sueldos de los técnicos y de 
los dirigentes, no las cuotas de amortización (salvo que 
no cambien en medida sensible los precios de las máquinas) : 
fe 
— , por tanto , varía si varía la cantidad producida, x. Gene-
x 
raímente, a paridad de métodos técnicos y de cantidad pro -
ducida, a corto plazo cambia el coste directo, v, a l cambiar 
los precios de los factores variables. 
Veamos, por tanto , qué ayuda puede dar la fórmula del 
coste to ta l cuando varía el coste directo. 
Consideremos en pr imer lugar el caso más sencillo: el de 
u n mercado que se encuentre en condiciones de oligopolio 
diferenciado, en el que las empresas tengan cuotas de mer-
cado casi iguales y usen técnicas iguales o muy similares; y 
supongamos que la curva de demanda se desplace acompa-
ñando a las variaciones del precio y quedando igual en la 
forma. 
Si v aumenta y el precio se aumenta en la medida del 
fe 
coeficiente q, el nuevo margen qv — a d m i t i e n d o que — que-
x 
de constante— comporta un beneficio u n i t a r i o mayor que 
antes y, por tanto , u n beneficio mayor que el de equi l ibr io . 
i Cfr. parte I . cap. 1. § 2. 
V A R I A C I O N E S D E LOS C O S T E S Y D E LOS P R E C I O S 75 
Viceversa, si v d isminuye y el precio se reduce en la medida 
del coeficiente q, el nuevo margen comporta u n beneficio 
menor que el de equi l ibr io . Por consiguiente, admit iendo 
fe 
siempre que — no varíe, la fórmula p = v + Qv debe ser 
x 
correcta. Más precisamente, si v aumenta, el coeficiente q 
debe ser reducido; si d isminuye, q debe aumentarse: esto 
permitirá reproducir el beneficio que se había establecido en 
la precedente situación de equi l ibr io . 
L a sencilla fórmula p = v + qv, por tanto , no puede a p l i -
carse automáticamente. Para llegar al precio que asegura el 
mismo beneficio es preciso usar la o t ra fórmula, menos s i m -
ple, que ha sido propuesta por el cálculo del beneficio mí-
n i m o : * 
p=Gr+7 ( i + s ) . 
También esta fórmula expresa el pr inc ip io del coste t o t a l , 
pero en modo u n tanto di ferente; d ist inguiremos los dos c r i -
terios del coste t o ta l , el pr imero , expresado por la fórmula 
p =z v + qv, y el segundo, expresado por la fórmula ind i ca -
da más arr iba . 
E n las fórmulas simpli f icadoras que se han propuesto, 
el segundo cr i ter io permite calcular con mayor precisión el 
nuevo precio de equi l ibr io . S in embargo, si las variaciones 
de v son m u y pequeñas el p r i mer cr i ter io , más sencillo, puede 
ser aplicado casi automáticamente. 
Cuando se considera el caso del oligopolio concentrado, en 
que las empresas usan técnicas diferentes, el problema se 
complica. Si varía el coste directo por cambios en los pre-
cios de los factores variables, tanto el p r i mer cr i ter io como 
el segundo, más preciso, dan lugar a precios diferentes, sien-
do diferentes los costes uni tar ios de las varias empresas; 
pero el nuevo precio debe ser único. 
La d i f i cu l tad se supera si se mantiene la fórmula, ya he-
cha antes, según la cual el precio deben f i j a r l o las empresas 
2 Cfr . pág. 54. Se ha de tener presente esta fórmula al discutir la política, seguida 
por diferentes grandes sociedades, de fijar el precio basándose en un determinado objetivo 
de rendimiento de las inversiones (target return pricing). Cfr. A. D . H . K A P L A N . I . B. 
D I R L A M , R. F. I . A N Z 1 L L O T T I . Pricing in Big Business • A Case Approach. The 
Brookings Institution, Washington 1958, I.« pane. 2.° cap. 
7 6 O L I G O P O L I O Y P R O G R E S O TÉCNICO 
mayores, usando el pr imero o el segundo cr i ter io ; el nuevo 
precio reproducirá (aproximadamente o precisamente) aquel 
beneficio que en la precedente situación de equi l ibr io era 
obtenido por las empresas mayores. Pero el nuevo precio 
podrá ser más o menos beneficioso para las empresas meno-
res. Si es más provechoso, nuevas empresas pequeñas y me-
dias pueden ser inducidas a entrar, provocando una flexión 
del precio hasta el n ive l de exclusión relativo a este t ipo de 
empresas; o bien las grandes empresas, al darse cuenta de 
esto, en seguida puede reducir un tanto el precio, calculado 
en base al segundo cr i ter io . De todos modos, cada una de 
las grandes empresas se preocupa sobre todo de las reaccio-
nes de las empresas de dimensiones similares (tan grandes o 
de importancia inmediatamente i n f e r i o r ) . Cada gran empre-
sa, por norma, tiende a evitar los peligros de una invasión 
por parte de otras grandes empresas, o de u n conflicto con 
empresas semejantes. U n precio que reproduzca el beneficio 
ya considerado aceptable, en la situación precedente por las 
varias grandes empresas, evita estos peligros. Subordinada-
mente, las empresas que regulan los precios se preocupan de 
las empresas menores. 
Por tanto , si cambian los precios de los factores var ia -
bles, cambian los costes directos de todas las empresas. En 
el oligopolio diferenciado, en el que las empresas aplican 
técnicas iguales o similares, para calcular el nuevo precio de 
equi l ibr io t oman por base el pr imer cr i ter io y usan el segun-
do cr i ter io como eventual correctivo. En el oligopolio concen-
trado, n i el segundo cr i ter io , más preciso que el pr imero , 
puede bastar; las empresas dominantes, que f i j a n el precio 
—price leaders-—, deben también tener en cuenta las var ia -
ciones que surgen en los márgenes de beneficio de las em-
presas menores e in t roduc i r , si lo consideran necesario, una 
u l ter i o r «corrección». 
E n el oligopolio diferenciado, en el que las empresas t i e -
nen costes y cuotas de mercado similares, no hay price lea-
ders. Pero cuando las variaciones de los costes son re lat iva -
mente pequeñas, no hay necesidad de price leaders; las diver-
sas empresas, calculando cada una por su cuenta el nuevo 
precio, llegan, en la práctica, al mismo resultado. En este 
caso, que es el caso más sencillo, la función que tiene el 
pr inc ip io del coste tota l aparece claramente; éste realiza 
una función de guía, en cuanto permite a las empresas o l i -
gopolísticas conseguir con p r o n t i t u d y sin sacudidas el nue-
vo equi l ibr io . 
V A R I A C I O N E S D E L O S C O S T E S Y D E LOS P R E C I O S 77 
E n general, en los casos en que las variaciones de los 
costes directos son relat ivamente pequeñas, el pr imer c r i t e -
r i o constituye una suficiente aproximación para el cálculo 
del nuevo precio de equi l ibr io . Los casos de variaciones re -
lat ivamente pequeñas son frecuentes; y las empresas t i e n -
den a usar el pr imer cr i ter io también por las ventajas de la 
sencillez y de la general y rápida aplicación. Si las var iac io -
nes de los costes directos son m u y notables, o si varían los 
otros datos fundamentales (extensión del mercado, elastic i -
dad de la demanda, tecnología, precio de los factores f i j o s ) , 
n inguno de los dos criterios podrá tener aplicación automá-
t ica . De esto nos ocuparemos en los párrafos siguientes. 
Podemos resumir los puntos fundamentales en los tér-
minos siguientes. 
E l análisis desarrollado en el capítulo precedente puede 
explicar como se forma el equi l ibr io én condiciones de o l i -
gopolio. Una vez que se ha determinado una cierta situación 
de equi l ibr io , cada empresa calcula el porcentaje del coste 
directo que debe precisamente añadir a este coste para l l e -
gar al precio. Y usa este porcentaje como base (salvo los 
eventuales correctivos) para modi f i car el precio en el caso 
de que varíen los elementos de coste. Es aquí — e n las v a -
riaciones de los costes— donde aparece el fundamento r a -
cional del cr i ter io empírico seguido por los hombres de ne-
gocios. 
2. Variaciones de los elementos que determinan el equi-
librio: a) variaciones en la extensión del mercado y b) en la 
elasticidad de la demanda. — H a n sido consideradas algunas 
consecuencias de las variaciones de los costes relacionadas 
a todas las empresas. A h o r a debemos examinar de modo 
orgánico las consecuencias sobre el equi l ibr io de variaciones 
que intervienen en los diversos elementos que determinan el 
equi l ibr io , o sea: a) la extensión absoluta del mercado; b ) su 
capacidad de absorción (elasticidad de la demanda) ; c) la 
tecnología, y d ) los precios de los factores productivos. 
Empecemos considerando las consecuencias de las v a r i a -
ciones del pr imer elemento. 
a) Variaciones en la extensión del mercado. Son las 
variaciones que t ienen lugar en el vo lumen de las mercan-
cías vendidas independientemente de las variaciones de pre-
cio. Pueden también considerarse como el resultado del des-
plazamiento a derecha (o a izquierda) de la curva de demanda 
cuya forma se supone inalterada. 
7 8 O L I G O P O L I O Y PROGRESO T É C N I C O 
Estas variaciones t ienen, en concreto, gran importancia . 
En una economía que se desarrolla se puede observar fre-
cuentemente que la demanda de muchos bienes muestra u n 
porcentaje de incremento sin que, en pr imera instancia, varíe 
el precio; el incremento depende del aumento de la renta 
ind iv idua l media. E n el caso de que el precio disminuya, el 
incremento de la demanda se vuelve proporcionalmente ma-
yor, al menos en los períodos en que la disminución del pre-
cio despliega sus efectos. 
¿De qué manera se altera el equi l ibr io del mercado o l i -
gopólico? 
La ampliación del espacio económico puede provocar: 
1) la entrada de nuevas empresas, 2) la entrada de grandes 
empresas ya operantes en otros mercados y 3) la expansión 
de las empresas ya existentes, que construyen nuevos esta-
blecimientos. 
L a entrada de grandes empresas ya operantes en otros 
ramos es relat ivamente más fácil que la entrada de empre-
sas nuevas, especialmente porque las primeras ya disponen 
de amplios capitales (en pr imer lugar a través de la auto-
financiación) , de técnicos y de una organización para las 
ventas. 3 E l obstáculo pr inc ipa l para el ingreso de tales em-
presas lo constituye la extensión del mercado: si éste se am-
plía aquel obstáculo, se reduce, o llega a caer. Pero frente 
a una ampliación, en parte efectiva y en parte prevista, del 
mercado, las grandes empresas ya existentes, para impedir 
la entrada de otras grandes empresas, ya operantes en otras 
ramas, y de pequeñas empresas nuevas, pueden considerar 
conveniente reducir el precio y construir nuevos estableci-
mientos que en pr inc ip io no producen a pleno r i t m o pero que 
podrán ser aprovechados plenamente con la progresiva am-
pliación del mercado. Además, puede suceder que las gran-
des empresas ya existentes no consideren conveniente a p l i -
car una cierta tecnología hasta que el mercado no haya 
conseguido una cierta dimensión. La expansión progresiva 
del mercado puede, en u n cierto momento, hacer surgir la 
conveniencia de t a l tecnología, aunque sus nuevas insta-
laciones no puedan explotarse totalmente desde el p r i n -
cipio. Por tanto , frente a una ampliación del mercado, las 
empresas ya existentes aumentan su capacidad product iva 
y, poco a poco, también la producción. Pero si la ampliación 
t * f f r ; ?• H ' H I N ^ - Effectiveness of tEntryt by Already Established Firms, «Quarterly Journal of Economics*, febrero 1957. pp. 132-50. «viuarieny 
V A R I A C I O N E S D E L O S C O S T E S 
- - iQ-^S^s^ensipre-^ 
mente más alto que el coste de las empresa^tfeyere?,- si ^5r»* \^ \!»^ 
nen lugar estas condiciones, las grandes emprttsas oej|rírkvt^s^ 
en otras ramas serán inducidas a entrar err^s^l^iner^aaO,^v.» 
aunque su ingreso comporte, después d f c ^Wj i i j l ^ ' i n a s ^ f e 
menos violentos, u n precio de equi l ibr io másyi>aJo. Las em-
presas menores, que producen a costos re lat ivamente eleva-
dos, son eliminadas, o van abandonando paulat inamente el 
mercado. E n general, por tanto , la ampliación del mercado 
tiende a aumentar la dimensión

Otros materiales

Materiales relacionados