La Declaración Universal de Derechos Humanos es un conjunto de derechos que corresponden a todas las personas, sin importar su lugar de nacimiento, raza, religión, género u orientación sexual. Estos derechos son considerados universales, inalienables e indivisibles, lo que significa que no pueden ser negados, transferidos o separados unos de otros. La Declaración fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, en París, después de la Segunda Guerra Mundial. Establece los derechos fundamentales que todas las personas deben tener, como el derecho a la vida, la libertad, la igualdad, la dignidad, la educación, la salud, entre otros. Es importante destacar que la Declaración Universal de Derechos Humanos no es un tratado legalmente vinculante, pero ha servido como base para el desarrollo de tratados y convenciones internacionales que sí tienen fuerza legal.
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