Logo Studenta

SINDROME FEBRIL EN URGENCIAS

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS Síndrome febril en Urgencias
Capítulo 75 | 705
• La temperatura corporal es controlada por el hipotálamo. Se sitúa en torno a 36,8 ºC ±
0,5 ºC a nivel axilar gracias al balance entre la producción y la pérdida de calor. Además, la 
temperatura corporal sigue un ritmo circadiano, con valores mínimos sobre las 6:00 horas 
y máximos sobre las 16:00 horas.
• Se consideran valores normales de la temperatura del organismo de un adulto entre 36,2 ºC
y 37,8 ºC medidos en la axila (+ 0,4 ºC si la medida es bucal y + 0,6 ºC si es rectal).
• La fiebre es la elevación de la temperatura corporal por encima de los valores normales,
como respuesta del organismo a diferentes tipos de agresiones. Constituye hasta el 5-10 %
de todas las consultas en los Servicios de Urgencias (25 % de los niños, 15 % en ancianos 
y 5 % en adultos).
• La causa más frecuente son las infecciones, estando la mayoría (90 %) relacionadas con
procesos virales banales. Sin embargo, en determinadas situaciones (recién nacidos, an-
cianos, diabéticos, inmunodeprimidos, insuficiencia hepática y renal, alcohólicos), las in-
fecciones puede presentarse con ausencia de fiebre o incluso con hipotermia, suponiendo 
un signo de gravedad.
• Desde el punto de vista práctico, el enfoque diagnóstico en el Servicio de Urgencias se
planteará a partir de un cuadro sindrómico que incluya fiebre y otro dato clínico (p. ej.:
fiebre y exantema, fiebre y adenopatías, fiebre y dolor abdominal, etc.). Todas estas situa-
ciones se detallarán en los capítulos específicos de este manual.
CONCEPTOS
• Fiebre: elevación de la temperatura corporal ≥ 37,9 ºC (en la práctica ≥ 38,0 ºC) como
respuesta fisiológica del organismo a distintas agresiones (infecciones, inflamaciones, tu-
mores, etc.), mediante la acción de pirógenos endógenos sobre el centro termorregula-
dor, elevando el punto de ajuste de la temperatura.
• Síndrome febril: fiebre que cursa junto con otros signos o síntomas, como escalofríos,
tiritona, diaforesis, mialgias, cefalea, malestar general, taquicardia, taquipnea, anorexia,
somnolencia, etc.
• Febrícula: intervalo de temperatura corporal entre 37,2 ºC -37,8 ºC. Habrá que valorar
su significado de forma individualizada en función del paciente y la situación.
• Hipertermia: elevación de la temperatura corporal por encima de 39,0 ºC, debida a un
fallo en la termorregulación, de manera que la producción de calor excede a la pérdida,
INTRODUCCIÓN
SÍNDROME FEBRIL 
EN URGENCIAS
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
706 | Capítulo 75
estando el punto de ajuste en niveles normotérmicos. Es importante distinguirla de la 
fiebre por su potencial mortalidad. Presenta mala respuesta a antipiréticos, la piel está fría 
y sin sudoración y no sigue el ritmo circadiano. 
• Hiperpirexia: situación donde la temperatura es mayor de 41,0 ºC o ha aumentado de 
forma rápida en más de 1 ºC por hora durante dos o más horas. Se considera potencial-
mente letal a partir de 43,0 ºC.
ETIOLOGÍA
Las enfermedades infecciosas son la causa más frecuente, aunque múltiples factores etioló-
gicos puede desencadenarla (Tabla 75.1). A medida que es de mayor duración, aumenta la 
probabilidad de una causa no infecciosa, aunque la tuberculosis y los abscesos abdominopél-
vicos provocan fiebre prolongada con frecuencia.
EVALUACIÓN INICIAL EN URGENCIAS 
Tras comprobar la estabilidad clínica del paciente, o estabilizarle si lo precisara, se debe 
realizar una anamnesis exhaustiva y una exploración física minuciosa, que condicionarán la 
realización de pruebas complementarias.
1. ANAMNESIS
El síndrome febril representa uno de los motivos de consulta donde la historia clínica es de 
mayor importancia, debiendo realizarse una anamnesis dirigida sobre focalidad predominan-
te y antecedentes personales.
1.1. Antecedentes personales y epidemiológicos
• Enfermedades crónicas: diabetes mellitus, insuficiencia renal, hepatopatía, insuficiencia 
cardiaca, insuficiencia respiratoria, tumores, inmunodepresión.
• Enfermedades infecciosas previas: tuberculosis, hepatitis, VIH (seguimiento, situación in-
munológica y carga viral), infecciones de transmisión sexual (ITS) o contacto con personas 
que puedan padecerlas.
• Portador de prótesis, sondajes, derivaciones, válvulas, implantes, reservorios, catéter, etc.
• Ingresos hospitalarios e intervenciones quirúrgicas, sobre todo recientes.
• Vacunaciones, transfusiones y trasplantes.
• Esplenectomía anatómica o funcional.
• Endoscopias o manipulaciones urológicas recientes.
• Accidentes o traumatismos recientes (sospecha de hematomas, linfangitis o colecciones).
• Tratamientos farmacológicos: pueden ser la causa o el atenuante de la fiebre. Antimi-
crobianos, antitérmicos, antiinflamatorios, uso crónico de esteroides, inmunosupresores, 
neurolépticos o productos de herbolarios.
• Hipersensibilidad o alergia a fármacos.
• Hábitos tóxicos: tabaco, alcohol y otras drogas. Cantidad y frecuencia. Vías de administra-
ción y última dosis.
• Hábitos sexuales: incluyendo precauciones tomadas y omitidas. 
• Posibilidad de embarazo.
 Síndrome febril en Urgencias
Capítulo 75 | 707
• Hábitos alimentarios: ingesta de agua de ríos o pozos, consumo de leche no pasteurizada 
o quesos sin control sanitario, carnes poco cocinadas, pescados o mariscos crudos, con-
servas caseras, etc.
• Historia dental: extracciones o manipulaciones recientes, dolor dental.
• Contacto o convivencia con enfermos potencialmente infectocontagiosos (por ejemplo, 
tuberculosis, COVID-19, etc.).
• Lugar de residencia: domicilio (medio rural o urbano), residencia de ancianos, colegio 
mayor, cuartel, prisión, situaciones de hacinamiento.
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
Etiología del síndrome febril en UrgenciasTabla 75.1.
Infecciones:
• Bacterias: bacteriemia, endocarditis, brucelosis, salmonelosis, abscesos, procesos supurativos 
del tracto biliar, hígado, riñón o pleura, sinusitis, neumonía, osteomielitis, gonococemia, 
meningococemia, psitacosis, rickettsiosis (fiebre Q, fiebre recurrente, fiebre botonosa).
• Micobacterias: tuberculosis.
• Virus: VIH (virus de la inmunodeficiencia humana), mononucleosis infecciosa, citomegalovirus, 
hepatitis víricas, SARS-CoV-2.
• Parásitos-protozoos: toxoplasmosis, amebiasis, paludismo, leishmaniasis.
• Hongos: candidiasis, criptococosis.
Enfermedades inmunomediadas:
• Alergia o hipersensibilidad: drogas, tóxicos, proteínas extrañas, enfermedad del suero, rechazo 
de injertos y trasplantes, productos bacterianos.
• Enfermedades colágeno-vasculares: lupus eritematoso sistémico, fiebre reumática, artritis 
reumatoide, dermatomiositis, polimiositis, panarteritis nodosa, arteritis de la temporal, 
granulomatosis con poliangeítis, esclerodermia, enfermedad de Still del adulto.
• Hiperinmunoglobulinemia D.
Necrosis titular y enfermedad tromboembólica: infarto pulmonar, infarto de miocardio, 
traumatismo extenso, hematomas o acúmulos de sangre en cavidades, gangrena de una 
extremidad.
Fármacos: en teoría cualquiera, pero sobre todo: antimicrobianos (betalactámicos y 
vancomicina), tuberculostáticos, antiarrítmicos, hipotensores, alfa-metildopa, anticomiciales 
(fenitoína), inmunomoduladores (interferón), antineoplásicos, salicilatos, antiinflamatorios.
Enfermedades endocrinas y metabólicas: tiroiditis, tirotoxicosis, feocromocitoma, gota, 
porfiria.
Neoplasias:
• Tumores sólidos: riñón, colon, hígado, pulmón, páncreas, melanoma, mixoma auricular.
• Metastásicas: carcinomatosis diseminada, ovario, etc.
• Hematológicas: linfomas, leucemias, mielofibrosis.
Hematológicas: aplasia medular, anemia perniciosa, crisis hemolítica, crisis drepanocítica, 
púrpura trombótica trombocitopénica, linfadenopatía angioinmunoblástica, neutropenia cíclica.
Alteraciones de la termorregulación: hipertermia, golpe de calor, síndrome neuroléptico 
maligno, delirium tremens, estatus epiléptico, tétanos generalizado.
Fiebre facticia oprovocada.
Fiebre ficticia o simulada.
Otras: sarcoidosis, enfermedad inflamatoria intestinal, eritema nodoso, hepatitis granulomatosa, 
hepatitis alcohólica, transfusiones, pericarditis, fiebre mediterránea familiar, enfermedad de 
Whipple, síndrome de Sweet.
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
708 | Capítulo 75
• Contacto con animales e insectos: de forma habitual u ocasional. Posibilidad de morde-
duras, picaduras, arañazos, etc.
• Profesión: actual y anteriores. Contactos o inhalaciones de productos tóxicos.
• Viajes fuera del entorno habitual: por turismo o trabajo, con enfermedades endémicas, 
detallando los países y zonas visitadas en los últimos meses-años (sobre todo los últimos 
3 meses).
• Inmigración: procedencia (país y región), tiempo de residencia en nuestra área y última 
visita a su país.
1.2. Características de la fiebre
• Duración: ¿cuándo empezó? La mayoría de los síndromes febriles en Urgencias son de 
duración breve, corta o intermedia. Se distingue como:
 – Fiebre de breve duración: menos de 48 horas.
 – Fiebre de corta duración: entre 48 horas y 7 días.
 – Fiebre de duración intermedia: entre 7 y 14 días.
 – Fiebre de larga evolución o prolongada: más de 2-3 semanas.
 – Fiebre de origen desconocido (FOD), según los criterios de Durack y Street (1991): tem-
peratura mayor de 38,3 ºC en determinaciones repetidas, durante más de 3 semanas y 
con ausencia de diagnóstico etiológico a pesar de un estudio adecuado tras 3 días de 
estancia hospitalaria o 3 visitas en consultas externas (FOD clásica). Se clasifica en FOD 
clásica, FOD nosocomial, FOD asociada a neutropenia, FOD asociada a la infección por 
VIH y FOD intermitente.
• Forma de inicio: ¿cómo se dio cuenta de que tenía fiebre?, ¿se ha objetivado la fiebre 
por termómetro o por sensación de calor, sudoración o escalofríos?, ¿apareció brusca-
mente o de forma paulatina?
• Predominio horario: ¿matutino o vespertino?
• Temperatura máxima objetivada.
• Patrón: es poco específico y no existe un patrón de fiebre que pueda descartar una causa 
concreta.
 – Continua: oscilaciones diarias inferiores a 1,0 ºC. Ocurre en neumonías bacterianas, 
rickettsiosis, fiebre tifoidea, alteraciones del sistema nervioso central, tularemia, etc.
 – Remitente: oscilaciones diarias superiores a 1,0 ºC, sin alcanzar cifras normales. No se 
relaciona con ninguna enfermedad de forma característica.
 – Intermitente: oscilaciones diarias superiores a 1,0 ºC, alcanzando la temperatura nor-
mal generalmente por la mañana. Pueden originarla la tuberculosis miliar, los linfomas 
y los fármacos. Un subtipo es la fiebre oscilante (en agujas, héctica o séptica), con picos 
elevados y descensos profundos de la temperatura a lo largo del día, que suele deberse 
a procesos sépticos que dan lugar a bacteriemias.
 – Recurrente: periodos de fiebre continua (días o semanas) con intervalos de normalidad. 
Es característica de la brucelosis (fiebre ondulante), neutropenia cíclica (fiebre cíclica, 
cada 21 días), malaria (terciana, cada 72 horas, o cuartana, cada 96 horas), borreliosis 
(fiebre recurrente) y enfermedad de Hodgkin (fiebre de Pel-Ebstein, con 3-10 días con 
fiebre y 3-10 días sin ella).
• Relación temperatura con frecuencia cardiaca: cuando existe fiebre suele haber taqui-
cardia. La existencia de una bradicardia relativa se observa en la fiebre tifoidea, brucelosis, 
 Síndrome febril en Urgencias
Capítulo 75 | 709
leptospirosis, legionelosis, neumonía por Mycoplasma pneumoniae, fiebres inducidas por 
fármacos o en la fiebre facticia.
1.3. Síntomas acompañantes
Tan importantes son los datos presentes como los ausentes, y todos deben quedar reflejados 
en la historia clínica.
• Generales: malestar, diaforesis, escalofríos, tiritona, somnolencia, postración, astenia, 
anorexia, pérdida de peso.
• Neurológicos: cefalea, convulsiones, alteraciones del nivel o contenido de la consciencia, 
pérdida de fuerza o sensibilidad, alteraciones en la marcha.
• Cardiorrespiratorios: palpitaciones, dolor torácico, disnea, tos irritativa o con expecto-
ración (características), hemoptisis.
• Digestivos: disfagia u odinofagia, náuseas y vómitos, dolor abdominal, diarrea, color de 
las heces, tenesmo rectal.
• Urológicos: disuria, polaquiuria, poliuria, dolor lumbar, hematuria, coluria, tenesmo vesi-
cal.
• Dermatológicos: lesiones dermatológicas, fotosensibilidad, prurito.
• Otros: mialgias, artralgias, artritis, riñones, disfonía, dolor facial, otalgia, pérdida de vi-
sión, lagrimeo, prurito ocular, flebitis, signos de TVP, adenopatías.
2. EXPLORACIÓN FÍSICA
• Signos vitales: temperatura, presión arterial, frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, 
glucemia capilar, saturación de oxígeno por pulsioximetría.
• Estado general: nivel de consciencia y alerta, coloración de piel y mucosas, nutrición, 
hidratación, perfusión, diaforesis.
• Dermatológica: exantema, petequias, vesículas, foliculitis, lesiones de vasculitis o de em-
bolismos sépticos (manchas de Janeway), hemorragias subungueales en astilla, nódulos 
de Osler.
• Cabeza y cuello: nervios (pares) craneales, signos meníngeos, exploración tiroidea (bo-
cio, nódulos), palpación de arterias temporales, alteraciones conjuntivales (hemorragias), 
fondo de ojo (retinitis, manchas de Roth, embolismos o infartos), exploración ORL (boca, 
nariz, oídos, faringe, senos paranasales).
• Tórax: movimientos respiratorios, tumoraciones condrocostales. Auscultación cardiaca: 
ritmo, soplos, roce. Auscultación pulmonar: crepitantes, roncus, sibilancias, soplo tubári-
co, roce pleural y abolición de la ventilación por campos.
• Abdomen: hepatomegalia, esplenomegalia, masas, puntos o áreas dolorosas, signos de 
irritación peritoneal, Blumberg, Murphy, ascitis, ruidos intestinales, soplos, circulación co-
lateral, hernias o eventraciones, hematomas.
• Región lumbar: puñopercusión renal bilateral, palpación vertebral.
• Extremidades: signos de trombosis venosa profunda, flebitis, pulsos periféricos, edemas, 
úlceras, áreas de celulitis, abscesos, examen osteoarticular, artritis, eritema nodoso.
• Región genital y ano-rectal: tacto rectal, tumoraciones abscesos, supuración, dolor, 
lesiones cutáneas.
• Neurológica: nervios craneales, fuerza, sensibilidad, marcha, coordinación, capacidades 
superiores, signos meníngeos (siempre han de valorarse en un paciente con fiebre).
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
710 | Capítulo 75
• Áreas ganglionares: buscando adenopatías palpables.
• Exploración ginecológica.
• Revisar catéteres, drenajes, sondas, etc.
En diversos pacientes, sobre todo en enfermos graves y en los que permanecen en obser-
vación, hay que repetir la exploración física buscando cambios o certificando los hallazgos 
de la misma.
3. PRUEBAS COMPLEMENTARIAS
La realización de las pruebas complementarias dependerá de la orientación diagnóstica (en 
función de la historia clínica y la exploración física) y de los datos de gravedad. De este modo:
• Si hay una orientación diagnóstica y no hay datos de gravedad: no será necesario hacer 
ninguna prueba, salvo que la sospecha diagnóstica la indique. 
• Si no hay una orientación diagnóstica ni datos de gravedad: valorar realizar hemograma, 
bioquímica básica con glucosa, creatinina, urea, sodio, potasio y proteína C reactiva (PCR) 
con/sin procalcitonina (PCT), sedimento de orina y radiografía de tórax.
• Si no hay una orientación diagnóstica pero sí datos de gravedad: valorar ampliar bio-
química (GOT, GPT, bilirrubina, PCT y lactato) y añadir coagulación, gasometría venosa, 
hemocultivos y urocultivo.
En dichas pruebas se valorará:
• Hemograma: un valor superior a 12.000-15.000/mm3 o un porcentaje de formas in-
maduras superior al 10 %, sugiere una mayor probabilidad de enfermedad bacteriana 
grave. Valorar también leucopenia (< 4.000/mm3) en posible infección bacteriana grave o 
vírica, monocitosis (vírica, tuberculosis,brucelosis o sífilis), eosinofilia (parásitos, fármacos, 
panarteritis nodosa, Hodgkin), así como la presencia de linfocitos activados o atípicos 
(mononucleosis). Comprobar si existe trombopenia (marcador de gravedad en sepsis) y 
anemia.
• Bioquímica: básica con glucosa, urea, creatinina, sodio, potasio y PCR. Valorar GOT, GPT 
y bilirrubina (si sospecha de enfermedad hepatobiliar), LDH (marcador de destrucción ti-
sular), CPK (si sospecha de rabdomiólisis), procalcitonina si sospecha de sepsis o hay duda 
diagnóstica de infección bacteriana grave o bacteriemia y otros marcadores en función de 
la orientación clínica: troponina, amilasa, lipasa, etc.
 Biomarcadores de respuesta inflamatoria e infección (BMRIeI) (ver capítulo 77). Su 
papel en los casos leves es orientar a un origen infeccioso y, en los graves, a descartarlo, 
sin olvidar que jamás sustituye a la clínica ni a un estudio microbiológico oportuno:
 – Proteína C reactiva (PCR): marcador de fase aguda liberado en respuesta a cualquier 
tipo de inflamación aguda. Presenta bastantes limitaciones: su cinética (comienza a 
elevarse a las 12 horas del contacto infeccioso, cuando la PCT alcanza su pico máximo), 
su elevación en procesos no infecciosos y su limitada capacidad diagnóstica y pronós-
tica por sí sola (ver capítulo 77).
 – Procalcitonina (PCT): óptimo para el diagnóstico precoz de infección bacteriana sisté-
mica y bacteriemia (sus concentraciones tienen relación con la carga bacteriana), para 
la valoración de la gravedad y para la predicción de mortalidad. Valores de > 1-2 ng/mL 
ofrecen una sensibilidad y especificidad > 90 % para distinguir sepsis de un síndrome 
de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS) no infeccioso, alcanzando una sensibilidad 
 Síndrome febril en Urgencias
Capítulo 75 | 711
del 98 % y especificidad > 90 % si valores > 10 ng/mL. Sin embargo, existen falsos po-
sitivos en traumatismos graves, shock cardiogénico, carcinoma de pulmón microcítico, 
carcinoma medular de tiroides, pancreatitis o isquemia mesentérica. Se debe solicitar 
en pacientes con sospecha de bacteriemia, sepsis grave o shock séptico y en enfer-
mos con neumonía adquirida en la comunidad, meningitis aguda, infección del tracto 
urinario, inmunodeprimidos, ancianos o con índice de Charlson ≥ 3. Se recomienda 
nueva determinación a las 8-12 horas y a las 24 horas para comprobar la variación de 
> 0,45 ng/mL (valor de referencia de cambio clínico) y estimar la mejoría o progresión 
de la infección (ver capítulo 77).
 – Lactato: marcador de hipoperfusión tisular e hipoxia, recomendado para valorar el 
grado de compromiso multiorgánico en pacientes con sepsis (ver capítulo 77).
• Coagulación: si existe sospecha de hepatitis, sepsis, coagulación intravascular disemina-
da. D-dímero si sospecha clínica de enfermedad tromboembólica venosa.
• Gasometría arterial: si insuficiencia respiratoria o venosa, si sepsis grave.
• Sedimento de orina: el 75 % de las infecciones del tracto urinario cursan con nitritos y 
leucocitos-piuria. La presencia de cilindros leucocitarios es diagnóstica de pielonefritis. En 
los pacientes con sondaje urinario prolongado, son habituales la bacteriuria asintomática 
y la leucocituria estéril, que generalmente no requieren tratamiento. En caso de sedimen-
to patológico, ha de cursarse un urocultivo.
• Radiografías de tórax posteroanterior y lateral: imprescindible para descartar enferme-
dad pleuropulmonar y valorar silueta cardiovascular, mediastino, adenopatías, etc.
• Hemocultivos: se deben obtener en pacientes con sospecha o predisposición para bac-
teriemia en función de la sospecha clínica y los modelos predictivos (ver capítulos 76 
y 77), portadores de prótesis o catéter, sepsis, sospecha de endocarditis, osteomielitis, 
meningitis, etc. Asimismo, se extraerán en pacientes con neutropenia o inmunodepresión 
significativa (receptores de trasplante, infección por VIH con linfocitos CD4 < 200/mm3, 
tratamiento prolongado con esteroides u otros inmunosupresores y pacientes con hemo-
patías malignas o asplenia). En ancianos, considerar bacteriemia ante síntomas o signos 
inespecíficos como letargia, confusión, incontinencia, caídas inexplicadas, etc., aun en 
ausencia de fiebre. En los pacientes con sospecha de infección de catéter también deben 
obtenerse (se recomienda extraer un hemocultivo por punción de vena periférica y otra 
a través del catéter). Hay que valorar también la extracción de hemocultivos en fiebre 
prolongada de origen desconocido, shock o deterioro hemodinámico no filiado, síndrome 
confusional agudo, niños con disminución de la vitalidad, etc. Asimismo, existen pobla-
ciones de riesgo en las que la sola presencia de fiebre puede constituir una indicación de 
realizar hemocultivos (cirrosis hepática, hemodiálisis, lesión medular, usuarios de drogas 
por vía parenteral, diabetes mellitus, pruebas invasivas, hospitalización reciente, etc.). De-
ben extraerse antes de comenzar tratamiento antibiótico empírico, o simultáneamente si 
urge comenzar con antimicrobianos. En Urgencias, es fundamental identificar los pacien-
tes con riesgo de bacteriemia (ver capítulos 76 y 77: se detallan los criterios y modelos de 
predicción de bacteriemia para indicar la extracción de hemocultivos en los servicios de 
Urgencias).
• La realización de otras pruebas complementarias dependerá de su aporte en el diag-
nóstico etiológico y en la toma de decisiones:
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
712 | Capítulo 75
 – Extensión de sangre periférica en casos de fiebre prolongada o grave (frotis, en sospe-
cha de enfermedad hematológica) y en casos con sospecha para visualizar microorga-
nismos (gota gruesa, en sospecha de paludismo o babesiosis).
 – Radiografías de abdomen en bipedestación, de senos paranasales, de columna verte-
bral, sacroilíacas, etc., si se sospecha una focalidad del síndrome febril.
 – VSG (velocidad de sedimentación globular), en sospecha de polimialgia reumática o 
arteritis de la temporal.
 – Ecografía de abdomen, pulmonar, cervical-tiroidea, partes blandas, etc., según la sos-
pecha clínica.
 – Electrocardiograma, para descartar bloqueos (fiebre reumática), alteraciones de la re-
polarización, arritmias (pericarditis o miocarditis).
 – Ecocardiograma, en sospecha de pericarditis, miocarditis o endocarditis.
 – TC (tomografía computarizada) craneal, torácica o abdominal, según su indicación.
 – Análisis citológico, bioquímico y microbiológico de líquidos estériles (punción lumbar, 
toracocentesis, paracentesis, artrocentesis, etc.).
 – Coprocultivo (si sospecha de diarrea infecciosa), toxina de Clostridium difficile (si dia-
rrea y uso previo de antibióticos, sondas nasogástricas o IBP, o cirugía digestiva recien-
te), cultivo y Ziehl en esputo (tuberculosis), rosa de bengala (brucelosis), Paul-Bunnell o 
monotest (mononucleosis), serologías, etc. Suero archivo, para valorar solicitar nuevos 
estudios en función de la evolución o de nuevos datos o sospechas.
ACTITUD EN URGENCIAS
La actitud en Urgencias ante un paciente con fiebre, en cuanto a la indicación de alta o 
ingreso y a las medidas terapéuticas a seguir, se determinará en función de la presencia de:
 – Foco clínico de la fiebre.
 – Tiempo de evolución de la fiebre.
 – Factores de riesgo de mala evolución (Tabla 75.2).
 – Criterios clínicos o analíticos de gravedad (Tabla 75.3).
MEDIDAS TERAPÉUTICAS
La fiebre es un mecanismo que optimiza la respuesta del organismo a una agresión y su 
monitorización nos ayuda a evaluar la respuesta terapéutica a la misma, por lo que el control 
Factores de riesgo de mala evolución del pacienteTabla 75.2.
• Enfermedad cardiovascular crónica moderada-grave.
• Insuficiencia renal crónica moderada-grave.
• Neumopatía moderada-grave.
• Deterioro cognitivo moderado-grave.
• Enfermedad cerebrovascular aguda o establecida.
• Epilepsia.
• Edades extremas de la vida (neonatos y mayores de 75 años).
• Gestación.• Portadores de material protésico.
• Usuarios de drogas por vía parenteral (cuando fiebre > 24 horas).
• Inmunodepresión celular y humoral (trasplantes, corticoterapia, tratamientos biológicos, etc.).
• Estancia hospitalaria reciente (< 72 horas).
 Síndrome febril en Urgencias
Capítulo 75 | 713
de la fiebre no es una prioridad en el abordaje de la mayoría de los pacientes (salvo en casos 
de hipertermia e hiperpirexia). 
Las razones para el tratamiento sintomático de la fiebre son reducir el gasto metabólico y 
el cortejo clínico que acompaña a la respuesta febril, por lo que las medidas a tomar deben 
evaluarse de forma individual en cada paciente, en función de los ya mencionados factores 
de riesgo de mala evolución y criterios de gravedad.
1. AISLAMIENTO (ver capítulo 17)
• Si se sospecha enfermedad infectocontagiosa que requiera de aislamiento, se deben especifi-
car las medidas de aislamiento a adoptar: de contacto, por gotas, respiratorio, entérico, etc.
• En pacientes inmunodeprimidos, valorar aislamiento inverso.
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
Criterios de gravedadTabla 75.3.
Clínicos:
• Alteración del nivel de consciencia o desorientación temporoespacial.
• Fiebre > 39,0 ºC.
• Hipotermia < 35,0 ºC.
• Hipotensión arterial (PAS < 100 mmHg, PAM < 65 mmHg o descenso de PAS > 40 mmHg) o 
signos de hipoperfusión periférica.
• Taquicardia > 100 lpm. 
• Taquipnea > 24 rpm, disnea intensa o uso de musculatura accesoria.
• Crisis convulsivas en pacientes no epilépticos.
• Diátesis hemorrágica.
• Hipertermia resistente a tratamiento antipirético adecuada.
• Sospecha de infección bacteriana sin respuesta inicial a tratamiento antibiótico empírico 
correcto.
• Sospecha de infecciones graves: meningitis, artritis, empiema, peritonitis.
• Deterioro importante o rápidamente progresivo del estado general.
• Alta hospitalaria reciente (sospecha de infección nosocomial).
• Coexistencia de enfermedades crónicas debilitantes (diabetes, nefropatías, hepatopatías, etc.)
• Inmunodeprimidos, mayores de 75 años, embarazadas.
Analíticos:
• Acidosis metabólica.
• Hiperlactacidemia (> 2 mmol/L o 18 mg/dL).
• Alteraciones hidroelectrolíticas (hiponatremia, hiperpotasemia, etc).
• Rabdomiolisis.
• Insuficiencia respiratoria aguda (PaO2/FiO2 < 300, según criterios detallados en capítulo 37).
• Insuficiencia renal aguda (Cr > 2 mg/dL) u oliguria (diuresis < 0,5 mL/Kg/h durante al menos 2 
horas).
• Insuficiencia hepática aguda (hiperbilirrubinemia > 2 mg/dL).
• Leucocitos (> 12.000/mm3) o leucopenia (< 4.000/mm3) con desviación izquierda (> 10 % 
cayados).
• Neutropenia (< 1.000/mm3).
• Trombopenia (< 100.000/mm3).
• Anemia (Hb < 10 g/dL, Htco < 30 %).
• Coagulopatía (INR > 1,5 o TTPa < 60 s).
• PCR > 20 mg/L o PCT > 0,5 ng/mL.
• Hiperglucemia en ausencia de diabetes mellitus.
PAS: presión arterial sistólica; PAM: presión arterial media; lpm: latidos por minuto; rpm: respiraciones por minuto; PCR: 
proteína C reactiva; PCT: procalcitonina. 
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
714 | Capítulo 75
1. MEDIDAS GENERALES
• Reposición hidroelectrolítica. Calcular déficit de líquidos y añadir 300-500 mL /m2/día 
por cada grado de elevación de la temperatura por encima de 37,9 oC. En función de la 
gravedad y grado de deshidratación, valorar sueroterapia.
• Revisar y valorar retirada de sondas, catéteres, drenajes y otras posibles puertas de entrada.
2. MEDIDAS FÍSICAS
• Baños en agua tibia, aplicación corporal de gasas empapadas en agua fría o disminución 
de la temperatura ambiental.
• En caso de hiperpirexia, inmersión en agua fría o manta de hipotermia.
• En función de la gravedad, sueroterapia a temperatura baja por vía intravenosa, por son-
da nasogástrica, por sonda vesical, mediante lavados peritoneales o hemodiálisis con lí-
quidos de diálisis fríos.
3. MEDIDAS FARMACOLÓGICAS
• Antipiréticos:
 – Paracetamol 500 mg-1.000 mg v.o./i.v. cada 4-8 horas.
 – Metamizol 575 mg v.o. cada 4-8 horas o 1.000 mg i.v. cada 6-8 horas.
 – Ácido acetilsalicílico 500 mg v.o. cada 6-8 horas.
 – Ibuprofeno 400 mg-600 mg v.o. cada 8 horas.
 – Dexketoprofeno 25mg v.o. cada 8 horas o 50 mg i.v. cada 8 horas.
 – Ketorolaco 30 mg subcutáneo cada 8 horas (si no se dispone de vía oral ni intraveno-
sa).
 – Dexametasona 4-8 mg v.o./i.v. cada 24 horas (si no cede con los fármacos anteriores).
• Antimicrobianos: se deben administrar en función de la aparición de datos de sepsis, del 
foco infeccioso de sospecha, y de si dicha infección tiene un origen comunitario, nosoco-
mial y/o presenta criterios de riesgo para determinados agentes etiológicos infecciosos. 
Se deben administrar tras la recogida de muestras microbiológicas, aunque no se deben 
retrasar en sospecha de enfermedad infecciosa grave (fundamentalmente, sepsis y me-
ningitis bacteriana). Ver capítulo 76 para tratamientos empíricos o los correspondientes 
según sospecha clínica o foco posible.
4. SITUACIONES ESPECIALES (ver capítulos 197 y 202)
• En hipertermia e hiperpirexia, asegurar vía aérea, soporte hemodinámico, enfriamiento 
precoz, tratamiento de las complicaciones, reposición hidroelectrolítica y drogas vasoacti-
vas (evitar noradrenalina, ya que produce vasoconstricción e impide el enfriamiento).
• En hipertermia maligna o síndrome neuroléptico maligno, además de las medidas aplica-
das a la hipertermia, suspender el agente causal y administrar dantroleno sódico 2 mg/kg 
i.v., repitiendo la dosis cada 5 minutos hasta la remisión de los síntomas.
INDICACIONES DE INGRESO
1. CRITERIOS DE ALTA DESDE URGENCIAS
• Fiebre de corta duración, sin foco y sin criterios de gravedad. Requiere seguimiento por 
Atención Primaria.
 Síndrome febril en Urgencias
Capítulo 75 | 715
• Fiebre de corta duración, con foco y sin criterios de gravedad, cuando las características 
del paciente y/o de la enfermedad causal permitan su control de forma ambulatoria. Re-
quiere seguimiento por Atención Primaria.
• Fiebre de duración intermedia, sin foco y sin criterios de gravedad. Remitir a consultas 
externas de Medicina Interna.
• Fiebre de duración intermedia, con foco y sin criterios de gravedad, cuando las caracterís-
ticas del paciente y/o de la enfermedad causal permitan su control de forma ambulatoria. 
Valorar seguimiento por Atención Primaria o remitir a consultas externas de Medicina 
Interna.
• Fiebre de larga duración, sin foco y sin criterios de gravedad. Remitir a consultas externas 
de Medicina Interna.
• Fiebre de larga duración, con foco y sin criterios de gravedad, cuando las características 
del paciente y/o de la enfermedad causal permitan su seguimiento de forma ambulatoria. 
Remitir a consultas externas de Medicina Interna.
2. CRITERIOS DE INGRESO HOSPITALARIO
• Fiebre en pacientes que presenten criterios de gravedad, independientemente de la pre-
sencia o ausencia de foco y del tiempo de evolución de la fiebre. En estos casos, valorar 
iniciar antibioterapia empírica previa obtención de muestras microbiológicas. También va-
lorar, según la gravedad, ingreso en unidad de cuidados intensivos.
• Fiebre en pacientes que no cumplan los criterios de alta desde Urgencias.
• Fiebre en pacientes que presenten criterios de índole social o de dificultad de acceso a la 
atención sanitaria.
3. PACIENTES A VALORAR INDIVIDUALMENTE (ALTA, OBSERVACIÓN O 
INGRESO)
• Fiebre sin foco y sin criterios de gravedad, en pacientes que presenten factores de riesgo 
de mala evolución.
• Fiebre sin foco y sin criterios de gravedad, en pacientes que presenten factores de riesgo 
para bacteriemia.
• Fiebre sin foco y sin criterios de gravedad, en pacientes que presenten mala tolerancia 
clínica.
BIBLIOGRAFÍA
Bor DH. Approach to the adult with fever of unknown origin. UpToDate 2020.
De Witt S, Chavez SA, Perkins J, Long B, Koyfman A. Evaluation of fever in the emergency department. Am 
J Emerg Med. 2017;35(11):1755-58. 
Doblas Delgado A. Síndrome febril. En: Cota Medina JJ, coordinador.Medicina de Urgencias. Primera edi-
ción revisada 2019. Madrid; Editorial Médica Panamericana:2019.
Martínez Ortiz de Zárate M. Síndrome febril. En: González del Castillo J, Julián-Jiménez A, Candel FJ, coor-
dinadores. Manejo de infecciones en Urgencias. Tercera edición. Madrid; Editorial Médica Panamerica-
na:2018. p. 65-77.
Piqueras Martínez AN, Parejo Miguel R, Villarroel González-Elipe P, Julián-Jiménez A. Síndrome febril en 
Urgencias. En: Julián-Jiménez A, coordinador. Manual de protocolos y actuación en Urgencias. Cuarta 
edición (Reimpresión 2016). Madrid;SANED:2016. p. 633-46.
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS

Continuar navegando