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La corrosión del carácter Plan de Carrera - Sennett

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La corrosión del carácter. Sennett 
 
 En la actualidad se da el “capitalismo flexible”. El termino “carrera” 
aplicado al trabajo designa el canal por donde se encauzan las actividades 
profesionales de toda una vida. El capitalismo flexible ha bloqueado el camino 
recto de la carrera, desviando a lose empleados, repentinamente, de un tipo de 
trabajo a otro. Mas que abolir las reglas del pasado, el nuevo orden implanta 
nuevos controles. 
 
1. A la deriva 
 
Enrico trabajaba como portero y tenía muchas esperanzas puestas en su 
hijo, diez años mas tarde, Rico, su hijo, completo sus estudios universitarios. 
El trabajo de Enrico tenia un único objetivo a largo plazo: servir a su familia. 
Flavia su esposa comenzó a trabajar como planchadora y estaban ahorrando 
para poder pagar la educación universitaria de sus dos hijos. Lo que más 
sorprendió al autor de Enrico y su generación fue cuán linear era el tiempo en 
su vida. 
 El tiempo es el único recurso del cual puede disponer gratuitamente los 
que viven en el escalón más bajo de la sociedad. Para acumular tiempo Enrico 
necesitaba lo que Weber llamó una “jaula de hierro”, una estructura 
burocrática que racionalizaba el uso del tiempo, por ejemplo normas de 
antigüedad. La espesa textura de la experiencia particular de Enrico residía en 
el hecho de que era reconocido de dos maneras según la comunidad en que 
se moviera( o su viejo barrio de inmigrantes italianos o su nuevo barrio más 
residencial), dos identidades que eran producto del mismo y disciplinado 
manejo del tiempo. El sueño americano de modalidad social ascendente era 
un poderoso motor para Enrico. 
 Rico y otros jóvenes que ascendieron en la escala social a veces sentía 
vergüenza por el acento de la clase trabajadora y por los modales toscos de sus 
padres, pero con mayor frecuencia se sentían ahogados por la interminable 
estrategia de contar hasta el último céntimo y manejar el tiempo con 
cuentagotas. El autor se encuentra con Rico y puedo ver como fueron sus 
cosas. Rico había realizado el deseo de su padre en la ascensión en la escala 
social. Tras graduarse se casó con una compañera, los estudios prepararon a la 
pareja para mudarse y cambiar de trabajo con frecuencia. Enrico se había 
 Sentido avergonzado cuando Flavia comenzó a trabajar, Rico veía a su mujer 
como una colega en pie de igualdad. 
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 A pesar de ser una pareja próspera temen a menudo estar al borde de la 
pérdida del control de sus vidas, un miedo enraizado en sus respectivas 
historias laborales. En el caso de Rico, el miedo a perder el control es fácil de 
comprender: tiene que ver con el manejo del tiempo. Cuando Rico les dijo a sus 
colegas que iba a abrir su propia consultaría, la mayoría lo aprobó; una 
consultoria parece ser el camino a la independencia. Sin embargo, se vio 
metido de cabeza en tares de categoría inferior( por ejemplo sacar fotocopias). 
 Su miedo a perder el control tenía raíces mucho más profundas que la 
preocupación por perder poder en su trabajo. Rico teme que las medidas que 
necesita tomar y la manera como tiene que vivir para sobrevivir en la moderna 
economía hayan lanzado a la deriva su vida interior y emocional. La pareja se 
habían hecho amigos de la mayoría de la gente con la que trabajan, y con las 
mudanzas perdieron la mayoría de esas amistades aunque “siguieron 
conectados”, pero las comunicaciones on line son breves y precipitadas. 
 Le preocupaba también la frecuente anarquía en la que se hunde su 
familia, y le preocupa no ocuparse lo suficiente de sus hijos, cuyas necesidades 
no pueden programarse para que se adapten a las exigencias de su trabajo. De 
niño a Rico le había irritado la autoridad de su padre, ahora que él es padre lo 
obsesiona el miedo a perder la disciplina ética. 
 Se hace hincapié e el mercado global y en el uso de las nuevas 
tecnologías, dos aspectos que se consideran el sello distintivo del capitalismo 
de nuestro tiempo, pero no se contemplan otra dimensión del cambio: nuevas 
maneras de organizar el tiempo, y en especial el tiempo de trabajo. El signo más 
tangible de ese cambio podría ser el lema “nada a largo plazo”. En el ámbito de 
trabajo, la carrera tradicionales está debilitando. Las empresas también han 
subcontratado con pequeñas empresas e individuos empleados con contratos 
a corto plazo muchas de las tareas que antes se hacían siempre dentro. El 
mercado es demasiado dinámico para permitir hacer las cosas del mismo 
modo año tras año. 
 En lugar de organizaciones con estructura piramidal, la dirección de 
empresas prefiere ahora concebir las organizaciones como redes. El sector de 
la fuerza de trabajo con crecimiento más rápido ofrece servicios informáticos y 
de procesamiento de datos. “Nada a largo plazo” es el principio que corroe la 
confianza, la lealtad y el compromiso mutuo. La organización a corto plazo de 
las instituciones modernas limita la posibilidad de que madure la confianza 
informal. 
 Los mercados bursátiles globales o el libre comercio son lo que más 
directamente afecta a las vidas emocionales de las personas que ejercen su 
actividad fuera del lugar de trabajo. Flexible y progresista una vez que esos 
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valores se trasladan a la intimidad. Si se practica en casa, el trabajo en equipo 
es destructivo, y refleja una falta de autoridad y de orientación en la educación 
de los niños. 
 Para esta pareja moderna, el problema es precisamente el contrario: 
cómo proteger las relaciones familiares para que no sucumban a los 
comportamientos a corto plazo, el modo de pensar inmediato y el débil grado 
de lealtad y compromiso que caracterizan el moderno lugar de trabajo. El 
dilema de Rico es que el capitalismo a corto plazo amenaza con corroer su 
carácter, en especial aquellos aspectos del carácter que unen a los seres 
humanos entre sí y brindan a cada uno de ellos una sensación de un yo 
sostenible. Desde que empezó a trabajar dice que se ha vuelto un “conservador 
cultural”. El conservadurismo cultural que suscribe forma un testamento a la 
coherencia que él siente que le falta a su vida. 
 Rico se concentra en su pura determinación de resistir: no perder el 
rumbo. Enrico tenía un relato para su vida, lineal y cumulativo, un relato con 
sentido en un mundo altamente burocratizado. En cambio, Rico vive en un 
mudo marcado por la flexibilidad y el cambio a corto plazo. Las empresas se 
desintegran o se fusionan, los puestos de trabajo aparecen o desaparecen, 
como hechos desconectados. 
 Lo que hoy tiene de particular la incertidumbre es que está integrada en 
las prácticas cotidianas de un capitalismo vigoroso. 
 
Riesgo 
 Rose tenía un pequeño bar, pero decide salir a trabajar en el mundo de la 
publicidad. Al año está de regreso en el bar. Los verdaderos triunfadores 
parecen ser los más aptos para mantenerse apartados del desastre. El truco 
consiste en no dejar que nada se te pegue, decía Rose. Lo que la inquietaba 
más era que se sentía constantemente a prueba y sin embargo no sabía nunca 
exactamente en qué lugar se encontraba. 
 En situaciones inciertas como ésta, la gente tiende a centrarse en las 
minucias de los sucesos cotidianos, busca en los detalles algún indicio, un 
significado, como por ejemplo cómo te saludó el jefe por la mañana. La 
sensación de que no tenía un ancla en los satinados mares de la publicidad la 
fue royendo por dentro. A la gente de mediana edad como ella se la trata como 
a inútiles, y se atribuye poco valor a la experiencia acumulada. Todo en la 
oficina se centraba en el momento inmediato, en lo que estaba a punto de 
ocurrir, en salir bien parado. En muchas circunstancias diferentes, asumir el 
riesgo puede ser una fuerte prueba de carácter. Los seres humanos 
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excepcionales se desarrollan viviendo continuamente al límite, desprenderse 
del pasado y vivir en el desorden, son también maneras de vivir al límite. 
 El riesgo tiende a volverse una necesidad diaria sostenida por las masas. 
En la modernidad avanzada la producciónsocial de riqueza va 
sistemáticamente acompañada de la producción social del riesgo. La 
inestabilidad misma de las organizaciones flexibles impone a los trabajadores 
la necesidad de asumir riesgos en su trabajo. El riesgo se vuelve algo normal y 
corriente. Como resultado de numerosos experimentos realizados en al vida 
cotidiana, la gente se preocupa más por las pérdidas que pro las ganancias 
cuando asumen riesgos en sus carreras y matrimonios, igual que en la mesa de 
juego; la gente es mucho más sensible a los estímulos negativos que a los 
positivos. 
 Al hablar del riesgo utilizamos la expresión “exponerse al riesgo”, algo 
que en sí es más deprimente que prometedor. Vivir en continuo estado de 
vulnerabilidad es la propuesta que hacen los autores de los manuales de 
empresarios cuando celebran el resigo cotidiano de la empresa flexible. Me 
sentía siempre volviendo a empezar de cero, cuenta Rose, ahí siempre estás 
volviendo a empezar, tienes que demostrarte que vales todos los días. Estar 
continuamente expuesto al riesgo puede desgastar nuestra sensación de 
carácter. Rose asumió un resigo en una sociedad que intenta desregular a la vez 
el tiempo y el espacio. 
 El riesgo es, en el fondo, moverse de una posición a otra. Cuantas más 
brechas, desvíos o intermediaros entre la gente que forma una red, mayor es la 
facilidad con la que los individuos pueden moverse. En la red, la incertidumbre 
fomenta las oportunidades de movimiento. El amigo del riesgo tiene que vivir en 
la ambigüedad y la incertidumbre. En el capitalismo flexible, la desorientación 
que implica moverse hacia la incertidumbre se verifica de tres maneras 
concretas: 
Movimientos ambiguamente laterales: son movimientos en los que una 
persona se mueve en realidad hacia un lado aún cuando cree que se mueve 
hacia arriba en la red flexible. 
Pérdidas retrospectivas: la gente que se arriesga a moverse en organizaciones 
flexible suele tener poca información fiable sobre lo que conlleva una nueva 
posición, sólo retrospectivamente se da cuenta de que ha tomado decisiones 
equivocadas. Hoy, la mayoría pierde cuando cambia de trabajo, hace una 
generación se mejoraba un poco más pasándose a una nueva empresa que por 
medio de un ascenso dentro de la antigua. 
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Ingresos impredecibles 
 Por estas tres razones la movilidad laboral en la sociedad 
contemporáneas, a menudo, un proceso ilegible. Se opone, por ejemplo a las 
negociaciones entre sindicatos y los empresarios. Si bien todo riesgo que se 
asume es un viaje a lo desconocido, el viajero por lo general tiene en mente 
algún destino. La cultura moderna se caracteriza porque no moverse es 
sinónimo de fracaso, y la estabilidad parece casi una muerte en vida. Por lo 
tanto, el destino importa menos que el acto de partir. Inmensas fuerzas 
económicas y sociales dan forma a la insistencia de marcharse; el desorden de 
las instituciones, el sistema de producción flexible, realidades materiales que 
se hacen a la mar. Quedarse quieto equivale a quedar fuera de juego. En la vida 
real, el riesgo vanaza, llevado por el miedo a dejar de actuar. Las nuevas 
condiciones del mercado obligan a un gran número de personas a asumir 
riesgos muy pesados. 
 El exceso de cualificaciones es un signo de la polarización que 
caracteriza al nuevo régimen. La flexibilidad es un elemento clave para la 
formación de este mercado; acentúa la desigualdad a través de ese mercado en 
que el ganador se lo lleva todo. No apostar significa aceptarse de entrada como 
un fracaso. El riesgo es la prueba de carácter: lo importante es hacer el 
esfuerzo, aprovechar la oportunidad, aún cuando sepamos que estamos 
condenados a fracasar. 
 Las actuales condiciones de la vida empresarial están llenas de prejuicios 
contra esa edad y niegan el valor de la experiencia pasada en una persona. Para 
Rose, el choque inicial que recibió fue que tomó conciencia de la edad que 
tenía, de une dad no sólo biológica sino también social. El período de vida 
productiva se está reduciendo a la mitad de la vida biológica y los trabajadores 
de más edad abandonan la escena mucho antes de estar mental o físicamente 
incapacitados. 
 En el capitalismo actual, la relación entre salario bajo y juventud aún 
existen, sin embargo, son otros los atributos de la juventud que hoy parecen 
hacerla atractiva en niveles más altos del mundo laboral, y estos atributos 
pertenecen más al ámbito de los prejuicios sociales. Se argumenta que los 
trabajadores mayores tienen modos de pensar inflexibles y son reacios al 
riesgo, y también carecen de la energía física necesaria para hacer frente a las 
exigencias de la vida en el trabajo flexible. La flexibilidad es sinónimo de 
juventud; La rigidez es sinónimo de vejez. 
 En general los trabajadores más jóvenes son más tolerantes a la hora de 
aceptar órdenes desacertadas. Si están descontentos, es muy probable que se 
marche antes de pelear dentro de la empresa y por la empresa. Los de mayor 
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edad a menudo se pronuncian en contra de jefes que suelen ser más jóvenes 
que ellos, y con mayor frecuencia que los empleados más jóvenes. 
 El hincapié que se hace en la juventud se combina con su interpretación 
individual del envejecimiento: el prejuicio social refuerza el miedo interno a 
perder energía. El nuevo orden no tiene en cuenta que el mero paso del tiempo 
necesario para cumular experiencias le da a una persona posición y derechos; 
valor en un sentido material. El régimen se centra en la capacidad inmediata. 
 
Fracaso 
 El fracaso es el gran tabú moderno. Aceptar el fracaso, darle una forma y 
un lugar en la historia persona es algo que puede obsesionarnos internamente 
pero que rara vez se comenta con los demás. Hoy el fracaso se ha vuelto un 
hecho común en la vida de la clase media. Una de las razones por las cuales es 
difícil mitigar con dólares la sensación de fracaso es que el fracaso puede ser 
de una especia más profunda. 
 Según Lippmann no hacer una carrera del trabajo, por modestos que 
fueran su contenido o su paga, era entregarse a la sensación de errar sin rumbo 
que constituye la experiencia más profunda de ineptitud. Aunque hoy podemos 
pensar en una carrera como sinónimo de profesión, uno de sus elementos, 
poseer una capacidad, no ha quedado limitado al ámbito profesional, ni 
siquiera burgués. El prestigio en el trabajo se consigue siendo algo más que “un 
par de manos”. Así pues, el deseo de prestigio que brinda una profesión no es 
nada nuevo. Tampoco lo es la sensación de que son las carreras, más que los 
trabajos concretos, las que desarrollan nuestro carácter. 
 Comencé a reunirme con un grupo de programadores de mediana edad, 
hombres que acababan de perder su empleo tras una reducción de plantilla en 
una oficina de IBM. El esfuerzo de estos hombres por verle el sentido a lo 
ocurrido se dividió en tres etapas. 
 Cuando el dolor por el despido aún seguía en carne viva, la conversación 
giraba en torno a las traiciones de IBM como si la empresa los hubiera 
engañado. Estas primeras reacciones no duraron. Los programadores 
comprendieron que, como explicación la traición premeditada no pasaba la 
prueba de la lógica. Así, en una segunda fase de interpretación, se centraron en 
buscar las fuerzas externas a las que echarle la culpa. La economía global 
parecía ahora ser la fuente de sus infortunios, en especial por recurrir a los 
servicios de trabajadores extranjeros. IBM realizaba la terciarización de tareas a 
India pagando salarios mucho más bajos que los de los norteamericanos. 
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 Hoy aquellos amenazados en su país no parecen ser sólo los no 
cualfiiados, sino también las clases medias, los profesionales atrapados en el 
fllujo del mercado de trabajo global. La fase proteccionista otra vez no duró. 
 La tercera fase de la explicación les devolvió parte de su sentido de 
integridad en cuanto programadores, pero a un algo precio. Ahora, el centro de 
atención estaba más en la historia del trabajo de alta tecnología,en su inmenso 
crecimiento reciente, en las capacidades necesarias para hacer frente a los 
desafíos industriales y científicos. En esta fase apreció por fin el discurso sobre 
la carrera. La voluntad y opción personal, criterios profesionales, narrativas del 
trabajo, todo eso surgió con la salvedad de que el tema de este discurso era, 
más que el dominio, el fracaso. Ese esfuerzo de interpretación está también en 
el espíritu del dominio de Lippmann, en el sentido de dejar de sufrir el cambio 
pasiva y ciegamente; En cualquier caso, es una acción real, están venciendo al 
tabú del fracaso sacándolo a la luz. 
 El único compromiso comunitario que los hombre mantienen, y que de 
hecho cumplen cada vez con mayor vigor, es ser miembros de las iglesias 
locales y participar en su administración. 
 La tercera versión libera a las personas que participan en la conversación 
y les permite hacerse con el control de la narrativa. El momento clase se da 
cuando los programadores dejan de ser vícitmas pasivas y asumen una 
posición más activa. Ahora son sus propias acciones las que importan. El 
despido ya no es el hecho clave. 
 Hay poco espacio para comprender el derrumbe de una carrera si 
creemos que toda la historia de una vida sólo es una colección de fragmentos. 
Tampoco hay espacio para analizar la gravedad y el dolor del fracaso si no es 
más que otro incidente. En esta tercera visión, los hombres sintieron el alivio 
de no tener ya que luchar. La preservación de la voz activa es la única manera 
de hacer el fracaso soportable. El alivio se parece a la resignación, y la 
resignación es una manera de reconocer el peso de la realidad objetiva. Así, su 
narrativa fue, de alguna manera, una especia de autocuración.

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