Apología de Sócrates Critón Fedón - Platón

76 Apología de Sócrates. Critón. Fedón Platón S alvando toda la doctrina socrático-platónica sobre el deber , el alma y su inmortalidad, que aparece de modo especial en Critón y Fedón , en las obras que recoge el presente volumen Platón deja de lado la vida del maestro para centrarse en un momento común: su muerte. Las tres siguen un ritmo ascendente centrado en los últimos días de la existencia de Sócrates: juicio y condena en Apolo- gía, prisión en Critón y fin de ésta y muerte en Fedón . Y si en la primera hay una aceptación de la ley impuesta, por injus- ta que ésta sea, en la segunda el lector encontrará una defen- sa de las restantes leyes, y en la tercera, su cumplimiento hasta el fin. M.ª Luz Prieto, doctora en Filosofía y Letras (Clásicas), es catedrática del IES Núñez de Arce, donde imparte Griego clásico, así como Griego moderno como segundo idioma. Autora de numerosas publicaciones sobre su ámbito de especialización, ha publicado en esta misma colección las tra- ducciones de Dafnis y Cloe de Longo y de Leucipa y Clitofonte de Aquiles T acio. AKAL /CLÁSICA Platón Apología de Sócrates Critón. Fedón Edición de M.ª Luz Prieto 9788446021940 ISBN-13:978-84-460-2194-0 ISBN-10:84-460-2194-3 2657 Apología de Sócrates 11/1/05 14:25 Página 1 AKAL /CLÁSICA 76 Clásicos Griegos Director: Manuel García T eijeiro 001-004 17/2/05 15:07 Página 1 Maqueta: RA G Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y priv ación de libertad quienes reproduzcan sin la preceptiv a autorización, o plagien, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica f ijada en cualquier tipo de soporte. M. Carmen Barrigón Fuentes ha realizado la Introducción general y la traducción y notas de los libros II y III. Jesús M. Nieto Ibáñez es autor de los índices, así como de la traducción y notas de los libros I, IV y V . © Ediciones Akal, S.A., 2005 Sector Foresta, 1 28760 T res Cantos Madrid - España T el.: 918 061 996 F ax: 918 044 028 www .akal.com ISBN-10: 84-460-2194-3 ISBN-13: 978-84-460-2194-0 Depósito legal: M-8205-2005 Impreso en Fernández Ciudad, S. L. (Madrid) 001-004 17/2/05 15:07 Página 2 Platón APOLOGÍA DE SÓCRA TES. CRIT ÓN. FEDÓN Edición de M.ª Luz Prieto 001-004 17/2/05 15:07 Página 3 001-004 17/2/05 15:07 Página 4 Índice INTR ODUCCIÓN \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 7 1. Sócrates \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 7 1.1. V ida \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 8 2. Platón \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 19 2.1. V ida \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 19 2.2. La Academia \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 21 2.3. Obra \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 22 2.4. Estudio literario \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 31 APOLOGÍA DE SÓCRA TES \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 33 Introducción \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 35 Apología de Sócrates \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 37 CRITÓN \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 79 Introducción \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 81 Critón \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 85 FEDÓN \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 105 Introducción \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 107 F edón \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 114 005-032 15/2/05 15:26 Página 5 Bibliografía \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 211 Índice de nombres \u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026\u2026 215 6 005-032 15/2/05 15:26 Página 6 Introducción Creemos que no se puede comenzar una introducción a casi ninguno de los diálogos de Platón hablando directamente del fundador de la Academia, sin haber hecho referencia antes, con cierto detenimiento, a Sócrates; pero, mucho menos, si entre ellos figura alguno de los denominados Diá- logos socráticos . 1. SÓCRA TES Es este personaje un intelectual, y algo más (como vere- mos), del siglo V a.C., que, a diferencia de sus coetáneos (los sofistas, dramatur gos, científicos, historiadores, etc.), no tuvo tiempo de escribir nada. Su misión era hablar y hacer hablar a sus interlocutores. Ahora bien, para pronunciar palabras tan sensatas como las suyas, había que tener grandes ideas, haberlas pensado a solas consigo mismo y volv erlas a pensar , y a corregir si fuera preciso, en el diálogo con los demás. Por eso no tuvo tiempo para escribir , corregir , detenerse a buscar la palabra más bella, a no ser con el único fin de que las ideas a las que deseaba llegar en su con versación fueran más com- prensibles y persuasiv as; estamos hablando de un hombre que, desde que pronunciaba los «buenos días» en el ático del siglo V , amanecía ya con la intención de hacer que su inter- 005-032 15/2/05 15:26 Página 7 locutor , bien fuese la bendita Jantipa o su complaciente v ecino Critón, entendiera y supiera razonar por qué se daban aquel saludo y no otro; o con la de comprender él mismo por qué la una siempre le contestaba con las mismas quejas y el otro con la misma disponibilidad. Por esa carencia de obras autógrafas, se planteó la «cues- tión socrática», que parece no haber encontrado respuesta desde el momento en que se planteó. Sin entrar en ella, por tanto, hablaremos de lo mucho que se sabe, pero de lo poco que en esta brev e introducción pode- mos decir acerca de la vida y pensamiento de Sócrates. Las principales fuentes para su conocimiento son Aristó- f anes, Antístenes, Esquines, Jenofonte, Platón y Aristóteles; de los que hay que destacar a Jenofonte y Platón, por haber escrito obras propiamente socráticas, que se nos han conser- v ado ínte gramente. Éstas, a pesar de diferir en el enfoque de algunos puntos, nos presentan a un personaje en la mayoría de sus características coincidente, aunque uno trate de poner de manifiesto unos aspectos o comportamientos, y otro otros. 1.1. V ida Nacido el 470 ó 469 a.C., era hijo del escultor Sofronisco y de la comadrona Fenáreta, del demo de Alópece, que se hallaba en el camino de Atenas a las canteras del Pentélico. No era, por tanto, aristócrata, ni rico; si bien sabemos que participó en la guerra del Peloponeso como hoplita, es decir , como soldado de infantería pesada que podía costearse su armadura, lo que lo sitúa entre las tres clases sociales de ciu- dadanos económicamente superiores, establecidas por Solón. T ambién nos acredita esto el hecho de que Sócrates vi viera gran parte de su vida a costa de las rentas de los ahorros de su padre, aunque, durante su matrimonio, y a causa de la gue- rra del Peloponeso, se puede decir que acabó con aquel pequeño capital. De su madre, él mismo nos dice que heredó su arte y su oficio de comadrona: «¿Es que no has oído que so y hijo de una excelente y vigorosa partera, llamada Fenáreta...? ¿Y no 8 PLA TÓN 005-032 15/2/05 15:26 Página 8 has oído que practico también el mismo arte?» 1 . De su padre, Platón nos dice por boca de Lisímaco: «Era el mejor de los hombres» 2 . Nació y vivió en la Atenas de la Ilustración, en la que flo- recieron poetas, oradores, científicos, etc., muchos nacidos allí y otros llegados de allende el Egeo o el Jónico, ya que la ciudad se había con vertido en el principal foco político y cul- tural de la época. Dice T ov ar: «En Atenas tenía él que nacer , donde la diosa es la más antigua inquilina... Y Atenea no era para el pueblo de Atenas sino una especie de santa patrona, de fuerza real y misteriosa» 3 . De él se nos dice, en lo referente a su aspecto físico, que era de una fealdad fascinante: nariz ancha, chata y respin- gona, labios carnosos y «un estómago ligeramente mayor de lo con veniente» 4 . De ojos saltones y mirada torva y pene- trante, que llegaba al interior del alma. No daba importancia a las apariencias; sin embargo, se preocupaba del vigor , la templanza y el autodominio. T odos sus apetitos y pasiones los tenía bajo estricto control, de ahí que no le importara correr riesgos en que la moralidad del común de los mortales se habría visto quebrada, pero en los que la suya siempre salía intacta. En la Atenas del siglo V , la educación estaba al alcance de todos los ciudadanos libres. En la escuela aprendió la lectura, el cálculo, los rudimentos de música y gimnasia. Además, hay que tener en cuenta que, en aquella época, la educación artística y religiosa, la formación política y la introducción a la ciencia estaban en la calle, al alcance de cualquiera. Más tarde fue a la escuela de música de Conno para hacerse un kalo ; " kai ; a j gaqo v" . (Al mismo tiempo aprendió el arte de la escultura en el taller de Sofronisco.) No se acomplejó nunca por su fealdad, de la que algunos no tuvieron el menor reparo en mofarse, sobre todo al princi- 1 Tht., 149 a. 2 La., 181 a. 3 A. T OV A R , V ida de Sócrates , Madrid, 3 1966, p. 56. 4 X., Smp ., 2,18. 9 INTR ODUCCIÓN 005-032 15/2/05 15:26 Página 9

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